martes, 28 de abril de 2015

Debaser - Pixies / We come running - Youngblood Hawke

Que sí, lo sé, que el tema de la gente que corre (tambien llamados runners) resulta cansino. Que hay (y no con falta de razón) quién está hasta los mismísimos de que les corten las calles de su barrio de manera periódica para la celebración de carreras. Que hay quién hasta no puede evitar sentir una cierta rabia por toda esta especie de moda que ha invadido las calles de gente con mallas y zapatillas.

Pero yo confieso. Soy (un poco, sin pasarse) runner. Sí, no lo negaré. Sin llegar a la obsesión, sin hacer de ello el pilar de mi vida ni el centro de conversación, sin mirar mal a quien no lo hace, sin proselitismos ni dogmas. Simplemente por la necesidad de hacer deporte por una cuestión física y su accesibilidad. Allá donde quiera, cuando quiera, sólo se necesitan un par de zapatillas, ropa cómoda y ganas de sudar un poco. Nada más. Tan simple (y barato) como eso. Quizás la clave para su triunfo.

Y os aseguro que una vez te pones en serio engancha. Porque todo son pequeños retos que sin darte cuenta vas pasando uno a uno. La satisfacción de comprobar como semana a semana el mismo recorrido lo consigues hacer en menos tiempo sin sudar una gota más ni tener más dolor de piernas que la vez anterior. O al revés, que en el mismo tiempo eres capaz de recorrer mayor distancia. Al alcance de cualquiera con un mínimo de ganas y una pizquilla de voluntad.


Y mientras tanto, subir a Montjuic al atardecer y correr por la Avinguda de l'Estadi con las montañas del otro lado recortadas sobre fondo naranja, quedar obnubilado por la inmensidad de la ciudad al bajar intentando no desbocarte en la curva de Santa Madrona. O directamente correr con toda la ciudad a tus pies, mar al fondo, siguiendo el recorrido de la Carretera de les Aigües. Y, si te atreves, meterte en la jauria de una carrera popular y que se te pongan los pelos de punta al ver calles inmensas normalmente atestadas de coches invadidas por miles de corredores. O dar la vuelta al Estadi Olímpic y sentir toda la emoción que viviste de pequeño viendo las olimpiadas por la tele.


Todo ello, como no podía ser de otra manera, acompañado de una buena banda sonora. Canciones rítmicas, electrónicas o guitarreras (o con ambos elementos), épicas, alegres y motivadoras. Que marquen tu ritmo y te dibujen una sonrisa, que te den la fuerza necesario cuando el físico empieza a fallar. Como estas dos canciones tan diferentes entre ellas como igualmente motivadoras. El mítico "Debaser" de Pixies que acompañó mi entrada y recorrido por el Estadi Olímpic hace pocas semanas en la Cursa de El Corte Inglés y esa "We come running" que siempre aparece en el random de mi mp3 cuando más la necesito.