martes, 29 de noviembre de 2011

She is clever - Laish

Ahora sí que dejamos de lado por una temporada las crónicas de conciertos, después de esta maratón, ya clásica de noviembre (porque ya es el tercer año consecutivo en que me sucede algo así), y poco a poco volvemos a la normalidad en el blog. Y como es martes, toca alguna novedad, así que aprovecho para presentaros uno de los descubrimientos que más me han llamado la atención estas últimas semanas. De hecho se trata de un auténtico flechazo, ya que al escuchar por primera vez la canción caí rendida a ella al segundo.

Sus responsables se llaman Laish y son un quinteto multiinstrumental procedente de Brighton. Su propuesta es un folk muy particular y complejo que bebe de diversas fuentes, lleno de diferentes instrumentos (violines, clarinetes y acordeón, entre otros), combinación de voces femeninas y masculinas y una notable influencia de la música popular. Lanzaron su álbum de debut el año 2010, han teloneado a gente como Grizzly bear o los mágicos Beach house, y vuelven el próximo año con su segundo disco, del cual esta canción es su adelanto. En ella se aprecia una evolución en el sonido de la banda, sonándome a una interesantísima mezcla entre Fanfarlo, Mumford & sons y si me apuras, algo de The swell season. Algo que va un poco más allá del pop simple y que resulta muy, muy interesante. Y la canción para mí fue absolutamente adictiva. Resto a la espera del disco completo, pero si os ha gustado, os invito a escuchar el primero desde su bandcamp, que suena también muy bien. Espero que os guste.



lunes, 28 de noviembre de 2011

Grown ocean - Fleet foxes

Aviso para navegantes (de este blog): diabéticos, absténgase de seguir leyendo (o haganlo de manera un poco diagonal). Porque lo siento mucho, pero creo que vuestra glucosa en sangre puede verse ligeramente aumentada tras leer las impresiones provocadas por el concierto de Fleet foxes anoche en el Auditori. Desde que voy frecuentemente a conciertos, pocas veces hasta ahora he repetido grupo, pero cuando supe que la banda de Robin Pecknold (alias "Robin de los bosques", por cortesía de Txarls) volvían a Barcelona después de su mágica actuación en el Primavera Sound de este mismo año, poco me pensé el volver a pagar para verlos, y menos aún teniendo en cuenta que era un lugar como el Auditori, de acústica impecable. Ese concierto realmente era difícil de superar, pero así fue, aunque la sensación general fuera en realidad muy diferente entre las dos ocasiones.

Tras encontrarnos, Txarls, Víctor, Uri (a quien tuvimos el privilegio de conocer en persona) y yo, fuimos hacia el Auditori y nos sorprendimos de ver una importante cola formada a más de dos horas de inicio del evento, que nos negamos en rotundo a hacer y la cambiamos por unas cervezas, aún a riesgo de no poder estar en primeras filas y tener que conformarnos finalmente con un buen lugar en primera fila del tercer piso, desde el cual también se veía y se oía estupendamente. La única lástima fue no poder estar en el concierto junto a JMHulme, Vanessa y Julia, que sí que tuvieron ánimos para colocarse en la cola y coger un sitio mejor en platea, y tener que conformarnos con intercambiar cuatro entusiastas impresiones tras acabar el concierto, apurando para no perder el último metro. Puntuales empezaron los teloneros, unos sosillos Vetiver, en un Auditori repleto de gente expectante de ver a los de Seattle. Que aparecieron también puntualmente en el escenario, empezando suavemente con la instrumental "The cascades", y dejándonos bastante claro, desde el inicio, que no iban a lucirse como grandes comunicadores sinó simplemente a ofrecernos su música de la manera más pura posible.

Alternaron temas de sus dos álbumes, tocando algunos que no escuchamos en Mayo, como uno de mis favoritos, "Bedouin dress", toda una emocionante sorpresa, y también "Sim sala bim", "The plains/Bitter dancer", "Your protector"o "Red squirrel/Sun it rises". Disculpad que no pueda enumerar ni todos los temas, ni su orden exacto. Para mi, dos de los momentos más emocionantes fue volver a revivir "White winter hymnal" seguida de "Ragged wood", en el cual las lágrimas volvieron a fluir como en mayo; y una maravillosa "The shrine/An argument" seguida de la íntima "Blue spotted tail". Antes del bis dejaron en el tintero algunas de las más esperadas, como "Montezuma", que finalmente no sonó y se echó de menos, pero en su lugar sonaron las bonitas "Lorelai" y "Blue ridge mountains" (que no podía faltar), acabando con la apoteósica "Helplessness blues", que volvió a ponerme los pelos de punta y hizo que unas leves (y ya disimuladas) lágrimas volveran a hacer acto de presencia.


Si en disco suenan fantásticos, en directo son aún mejores. Lo suyo es pura magia en el escenario, y aparte de eso, demuestran que musicalmente son impecables, que sus canciones van más allá del pop simple de desarrollo-estribillo-desarrollo-estribillo-coda-estribillo. No sólo eso, sinó que sus polifonías suenan celestiales; y lo mejor de toda su propuesta sobre el escenario es que combinan los momentos intensos y cañeros con otros más suaves e íntimos (en los cuales el público acompaña con un brillante silencio sepulcral), en una misma canción, pasando de unos a otros de manera magistral, al más puro estilo de las mejores interpretaciones de música clásica, lo cual los hace musicalmente aún más interesantes.

Podría hacer una analogía entre todo lo sentido anoche durante el concierto (y durante las horas posteriores) con el estar recién enamorado, en el inicio de un amor. Por mucho tiempo que haga que no siento nada similar, no me es difícil recordar lo que era, y menos aún compararlo con las sensaciones vividas durante la hora y media de recital. Porque cuando estás enamorado te encuentras en una nube de la que no quieres que te bajen por nada del mundo. Te evades y pierdes la cabeza, te olvidas de tu entorno, te dejas llevar por la otra persona, te sumerges en ti mismo y tus propios pensamientos. Quieres que no acabe nunca, que ese torrente de emociones no se agote. Lloras, ríes y lo sientes todo a la décima potencia, pero sientes una cierta vergüenza si los demás lo notan demasiado. Ya puede acabarse el mundo a tu alrededor que todo te da igual, que no te das cuenta de nada más; como ayer al acabar el concierto y abrieron las luces, que caí de repente en la cuenta del frío que hacía en la sala.

Acompaño esta crónica con la canción que escogieron antes de ir al descanso previo al bis, la que se encarga de cerrar el segundo disco, una de las mejores del mismo, que casi que resume toda la esencia de esta banda que se está ganando cada vez más un lugar en mi podio personal de mis bandas favoritas, si es que no lo tiene ya ganado. Porque sus canciones y el recuerdo de lo vivido en su directo pervivirá en mi mente varios días. Que la disfrutéis.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Guspira, estel o carícia - Mishima

Después de dos días de entradas tan largas, toca una breve, como breve es la canción que la acompaña. El gran JMHulme desde su blog ha acuñado un magnífico término musical para aquellas perlitas que duran menos minutos de lo habitual: chupitos musicales. Imposible encontrar un título mejor para canciones como esta que hoy paso por aquí. Un término que por un día tomo prestado, con su permiso (o al menos el obtenido, en su nombre, por la simpática Vanessa, su compañera de hazañas bloggers), aunque no sé si la canción en si será mucho de su agrado.

Ya sabéis que Mishima, esta banda barcelonesa que canta en catalán, es una de mis favoritas, una de mis debilidades. Y curiosamente nunca pasaron por aquí en otoño, que es cuando más pegan sus canciones. Canciones que nunca me canso de escuchar, y que disfruto especialmente paseando por esta fantástica ciudad en la que vivo, cualquier atardecer o noche de cualquier época del año. Perdida por los callejones de Ciutat Vella o de Gracia, al lado del mar, pero especialmente inmersa en la cuadrícula perfecta de las calles del Eixample, entre tiendas de flores, balcones modernistas, bares de todo tipo y mucha, mucha gente circulando para todas direcciones. La intensa vida de una ciudad que nunca duerme.

Y para ello, un auténtico chupito musical, una delicia de un minuto y poco más, pero suficiente para que nos deje huella. Una de mis favoritas de su repertorio, procedente de su fantástico último disco, "Ordre i aventura", del año 2010. Espero que os guste.



Canciones anteriores:
- La tarda esclata
- Qui n'ha begut


miércoles, 23 de noviembre de 2011

Grounds for divorce - Elbow

Acabo esta primera tira de crónicas de conciertos (que se verá continuada la semana que viene) intentando rescatar de mi memoria las sensaciones vividas el pasado domingo viendo a la banda británica Elbow en la sala Apolo de Barcelona, sin duda una de las mejores salas de concierto de la ciudad. Mi melómana amiga Lídia los vio este verano en el FIB sin casi conocer ninguna canción y salió entusiasmada, insistiendo en que no me los perdiera por nada del mundo. Y he de decir que no le falta razón, porque lo que pude vivir el domingo con esta gente fue algo alucinante.


Porque fue uno de esos conciertos en los que, desde el primer momento, estás metido hasta la médula. Parte de culpa la tiene la interpretación perfecta de los temas, que suenan enérgicos y potentes los que así tienen que ser, e íntimos y delicados los más lentos, con unos músicos en estado de gracia, esa voz tan bonita de Guy Garvey (que sí, que al final acabó encantándome, reticente a ella que era cuando los descubrí) en su máximo esplendor y un acompañamiento de cuerdas compuesto por dos violinistas que sonaron fenomenal, en su justo volumen para completar las canciones. Pero la otra parte de la culpa la tiene el grandísimo carisma del cantante, pura energía (aunque no sé yo si el desfile de vasos con sospechoso contenido etílico ayuda), pura simpatía y puro desparpajo, ya que no paró de dirigirse al público en ningún momento, haciéndolo partícipe en todo momento del show. Un público que demostraba la gran popularidad que tienen en Reino Unido, ya que diría que un 30% de los asistentes eran británicos. Todos estábamos allí dándolo todo sin ningún esfuerzo porque ellos así nos lo pedían, no podía ser de otra manera.


El repertorio estuvo basado casi exclusivamente en sus últimos dos discos, el "Seldom seen kid" del año 2008 y el "Build a rocket boys!" del presente año, quizás el único fallo del concierto, ya que esperábamos escuchar algún que otro de los anteriores, como "Fallen angel" o "Ribcage". Pero aparte de eso, la selección no pudo ser mejor, ya que no faltaron ninguno de los que yo deseaba escuchar. Empezaron con el que abre su último disco, "The birds", y fueron desfilando, de manera alternada entre los dos discos, mi favorita, "Mirrorball", "Bones of you", "Lippy kids", "Dear friends", "The river" y "The night will always win" en el momento íntimo al piano de la noche, o la preciosa "Weather to fly" que tuve ayer todo el día en la cabeza, cuyos coros de acompañamiento fueron cantados por el público bajo la atenta dirección de Guy Garvey. El colofón vino de cara al final, cuando se marcaron una épica "Open arms" en comunión con el público previa al bis, para volver a salir a lo grande, todos ellos con una trompeta para iniciar la increíble "Starlings", rememorar una del disco anterior al "Seldom seen kid" con "Station approach" y acabar a lo grande, con el tema que todos esperábamos, grandiosos sonaban los violines con las primeras notas de la más épica aún "On a day like this", para hacernos después enloquecer con su melodía, sus coros y su conjunto sonoro. La guinda perfecta para un concierto perfecto.


Uno de los momentos que recuerdo con más cariño, fue el primer subidón del concierto, con otra de mis favoritas del "Seldom seen kid", "Grounds for divorce". La canción vino tras una interacción curiosa del cantante con el público, a raíz de la presencia de un niño de unos 11 o 12 años a los hombros de su padre cantando a pleno pulmón todas las canciones (aquello que todos pensábamos "si algún día tengo un hijo, quiero que sea así"). El cantante se dirigió a él, le preguntó su nombre (como no podía ser menos, el chavalín era británico), e hizo corearlo a todo el público con una melodía inventada, que poco a poco fue enlazando con los coros de esta canción, que sonó soberbia en directo, enérgica en esas guitarras y épica en los coros. Al acabar la canción, hizo pasar las baquetas que usó para tocar la percusión al chico, diciéndole que cuando fuera mayor formara una banda. Toda una demostración de simpatía y buena sintonía con el público.

Poco más puedo contar del concierto, que duró ni más ni menos que 1 hora y tres cuartos, que se dice poco. Me queda sólo enlazaros la excelente crónica de mi inigualable compañía en el concierto, Txarls, que completa todo lo dicho en estas líneas.

martes, 22 de noviembre de 2011

Instead - Madeleine Peyroux

Siguiendo la tónica semanal de salirse de la estructura habitual del blog, se antoja ideal para acompañar estos días otoñales continuar la semana con algo de jazz y ofreceros la prometida crónica sobre el concierto de Madeleine Peyrous. El jazz es mucho más de lo que nos podemos imaginar a primera vista. Una profana absoluta del género, como soy yo, se lleva al enfrentarse al mismo en concierto, muchas sorpresas. Como las que viví el jueves pasado con esta cantante procedente de Athens, Georgia, en un marco incomparable, el modernista Palau de la Música, en palabras de la propia cantante "the most beautiful theatre in the whole world", a lo que yo no tengo más que añadir, aparte de darle toda la razón.


Apareció en escena toda natural, acompañada por cuatro excelentes músicos, un teclista/pianista, un guitarrista, un bajo y un batería, que fueron la guinda a su recital. No paró de dirigirse al público en todo el concierto, explicando algunas de sus canciones e intentando decir alguna que otra palabra en español o catalán, resultando de lo más simpática. Pero carisma aparte, durante la hora y media de concierto nos ofreció una demostración más que sobrada de que estamos ante una de las mejores voces de la actualidad. Porque es sencillamente mágica. Si lo resulta en disco, en directo es algo difícil de describir. Y más teniendo en cuenta que improvisa y modifica las melodías de sus canciones, jugando con las mismas y desafiando en todo momento su voz, sonando deliciosa. Y más aún acompañada de una excelente banda, a la que dejaba en cada canción un momento para la improvisación, para su lucimiento, que hizo del concierto una auténtica experiencia. Y es que nos dejó muy claro (al menos a mí, que no estoy muy hecha en este tipo de recitales) que el jazz es, sobretodo, improvisación, que lo que sale en un momento determinado quizás no se vuelve a escuchar en otro, que cada minuto musical es único e irrepetible. Algo que volví a experimentar anoche acudiendo a una deliciosa sesión de jazz en un local barcelonés.


En cuanto al repertorio, muchos temíamos que se focalizara en su último disco, un poco más arriesgado que los anteriores y menos jazz, pero nos llevamos la segunda sorpresa de la noche al comprobar que focalizó casi todo su repertorio en el "Careless love", su disco más mítico, aunque también sonaron canciones del resto de disco y unas dos o tres del nuevo. Parece saber lo que la gente quiere escuchar, y es un detalle por su parte, ya que se trataba de un concierto para una gran audiencia, y no sólo para fans en un lugar pequeño. Sonaron "Between the bars", "You're gonna make me lonesome when you go", la esperadísima y celebradísima versión de Leonard Cohen de "Dance me to the end of love", una de sus mayores delicias, "Careless love" o "Don't cry baby", por nombrar algunas que reconocí del "Careless love". Sonó también, en uno de los momentos más bonitos del concierto, en el cual los cuatro músicos se acercaron a ella, la preciosa "La Javanaise" de Serge Gainsbourg. Me es difícil acordarme de todas las canciones que sonaron, en parte porque no controlo al completo su discografía, en parte porque me falla la memoria después de tantos días.

Pero la que no olvido es esta con la que acompaño la crónica, la encargada de abrir su penúltimo disco, "Bare bones", del año 2009, escrita por ella. Una canción positiva y alegre, que sirvió para acabar el concierto, antes del bis, por todo lo alto, y que fue de las que más me emocionó escuchar. Una de esas canciones con sabor a jazz antiguo, que me hacen recordar que fue Woody Allen con la música de sus películas el que hizo que me gustara este tipo de música. Os dejo con la versión del disco, y una versión en directo en un programa de televisión norteamericana, que os puede ayudar a haceros una idea de lo que comentaba de sus improvisaciones en directo. Espero que os guste.



lunes, 21 de noviembre de 2011

Sur le fil - Yann Tiersen

Quiero hoy hacer un paréntesis, salirme de la estructura del blog y aplazar las crónicas de los maravillosos conciertos de Madeleine Peyroux y Elbow que he visto estos días, intentar olvidar (aunque sea imposible) los desastrosísimos resultados electorales, para dedicar esta entrada a una amiga mía. Me disculparéis porque lo haga, ya que es algo que no suelo hacer por aquí, pero la ocasión creo que lo merece y la persona en sí, aún más. El pasado viernes recibí la triste noticia de que una de mis mejores amigas de Palma había sufrido una pérdida familiar muy, muy dolorosa, uno de esos trámites que uno pasa en algún momento de la vida, pero que si te engancha joven es aún más descorazonador si cabe.

Va para ella esta preciosa canción del músico galo Yann Tiersen, una de mis debilidades. Breve, sencilla pero intensa, en su versión en directo con el violín. Ese violín que las dos tocamos, aunque quizás no seamos capaces de llegar a interpretar algo así. Un violín solitario, que empieza dulce pero melancólico y se vuelve desgarrador de cara al final, enérgico, ideal para desahogarse y sacar todo lo que uno lleva dentro. Y tras ese desahogo mirar adelante y continuar, porque por muy duro y difícil que sea, la vida sigue adelante. Por tópico que suene, por fácil que sea de decir desde fuera, es lo que nos queda, sobretodo si se es joven y aún hay tantas cosas por vivir. Porque el recuerdo ahí quedará siempre, el legado que esa persona dejó sobre nuestra personalidad nunca morirá, y porque alrededor siempre queda gente con la que hablar, con la que pasar el tiempo, con la que compartir cosas, a las que amar. Y ayuda saber que tienes todo el apoyo de amigas que, aún con un charco por enmedio, van a estar ahí para lo que necesites, o al menos lo intentarán. Nineta, ja saps que t'estim molt.

En cuanto a la canción, procedente de "Le phare", su tercer disco, del año 1998, aparece también en su versión en piano en "Amélie", pero es interpretada en sus directos tal y como la escucháis, constituyendo el momento clave y más importante de los mismos. Algo alucinante, os lo aseguro.



Canciones anteriores:
- Les jours tristes
- Comptine d'une autre été

jueves, 17 de noviembre de 2011

Replicate - Fanfarlo

Finalmente escribo la crónica prometida, más que nada para que no se me acumule la faena de cara al lunes, que será mucha y sufro el peligro de que mi memoria acabe mezclando recuerdos y haciéndomelos confundir. Estoy como en una especie de festival de música personal, ya que en menos de una semana disfruto de tres conciertos completamente diferentes entre ellos, dando lugar a un festival personal de lo más ecléctico.

El primero de todos ellos ha sido Fanfarlo, esa banda inglesa a medio camino entre Beirut y Arcade fire, que debutaron hace cosa de dos años y el que viene publicarán su segundo disco. Curiosamente, tras haber sacado dos adelantos, hacen una mini-gira por España antes de publicarlo, por lo que todos los que íbamos al concierto nos imaginamos que tirarían bastante de nuevos temas desconocidos, lo cual de por sí es un riesgo.  Pero pasó algo muy curioso, y es que finalmente casi que disfruté bastante más de los desconocidos temas nuevos, que realmente sonaban de maravilla, que de los antiguos ya conocidos. Por lo que parece, el segundo disco puede ser muy bueno, casi al nivel del primero, aunque quizás sólo fuera una impresión del propio directo y después en disco la cosa quede en nada, o que el conjunto no sea tan redondo.

Del "Reservoir" cayeron un buen número, las más esperadas, las más míticas. Una ligeramente fallida "I'm a pilot", las preciosas y correctas "Finish line", "Comets" y "Ghosts", una enérgica "Luna" que sonó increíble en su instrumental final, una desaprovechada "The walls are falling down" con la que acabaron el show, pero sobretodo una impresionante y sorprendente "Harold T. Wilkins, or how to wait for a very long time", una canción en la que nunca me fijé en disco pero en directo me resultó de las mejores. No deja tampoco de resultar curioso que aquellos temas más esperados por mí, mis favoritos, en directo no me llegaran tanto, mientras que otros (dentro de unos márgenes, porque me encanta el disco entero) en los que había parado menos atención finalmente los disfrutara mucho más.

Lo visto anoche me dejó buen gusto de boca, me pareció un buen concierto, disfruté, pero he de deciros que no está entre los mejores directos que he visto. A mi juicio, tienen un enorme potencial instrumental, con un violín, un saxo y una trompeta, que en directo son menos lucidos de lo esperado, yéndose fácilmente por la vía rápida, los teclados, perdiendo un tanto de la magia del disco. De hecho, para mí, los mejores momentos del concierto fueron los deleites y las improvisaciones instrumentales. Pero a canciones como "The walls are falling down" les faltó esa enorme y fantástica carga instrumental presente en la grabación en disco, quedando un poco descafeinados en directo. Aunque cierto es, como comentaba mi grandísimo amigo Txarls, con quien compartí esta experiencia, que es relativamente fácil que ocurra algo así en bandas con discos tan cuidados a ese nivel pero que no son suficientes en escena como para defenderlo tal cual, y me resulta comprensible y meritorio, ya que es realmente difícil. Así que considero que quizás les quede bastante por aprender a estos chicos de cara al futuro si corrigen estos detalles, pero que creo que finalmente lo conseguirán, porque el potencial que tienen es enorme, y sigo pensando que son una gran banda.

Aparte de los momentos instrumentales, para mí uno de los mejores momentos fue justo el principio del concierto, cuando tocaron "Replicate", el primer adelanto de lo que será su próximo disco. Un tema un tanto desconcertante, arriesgado, que suena como si el genio de Owen Pallett les hubiera echado un cable, pero maravilloso, que si te engancha resulta verdaderamente adictivo, como me sucedió a mí al conocerlo. Un tema que en directo sonó fantástico, más sencillo, pero justo con los elementos que necesitaba, no más. Y es que una de las claves del mismo está en el violín, ese violín que quizás podría haberse lucido más durante el concierto, pero que en esta canción sonó de maravilla. Con ella os dejo, ahora sí, hasta el lunes, esperando que le deis una oportunidad a esta canción y compartáis que os parece.





miércoles, 16 de noviembre de 2011

Sexy boy - Air

Ayer por la noche tuve una experiencia muy bonita, difícil de explicar y de haceroslo entender. Gracias a mi amiga Lidia, que había conseguido las invitaciones y tuve el privilegio de ser la persona escogida para acompañarla, estuve en el exclusivísimo Círculo del Liceu, un lugar precioso que te hace sentir como si hicieras un viaje atrás de 150 años. El motivo era acudir a una charla de Ramon Gener, un cantante de ópera que hace un programa interesantísimo y muy ameno sobre ópera en Canal 33, adecuado para todos los públicos y en un formato muy moderno. Aunque me encanta la música clásica, la ópera no es que sea mi género favorito, pero el programa en sí me gusta muchísimo. La clave del mismo está en las habilidades como comunicador del presentador, y fue una gozada escucharlo. Porque esas mismas habilidades fueron demostradas con creces al explicarnos una pieza de música clásica contemporánea, que para que os hagáis una idea os puedo decir que es de esas cosas que cuestan mucho de escuchar, y hacernosla entender y ver de otra manera. Una de las cosas más interesantes que comentaba, respecto a la misma, y haciendo un paralelismo con la música moderna, era el hecho de la necesidad de abrir nuestros oídos a cosas extremas, de darles al menos una oportunidad, para al menos juzgar si nos gustan o no.

Ya sabéis que no soy la persona más adecuada de hablar sobre ello. En algunos géneros, como la electrónica, hay cosas que se me hacen dificilísimas de digerir, incluso de darles una oportunidad. Me cuesta y creo que me seguirá costando siempre, aunque intentaré al menos dar una oportunidad a todo aquello que, de primeras, pueda costarme. Por ello me vino a la mente un popularísimo tema de la banda francesa Air, de su mítico "Moon safari" del año 1998, al que finalmente acabé claudicando de adolescente, reacia como era (y sigo siendo) a sonidos electrónicos. Un tema y una música que de primeras rechazaba, pero que por una extraña razón pasó a gustarme muchísimo y a convertirse en una de las canciones de mi adolescencia. Por su poder evocador, su sensualidad y la sensación de calma que transmite, se me antojaba por entonces y se me sigue antojando ideal para acompañar días lluviosos y noches otoñales como estas que estamos teniendo. Así que se unió climatología, recuerdo y experiencia vivida anoche poniéndome en bandeja esta canción.

Me esperan días muy, muy movidos, entre conciertos de los que prometo crónica y visita de mi madre, y aún no sé si podré escribir o no. Quizás quede aparcado el blog hasta el domingo, quizás hasta el lunes, o quizás mañana me de tiempo a escribir crónica del concierto de Fanfarlo, ya lo iré viendo. Por ahora, os dejo con este tema, que espero que disfrutéis.



Canciones anteriores:
- My playground love

martes, 15 de noviembre de 2011

Into the wild - Cascadeur

Iba a seguir con la tónica movida de ayer, aunque por otro ángulo, pero no puedo. Tal y como si de una montaña rusa se tratara, este estado personal de paz e incipiente felicidad no para de contrastar con un aluvión de tristes noticias a mi alrededor, muy similares y siempre ajenas, pero relativas a gente muy cercana, en estos últimos casos que afectan a amigos míos. No volveré con más monsergas sobre el dolor ajeno y todo aquello que expuse el pasado viernes, pero sólo quiero expresar mi sentimiento de impotencia, de "No puedo más", por algo de lo que nadie, absolutamente nadie, tiene ninguna culpa. Quizás es una (otra) señal de que me hago mayor y de que debería empezar a acostumbrarme a este tipo de cosas a mi alrededor, algo que creo que me costará horrores y no sé si conseguiré algún día.

Como la cosa hoy va de descubrimientos, como cada martes, el estado de ánimo y el clima resulta ideal para presentaros una de las cosas más deliciosas que han caído en mis oídos estas últimas semanas. Un misterioso cantante francés llamado Alex Longo, que por ahora se niega a enseñar su rostro y aparece públicamente cubierto en una especie de casco intergaláctico, y que nos ofrece una propuesta de pop muy dulce y relajado, con una voz de lo más particular, de esas que al principio cuesta discernir si es femenina o masculina. Una propuesta con la que ha elaborado un fabuloso disco de debut, llamado The human octopus, publicado este año, llena de canciones delicadas acompañadas de una preciosa atmósfera de suave electrónica, cuerdas, vientos y piano, dando lugar a un resultado casi mágico, evocador. Música para calmar el alma, para dejarse llevar, para cerrar los ojos y no pensar en nada, sólo dejarse envolver por la misma. Os dejo con la canción que abre el disco, que me encanta, con la versión del álbum y otra en directo, en la que podréis apreciar todo lo que os he comentado. Espero que os guste.











lunes, 14 de noviembre de 2011

Fille à plume - Malajube

Aviso que vengo muy, muy cañera este lunes. No preguntéis por qué, pero vengo de muy buen humor, feliz y con ganas de algo guitarrero y un punto machacón. Porque me espera una gran, grandísima semana, con tres esperadísimos conciertos y la visita de mi madre, a quien tengo ganas de enseñar mi nuevo piso y que llevaré con toda la ilusión del mundo al precioso Palau de la Música a ver a Madeleine Peyroux. A todo ello se une bastante faena, como casi de habitual, y después de este variopinto fin de semana, en el que he visto más claro que nunca que no hay nada como estar rodeada de buena gente para olvidar y superar todo el drama que viví el pasado viernes por la tarde, necesito energía para poder acaparar todo y no caer agotada en ningún momento.

No se me ocurre nada mejor que este trallazo de la banda francófona canadiense Malajube para un día como hoy. Porque sí, es un día gris, otoñal y amenazante de lluvia, tal como ayer, pero incluso los días grises tienen canciones cañeras que le vayan a la perfección, curiosamente las que componen el primer disco de este grupo, del cual ya desgrané uno de sus temas principales hace ya bastante tiempo. Con dos partes muy diferenciadas, quizás a primera escucha resulta un tanto estruendosa, pero si le dais una segunda oportunidad quizás os dejéis llevar por toda su energía, porque es genial. Espero que os guste y que tengáis una buena semana.



Canciones anteriores:
- Montréal a -40ºC

viernes, 11 de noviembre de 2011

Several shades of why - J Mascis

Qué injusta que es la vida a veces sobre algunas personas. Buena gente, que no hace ningún mal a nadie, que vive el día a día, disfruta, sufre y ama, que quieren y son queridos. Y de repente un día, sin esperarlo, sufren la pérdida repentina de alguien muy importante sin esperarlo de ninguna manera. El dolor es incalculable, difícil de imaginar de verdad, aún más difícil de consolar. Unos hijos jóvenes, de alrededor de mi edad, incrédulos e inconsolables ante lo sucedido; una esposa destrozada y obligada a canalizar el dolor y aguantar el tipo delante de todos; una familia unida entera hundida en el llanto, en la resignación. Qué impotencia se siente al ver que son gente muy cercana a ti y que no puedes hacer mucho más que mostrar tu apoyo, tu cariño y tus condolencias. Y qué dolor sientes tú especialmente por esos chicos ante la muerte repentina de un padre demasiado joven para morir, cómo se te cae el mundo al suelo al hablar con ellos por teléfono y darles la condolencia, al verlos, obligada como estás, en parte, a mantener la compostura y dejar que sean todos ellos los protagonistas de la ceremonia del dolor.

Quisiera acompañar ese dolor cercano con alguna canción, y rebuscando entre mi carpeta de música me topé con esta delicia de J Mascis, cantante de Dinosaur Jr., y se me antojó ideal para hacerlo. Sin ser una canción especialmente triste, su tranquilidad y sobretodo ese melancólico violín que presente toda la canción y que se encarga de acabarla pueden ser buenos acompañantes para un sentimiento así. Un tema incluso curativo, sereno, que invita al llanto pero también al recuerdo y a la memoria, a la esperanza, a seguir adelante, a aprender a vivir con ello. Con él, mando un abrazo muy fuerte a todos ellos, a la vez que os ofrezco una preciosa canción para un día triste y soleado como este. Espero que os guste.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Número nadie - Hola A Todo El Mundo

Por una extraña razón, quizás provocada por el hecho de no poder llevar los auriculares en esos momentos, cuando voy en bicicleta por Barcelona me entran unas ganas tremendas de ponerme a cantar. De hecho, muchas veces lo hago, en voz bajita y como para mis adentros, aunque seguro que más de uno se giró en algún momento pensando de donde viene ese deforme susurro melódico. Suelo seguir aquello último que venía escuchando antes de coger la bici, o lo que tenga en la cabeza ese día. La mayor parte de las veces simplemente tarareo, si no conozco o no recuerdo la letra, aunque otras hago un mix entre lo que recuerdo y lo que no, tanto en español como en inglés. A pesar de que no tengo demasiados problemas con el inglés, me es más fácil memorizar canciones en español, por lo que cuando topo con algo en español que me encanta, es un placer poder pasar la barrera del tarareo sobre dos ruedas, esperando que poca gente más me escuche. Y es lo que me sucedió ayer por la tarde con esta banda.


Curioso nombre el de la misma, como curiosa es su propuesta musical. Procedentes de Madrid, son una de esas formaciones multitudinarias y multiinstrumentales con un estilo realmente difícil de definir. A medio camino entre el folk coral y el pop más dulce y sencillo, con elementos de experimentación instrumental, tradicional y electrónica, la sensación general que nos transmiten sus temas es un innegable buen rollo. Música no comercial mucho más allá de la simple etiqueta, por lo que quizás no resulten fáciles de asimilar para todo el mundo, y pueden parecer incluso ridículos para según quién, pero a mí no sé qué tienen que me han atrapada por completo. Aparecieron el año 2008 cantando en inglés, publicando su primer disco dos años más tarde. Pero en su último EP, "Estela castiza", de este año, cambian de idioma y se pasan al español. Y del mismo, un pequeño álbum lleno de matices, experimentación y buenos sentimientos, procede esta canción, la que me los hizo conocer gracias a la radio hace un tiempo. Un precioso tema que me pone de muy buen humor, con dos partes muy diferenciadas, coral la primera y guitarrera con garra la segunda.  Uno de esos que ganan y enganchan con las escuchas, si os dejáis llevar por el mismo, a ver qué os parece.

 

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Destiny - Zero 7

Empiezan los días de recogimiento, de ganas de volver a casa después del trabajo y cobijarse bajo la manta, de salir del trabajo cuando ya es de noche y ver que poco o nada más puede ofrecer el día, aunque sólo sea una sensación. Es Noviembre, el mes de la melancolía por antonomasia, el mes gris, de la lluvia, de las tardes cada vez más oscuras, de los primeros fríos, el mes en el que el otoño nos va meciendo suavemente para que el frío invierno nos encuentre aclimatados, instalados en su tranquila dinámica. Como he dicho muchas veces por aquí, de adolescente era una auténtica fanática de estos días, con los años revertí radicalmente esa tendencia; pero este año parece que por fin me estoy reconciliando con ellos, porque la perspectiva de los mismos me está resultando incluso apetecible. Quizás sean todos los cambios que han sucedido en mi vida, o quizás el hecho de que parece que por fin, después de muchísimo tiempo, más del que pensaba, parezco haber encontrado una cierta paz interior; sí, tan cursi como suena.

Me apetece rescatar una de esas canciones confortables que me acompañaron hace muchos otoños, y de repente mi memoria se posó sobre una que formó parte de la banda sonora de mi primer Noviembre universitario. Ya habían pasado los primeros días y la broma ya dejaba de serlo, empezaba el trabajo duro, las tardes de prácticas hasta el anochecer, pero también las primeras complicidades, las primeras amistades, el volver a casa en autobús de noche y mirar por la ventana las luces de la ciudad, de los coches en la carretera, todos con ganas de volver a la calidez del hogar. Y para acompañar momentos como esos, esta tranquila canción, que años después sonó de manera cansina en las promos de tv1, y que he tardado años en volver a escuchar y reconciliarme con ella, redescubriendo en ella una canción que me transmite una aplastante sensación de comodidad, de bienestar. Del disco de debut de la formación británica de downtempo Zero 7, un tema del año 2001, su canción más asequible, disfrazada de sutil electrónica pero apta para todos los paladares, con un resultado plácido y agradable. Espero que os guste.

martes, 8 de noviembre de 2011

Nashville - Noah Gundersen

Amantes del country folk cantado por voces masculinas, os invito a pasar por aquí hoy porque la propuesta que traigo os puede gustar. La verdad es que este tipo de folk es apto para casi cualquier tipo de día, fácilmente adaptable. Sirve de cobijo en días fríos y lluviosos, de calma en tardes y noches de verano, de tranquilo despertar en soleadas mañanas. Los días en que necesitas un poco de caña mejor alejarse de él, en otros determinados momentos parece que el cuerpo te lo pide. Lo que hoy os presento no es nada que no se haya escuchado antes, ni tan sólo una voz particular, en realidad podríamos decir que se trata de otro cantautor country folk, sí. Pero qué más da cuando tiene canciones tan bonitas como la que he seleccionado, cuando igualmente consigue hacerte sentir algo muy profundo con ellas.

Se trata de un cantautor norteamericano procedente de un grupo llamado The courage, que en esta ocasión se lanza en solitario y con la colaboración de su hermana para ofrecernos un EP llamado "Family", publicado este mismo año y que podéis escuchar entero en su bandcamp. Siete temas íntimos, para escuchar con detenimiento y sin prisas, mas tranquilos y folkies unos, más cercanos a la americana otros; con su voz acompañada de su guitarra y del violín de su hermana. Pero de ellos me quedo sin duda con este, por su dulzura y la sensación de bienestar que me produce escucharlo una y otra vez. Con ese violín tan presente que nos translada a desolados paisajes de road movie americana, que nos hace sentir pasar el tiempo a nuestro alrededor sin casi darnos cuenta. Os dejo con la versión que encontramos en el EP y también con una en directo, muy bonita. Espero que os guste.

 

domingo, 6 de noviembre de 2011

Just like honey - The Jesus and Mary chain

Cambio entrada enérgica de lunes por entrada tranquilita de domingo por la noche, acorde con el fin de semana lluvioso y extremadamente tranquilo que he tenido, espero que no os moleste, pero el cuerpo me lo pide. Porque señores, me debí traer de Madrid un buen resfriado en la maleta que me transformó la ligera afonía que sufría el miércoles en una auténtica voz de Manolo el camionero fumador. Viendo mi estado de salud y el panorama, con la perspectiva de fin de semana lluvioso y gris y mi necesidad de descansar, decidí pasar estos dos días recluída en casa, algo muy extraño en mí y que me ha sorprendido por no haberme molestado en absoluto, ya que lo he disfrutado mucho más de lo que esperaba. Quizás sea por esta casa tan grande y acojedora en la vivo actualmente, que invita a quedarse en ella sin agobios, o por la época del año, o probablemente por lo molesto que me resulta salir de casa cuando llueve, mediterránea como soy. 

Y el fin de semana tranquilo acaba, como no podía ser menos, en una noche tranquila de domingo, no muy fría y ya habiendo dejado de llover, pero envuelta de melancolía otoñal, de languidez. Un ambiente ideal para un clásico que conocí gracias a su aparición en el final de "Lost in translation", que ya sabéis que es una de mis películas favoritas y de la que ya presenté dos de las canciones de su espléndida banda sonora en esos viernes cinematográficos que había en el blog en sus inicios y que tendría que reemprender algún día. Una banda que muchos de vosotros domináis y que sí, que posiblemente tiene mejores temas, de hecho todos los que conozco me encantan, con ese estilo rock relajante que ha servido de inspiración a tantas bandas actuales. Pero este tiene algo muy especial, no sé si por el recuerdo del final de la película o por la canción en sí, pero siempre me ha transmitido muchísimas cosas, disfrutándola especialmente en noches como esta. Pertenece a su disco de debut, "Psychocandy", del año 1985. Atención a las pintas del vídeo, porque no tienen desperdicio. Espero que os guste.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Where'd all the time go - Dr. Dog

Adicción. Ya sabéis todos los que pasáis por aquí, melómanos como sois, lo que se siente al quedarse atrapada a un disco. No hablo de una canción, algo que es fácil que nos pase. Hablo de un disco completo. Y no tiene porque ser nuestro favorito para toda la vida, simplemente que en un momento determinado lo escuchemos y sintamos el deseo irrefrenable de volverlo a hacer una y otra vez, corte a corte. De volver a sentir lo mismo una y otra vez, las bajadas y subidas, los ritmos, las canciones más movidas y las más lentas, de principio a fin. Algunas veces son adicciones pasajeras de las que te olvidas al cabo de un tiempo, otras se convierten en los discos de tu vida. Y esto no lo sabes hasta pasado un tiempo.

A raíz de un comentario de nuestra amiga Royaleconqueso, en tregua blogger pero que sigue asomando la cabeza por aquí a menudo con simpáticos comentarios, recordé un disco que había escuchado varias veces y que me había encantado, pero al que no le había dado demasiada coba. Se trata del "Shame shame" de Dr. Dog, del cual posteé hace ya bastantes meses una de sus canciones, "Unbearable why", al conocerla y engancharme a ella gracias a la radio. Por una extraña razón que desconozco, pasé hace una semana todo un día entero escuchando el disco una y otra vez, descubriendo que es de esos en los que no falta ni sobra ni un sólo tema. Aquello que popularmente se conoce como un buen disco, un disco redondo. He de confesaros que aún no he escuchado ninguno más de la banda, pero ese sonido sesentero/setentero tan variado, con tintes pop, rock y soul, me resulta tremendamente irresistible.

Y como suele suceder en estos casos, difícil escoger una sola canción. Esas escalas de guitarra de la inicial "Stranger", la elegancia de "Shadow people", el ritmo de "Later", la tranquilidad nostálgica de "Shame shame" o la inocencia de la tierna "Mirror, mirror" son más que destacables. Pero finalmente me decanto por una opción cien por cien personal y me apetece ofreceros el quinto corte, titulado "Where'd all the time go", una canción tranquila y encantadora, que tira de deliciosos coros al más puro estilo Beatles, estalla en un intenso estribillo y acaba a lo grande, con un guitarreo. Una de esas canciones para escuchar mientras ves el tiempo pasar a tu alrededor, con una sonrisa en los labios y pensando en todas las cosas buenas que hay en tu vida. Os dejo el enlace de Grooveshark para que podáis disfrutar el disco entero. Espero que os guste.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Ugly love - Eels

Parece que el blog tenía tan pocas ganas de volver a la realidad como su autora, llegando la entrada que tendría que haber sido para ayer hoy. Y es que la vuelta ha sido durilla, de aquellas veces en las que "no quieres volver a casa", porque podría decir que estos días por Madrid han sido los que más he desconectado en mucho tiempo. Días en los que me han hecho descubrir que es una gran ciudad a los pies de la cual me he acabado rindiendo, esa segunda oportunidad que le debía la aprovechó con creces. Días llenos de charlas de horas y horas que se han traducido hoy en una ligera afonía que hacía tiempo que no sufría por causas similares, de bonitos paseos, de cervezas y fantásticos bares encadenados, de no parar de conocer a gente majísima. Con la excusa de hacer una especie de reunión de algunos de los que nos habíamos juntado en el pasado Primavera, nos encontramos amigos que pululan por aquí como Txarls, Lapor y Viola, anfitriona increíble esta última, en casa de la cual nos alojamos y nos hizo sentir como si estuviéramos en nuestra propia casa. Ya se sabe que lo mejor de todas estas cosas, como siempre, es haberlas compartido, más aún con esta gente, y quedarse con una perspectiva de no tardar en repetir la experiencia.

Como era de esperar, han sido también días muy musicales. Casi nunca faltó música estando en casa, y como no podía ser menos, la canción que hoy apareciera por aquí tenía que ser una de las que sonó, y les di a ellos la opción de elegirla porque así tenía que ser. Y se decidieron por este precioso tema que escuché ayer toda la mañana varias veces para acompañar esa tierna nostalgia de hechos recientes. Una canción tranquila, reposada y dulce, con esa voz tan característica de Mr. E acompañada de un suave piano, música ideal para acompañar instantes como estos y recordar los mejores momentos. Espero que os guste.