Adicción. Ya sabéis todos los que pasáis por aquí, melómanos como sois, lo que se siente al quedarse atrapada a un disco. No hablo de una canción, algo que es fácil que nos pase. Hablo de un disco completo. Y no tiene porque ser nuestro favorito para toda la vida, simplemente que en un momento determinado lo escuchemos y sintamos el deseo irrefrenable de volverlo a hacer una y otra vez, corte a corte. De volver a sentir lo mismo una y otra vez, las bajadas y subidas, los ritmos, las canciones más movidas y las más lentas, de principio a fin. Algunas veces son adicciones pasajeras de las que te olvidas al cabo de un tiempo, otras se convierten en los discos de tu vida. Y esto no lo sabes hasta pasado un tiempo.
A raíz de un comentario de nuestra amiga Royaleconqueso, en tregua blogger pero que sigue asomando la cabeza por aquí a menudo con simpáticos comentarios, recordé un disco que había escuchado varias veces y que me había encantado, pero al que no le había dado demasiada coba. Se trata del "Shame shame" de Dr. Dog, del cual posteé hace ya bastantes meses una de sus canciones, "Unbearable why", al conocerla y engancharme a ella gracias a la radio. Por una extraña razón que desconozco, pasé hace una semana todo un día entero escuchando el disco una y otra vez, descubriendo que es de esos en los que no falta ni sobra ni un sólo tema. Aquello que popularmente se conoce como un buen disco, un disco redondo. He de confesaros que aún no he escuchado ninguno más de la banda, pero ese sonido sesentero/setentero tan variado, con tintes pop, rock y soul, me resulta tremendamente irresistible.
Y como suele suceder en estos casos, difícil escoger una sola canción. Esas escalas de guitarra de la inicial "Stranger", la elegancia de "Shadow people", el ritmo de "Later", la tranquilidad nostálgica de "Shame shame" o la inocencia de la tierna "Mirror, mirror" son más que destacables. Pero finalmente me decanto por una opción cien por cien personal y me apetece ofreceros el quinto corte, titulado "Where'd all the time go", una canción tranquila y encantadora, que tira de deliciosos coros al más puro estilo Beatles, estalla en un intenso estribillo y acaba a lo grande, con un guitarreo. Una de esas canciones para escuchar mientras ves el tiempo pasar a tu alrededor, con una sonrisa en los labios y pensando en todas las cosas buenas que hay en tu vida. Os dejo el enlace de Grooveshark para que podáis disfrutar el disco entero. Espero que os guste.
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