jueves, 29 de noviembre de 2012

Coles corner / The ocean - Richard Hawley

Un hombre corriente esperando de noche en una esquina con un ramo de rosas. Es Cole's corner, una esquina de encuentros, de citas, de sorpresas. Su mirada tras las viejas gafas busca a la destinataria de tan notorias flores, posiblemente él con los nervios haya llegado antes y ella se retrase y le haga esperar. Pero él no pierde la sonrisa, y con ella, la esperanza. Es la portada del maravilloso disco "Coles corner" del año 2005 de Richard Hawley, guitarrista de Pulp. Y pocas veces una portada resulta tan reveladora de todo lo que hay dentro de un disco.


Empieza el conjunto con los emotivos violines que lo acompañan en todo su recorrido y aparece la voz grave de Richard meciendo una triste melodía en modo casi crooner. Nos empapa de su melancolía, de su soledad, envuelta en dulces y románticos violines que no le abandonan en ningún momento. Poniendo banda sonora en su imaginación a ese baile ficticio lento con la persona que él piensa que podría estar esperándole en algún lado, quién sabe. Porque cerramos los ojos y somos nosotros los que de repente dejamos volar la imaginación y ponemos escenario, luces y acompañamiento, soñamos despiertos al compás de la orquesta, quizás hasta no querer despertar. Quizás sin darnos cuenta las lágrimas consiguieron brotar de los ojos.

I'm going down town where there's music,
I'm going where voices fill the air,
Maybe there's someone waiting for me
With a smile and a flower in her hair

I'm going down town where there's people

The loneliness hangs in the air.
With no-one there real waiting for me,
No smile, no flower nowhere.



Llegamos a mitad de disco y todo el romanticismo se desata en toda su esencia. Ya no hay espera, hay a quien dirigir la canción. Los violines se intensifican y la voz se agudiza, todo fluye como el océano al que alude la canción, todo el torrente de emociones encuentra espacio suficiente para esparcirse a su gusto. Es el momento de dejarse llevar, de no pensar a dónde, de que el sueño se haya hecho realidad y el baile se convierta en real, que esos hombros sobre los que apoyarse sean reales, que nos sintamos en los brazos de alguien de verdad, que cerremos los ojos, los abramos y no sea un sueño. Pero que no podamos evitar que las lágrimas vuelvan a hacer acto de presencia empujadas por la emoción de la felicidad.

You lead me down, to the ocean
So lead me down, by the ocean

You know it's been a long time,

You always leave me tongue tied
And all this times for us
I love you just because

You lead me down, to the ocean

The world is fine, by the ocean



Otra vez más no he podido centrarme en solo una canción, no he podido escoger. Se me hacen imprescindibles la una con la otra, no puedo hablar de ese disco sin poner las dos. Dos delicias, dos canciones emocionantes, con ese aire clásico que impregna todo el disco (y los trabajos colindantes), con toda la elegancia de un Don Draper de Mad men dulcificado y nítido. En estos días en los que llueve, está oscuro y hace frío no podía esperar más a pasarlas por el blog. La primera entró en mi vida hace ya unos años y quedó atrapada en mi corazón y en una lista de Spotify, la otra me trae recuerdos recientes de esa misma lluvia acompañando la nostalgia de los últimísimos momentos del Primavera Sound de este año. Y las dos me condujeron a descubrir en verano un disco lleno de matices que se hace su hueco ideal de escucha estos días, y los que quedan. Porque con ellas toda esta oscuridad se hace más llevadera.

martes, 27 de noviembre de 2012

Boatman - Little scream

Hoy me apetece presentaros uno de mis últimos descubrimientos, quizás uno de los más interesantes que he hecho últimamente, que ya sabéis que ando bastante escasa de los mismos este año. Es curioso que muchos de mis mejores hallazgos de estos últimos meses han sido chicas, como es el caso que hoy nos ocupa. No os dejéis engañar por el nombre, porque tras él se esconde Laurel Sprengelmeyer (que con tal apellido no me extraña que optara por un nombre artístico), una cantante estadounidense afincada en Montreal que el año pasado publicó su disco de debut, llamado "The golden record", producido por Richard Parry, miembro de Arcade Fire.

Me topé con ella a través de una noticia de una gira de conciertos de tres cantantes femeninas por España, entre ellas Lisa Hannigan. En la misma se presentaba a esta chica a través de una grabación en directo que albergaba una canción que me dejó atrapada a primera escucha, esta misma con la que os la presento con ese mismo vídeo. Tal fue mi sorpresa que corrí a buscar su disco y comprobé que no sólo se trataba de una canción, sinó que aquellas que la acompañaban también eran una maravilla. Y es que no sólo es que se note la mano del productor, que le da un toque muy especial, sinó que es un conjunto de canciones tan variado como interesante. Que va desde canciones sencillas folk como "The heron and the fox" hasta más experimentales y producidas como "Cannons", pasando por varias de carácter muy íntimo como "People is place". Todo un derroche de talento y experimentación, de búsqueda de un estilo propio, aunque nos recuerde muy levemente a Feist. Todo ello acompañada, tanto en esta como en alguna otra canción, por una excelente banda con instrumentos de viento y cuerda que le dan un toque muy especial. Toda una delicia ideal para acompañar estos primeros días de frío que nos aguardan. Espero que os guste.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Beta tauri - Cari clara





Salgo del laboratorio y ya es plena noche. Un suave pero notable frío ha tomado esa parte alta de Barcelona en la que estoy y desde la que casi se puede divisar entera. Mientras bajo la cuesta que me conduce hasta la boca del metro mis manos buscan cobijo en los bolsillos de mi gabardina y mis hombros y mi cuello sonríen felices al verse arropados por ese mantón de abuela de color rojo que es de las pocas razones por las cuales me puede llegar a gustar el frío. No queda mucho por hacer más que volver a casa, y si algo hubiera costaría reunir las fuerzas necesarias para atajarlo. Como si el frío y la oscuridad nos cayeran encima como una losa que nos infundiera un irremediable cansancio.

Hago balance y ya son seis noviembres que hago ese mismo recorrido día a día, anochecer a anochecer, quizás cada vez más tarde, quizás cada vez con más parsimonia, con menos energía. Y con los balances viene la nostalgia, otra vez, inagotable compañera de estos días, y más al revelarse lo que me rodea y con la revelación, la consciencia de todo lo que ha cambiado casi sin darme cuenta. De cómo hemos cambiado los que deambulamos por las paredes de esos laboratorios que dejo atrás. Nos hacemos mayores, la vida cambia o está a punto de cambiar para algunos de ellos, el cariño sigue ahí presente pero cada uno sigue su vida, su camino. Algunos ya marcharon, otros están a punto de hacerlo y los que quedamos en el limbo no sabemos cuánto duraremos, cruda y cómoda incertidumbre. Se acabó el tiempo de las cenas, excursiones reuniones y salidas sin que nada hayamos podido hacer por evitarlo. Se acabaron los los miles de álbumes de fotos de cada año, este 2012 probablemente acabe con una carpeta más vacía. Resulta triste verlo pero al mirarnos a los ojos y sentir que la complicidad no ha muerto es señal de que las cosas en el fondo no han cambiado tanto.

Me había propuesto aparcar un poco la nostalgia otoñal, pero a pesar de que al frío le está costando establecerse la oscuridad que cada día gana terreno hace que me resulte casi inevitable, y más aún con canciones como esta que tengo guardada en la recámara desde hace tanto tiempo. Una delicia de la que cuesta incluso encontrar información en google que me descubrió hace ya un tiempo mi amigo JMHulme, de una banda británica con el curioso nombre de Cari clara con clarísimos ecos a los primeros Coldplay, con un poco a los Budapest de "Is this the best it gets" y un ligero toque épico a lo Elbow, todo muy británico y muy gris, muy nostálgico, muy otoñal. De su fantástico disco "It's our hearts we're after" del año 2009. Espero que os guste.




Beta Tauri by Cari Clara on Grooveshark

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Sunset - The xx

Hay veces en las que siento que no hace falta texto para acompañar una canción, porque la propia canción ya lo dice todo. Una canción íntima de la cual de repente un día escuchas el estribillo y lo sientes tan propio que tú misma podrías cantarlo con el mismo (o más) sentimiento, aunque la voz de Romy sea insuperable. Para qué repetirlo, cuando es mejor expresado con la misma melodía, con las mismas palabras, tan tristes y duras como la propia realidad, tan punzantes que hasta duelen, que sirven para desahogarte y canalizar mejor el dolor. Demos gracias a estas canciones que nos ayudan a sobrellevarlo, porque la vida sería más difícil sin ellas.

Extraída del fantástico segundo trabajo del trío británico, "Coexist", probablemente no la mejor del conjunto pero sí una de las más sentidas, y de las que más consiguen llegar. Aunque duela, sigue siendo igual de bonita.

I saw you again
It felt like we had never met
It's like the sunset in your eyes
I never wanted to rise

What have you done
With the one I love
When I look into your eyes
I see no surprise

I always thought it was sad
The way we act like strangers
After all that we had
We act like we had never met

We make believe
I've never seen your face
You neither me
Don't catch my eye
Don't register a smile

You were more than just a friend
Oh, but the feeling
It never came to an end
I can't bear you seeing

I always thought it was a shame
That we have to play these games
It felt like you really knew me
Now it feels like you see through me

When I see you again
I'll know not to expect
Stay one step away
We won't have to wait

When I see you again
And I'm greeted as a friend
It is understood
When we did all we could

I always thought it was sad
The way we act like strangers
After all that we had
We act like we had never met

I always thought it was a shame
That we have to play these games
It felt like you really knew me
Now it feels like you see through me

Sunset by The xx on Grooveshark 

PD: un poco off topic, pero acabo de abrir un facebook para el blog, estáis invitados a uniros si os apetece!!!

lunes, 19 de noviembre de 2012

Inmaculate - Shearwater

Dentro de la no-definición y no-estructura en la que ha entrado el blog (y que, contrario a lo que esperaría, no me importa), me apetece recuperar por una vez esos lunes enérgicos que solía tener por aquí. Qué mejor que aprovechar para hacerlo como excusa para dar cuatro pinceladas del concierto que presencié el pasado viernes. Hacía mucho, mucho tiempo que no ganaba entradas para un concierto. Pero de manera casi casual, de "momento y lugar oportuno", gracias a tener en mis manos ese aparatejo al que tanto tiempo me resistí que es un smartphone y con el que estoy totalmente encantada, en cuestión de dos horas me encontré con dos entradas para acudir a uno de esos conciertos a los que quizás no pagarías por ir pero que si te ofrecen la oportunidad de acudir no rechazas, y que finalmente fue toda una suerte.


Los protagonistas principales, Shearwater, una banda de Texas que forma parte del catálogo de la Sub pop (ya de por sí buena garantía), con miembros de Okkervil River, que un día escuché en la radio con esta canción y me llamaron la atención, pero que casi había olvidado. Este año han sacado su octavo álbum, llamado "Animal joy", y aunque formen parte de la mítica discográfica de Seattle su sonido poco o nada tiene que ver con el pop-folk, sinó que está más cerca del indie-rock más común, con bastantes elementos comunes con Elbow y tintes a unos Interpol menos épicos y grandilocuentes. Todo muy mesurado, sin demasiados sobresaltos ni nada que no se haya escuchado. Fueron teloneados por una correcta, sencilla y curiosa Jesca Hoop, que me hizo ilusión ver por Midas y lo mucho que me había hablado de ella.


Aparecieron en escena resultando ser aparentemente jovencitos (cosa que resulta falsa ya que al consultar en google información sobre su cantante resulta ser hasta más mayor que yo) y ya desde la primera canción nos avisaron de que lo suyo tenía mucha más energía de la que manifiestan en disco. Se dirigieron al público mayoritariamente en un esforzado español que les hizo caer simpáticos desde el momento cero, acompañada esa simpatía por la flamante y permanente sonrisa de su cantante y líder, Jonathan Meiburg.


Me resulta imposible enumerar la lista de temas que sonaron o dejaron de hacerlo ya que no conozco casi sus canciones, aunque dominaron en el setlist los temas de su último disco, sonando entre otros "Breaking the yearling", "You as you were" o este breve e intenso "Inmaculate" que acompaña la entrada y que fue el tema por el que les conocí. Una hora y media de concierto en la cual fueron un torrente de energía, sobretodo gracias a ese batería que parecía darlo todo, más aún cuando le acompañaba a la percusión el guitarrista. Un concierto en el cual sonaron sustancialmente mejor que en el disco, en el que la preciosa voz del cantante reinó y dirigió la batuta del conjunto.


Consiguieron que los pocos asistentes, bastantes de ellos profundos conocedores de la banda y algunos otros que estábamos ahí a la expectativa (incluso habiendo ido casi a ciegas, como mi amiga Adriana que me acompañó, y que disfrutó tanto como yo), disfrutáramos como enanos de sus canciones, nos empapáramos de su energía, nos dejáramos llevar por los melancólicos guitarreos que recordaban al britpop más oscurete y voláramos con esa bonita voz a medio camino entre Morrisey y Guy Garvey de Elbow. Un buen concierto improvisado, de esas sorpresas que de tanto en tanto una se lleva y resultan tan satisfactorias.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Imitosis / A nervous tic motion of the head / Railroad Bill - Andrew Bird

Otra de las visitas más esperadas de este año para mí era la de Andrew Bird. Desde que salió ese maravilloso "Break it yourself" y viendo multitud de vídeo de sus directos, no podía tener más ganas de tenerlo delante. Y qué mejor que lo trajeran a la sala Apolo. Tardé poco en comprar las entradas al anunciarlo y tras la espera por fin llegó el día el pasado lunes 12 de Noviembre. Allí nos reunimos bboyz, JMHulme y Vanessa para compartir un gran concierto que derivó, además, en una gran noche, extendida hasta la una de la madrugada entre cervezas y reflexiones musicales. Poco más puedo añadir de lo que escribió bboyz hace unos días en su insuperable reseña, más que aportar mis impresiones sobre él mismo y el fantástico recital que nos ofreció.

Salió solo al escenario, violín en mano y looping pedal a buen recaudo, para calentar motores interpretando dos temas viejos que yo casi no conocía pero que fueron un excelente aperitivo que abrió mi boca de asombro por lo que estaba presenciando, justo lo que esperaba, en todo su esplendor. Apareció el resto de su banda de manera sutil y silenciosa, para empezar el concierto de verdad. Un concierto de ni más ni menos que dos horas en el que desfilaron, principalmente, temas de sus dos últimos discos, el mencionado "Break it yourself" y "Hands of glory", editados ambos este año, tales como "Danse caribe", "Orpheo looks back", "Desperation breeds", "Eyeoneye" o  esa pequeña debilidad que es para mí "Give it away"; sin olvidar pequeñas representaciones de los principales discos anteriores, especialmente de su fantástico "Armchair apocrypha" del año 2007, del cual sonaron "Imitosis", "Plasticities" y "Fiery crash"; pero también del "The mysterious production of eggs" del año 2005, representado por "Sovay", la juguetona y esperada "A nervous tic motion of the head", que a pesar de ser ejecutada sin violín y totalmente cambiada sonó de maravilla o esa apoteosis final con "Fake palindromes".


Más allá de la enumeración de temas que sonaron o no, aquello que cabe más destacar de todo el conjunto fue el directo en sí, y la demostración que nos hizo el bueno de Andrew de su grandeza como músico. Porque si algo nos dejó muy claro es que estamos delante de un gran músico. Tanto por su ejecución vocal, inmejorable y sensual, combinada con un aún más sensual y técnico silbido marca de la casa; como por ese virtuosismo con el violín del cual yo, como no podía ser menos, disfruté como una enana, fuera haciéndonos volar con el arco como llevando el ritmo con el pizzicato de una forma que probablemente nunca sea capaz de ejecutar yo misma con mi violín; como también por su inacabable capacidad de improvisación. No sólo por lo elegantemente que salía del paso cada vez que se equivocaba, se olvidaba de la letra o de la melodía, sinó por su propia voluntad de cambiar las canciones, de darles nuevos matices, de que no suenen no sólo un tanto diferentes de como lo hacen en el disco, sinó también de cómo han sonado en directos anteriores. Probablemente no suene igual cada canción en cada concierto, lo cual le hace ganar un plus en cuanto al valor de verle en repetidas ocasiones. Porque seguro que nunca vemos lo mismo.


Aparte de todo esto, nos ofrece una propuesta musical que es imposible de etiquetar. Porque consigue tocar todos los palos. La vena más folk en este directo fue canalizada a través de dos momentos del concierto en los cuales reunió guitarra acústica, contrabajo y su violín alrededor de un solo micro, a la manera de antaño, para ejecutar los temas de su última propuesta, "Hands of glory", una curiosa recopilación de versiones de canciones folk-country junto con alguna original suya con ese mismo aire añejo, y algún que otro, como el mencionado "Give it away" que sonó estupendo en ese formato. Para después ponerse pop y experimental a la vuelta a los instrumentos electrificados, a los samplers (que tan malas jugadas le proporcionaron al pobre y que supo torear con buen hacer y elegancia), a los guitarreos leves, al xilófono que él mismo tocaba. Haciendo con todo ello que fuera imposible aburrirse, imposible desconectar, sinó querer más, dejarse sorprender, convencidos de que nunca dejaría de hacerlo. Por no olvidar esas pequeñas reminiscencias al jazz que de tanto en tanto hicieron acto de presencia y le dieron un toque aún más mágico.


Hay tantos detalles a comentar que nunca acabaría. Como cuando se pone a afinar el violín enmedio del concierto, a la usanza de la música clásica (algo que me encantó), testimonio de su afán de precisión. O su manera de interpretar y gesticular, mover las manos, pasear por el escenario, dirigir toda la maquinaria. Hasta el detalle frívolo de cómo nos tuvo a muchas completamente admiradas en cada momento, deseando llevárnoslo a casa al finalizar el concierto si pudiéramos.


Con todos estos elementos consigue hacernos sentir la magia de la música, sonreír a cada momento, que nos dé un vuelco al corazón al identificar las primeras notas al pizzicato de las canciones, sólo por reconocer las bases que las fomentan, que cerremos los ojos y nos dejemos llevar por su voz y su extraordinaria manera de cantar (que no es tan fácil de encontrar en la música moderna, todo sea dicho), que deseemos silbar tan bien como él conscientes de que es casi imposible (en mi caso, imposible directamente).


No puedo ni quiero dejar esta reseña sólo con un tema. Porque me apetece poner tres, como empieza a ser costumbre por estos lares, ahora que escribo menos hay ganas de poner más canciones. "Imitosis" como representante de esa maravilla que es el "Armchair apocrypha" que sólo por sí mismo se merece un post y un homenaje (apuntando ideas para el futuro); "A nervous tic motion of the head" por ser la canción que me hizo enamorarme de él, en esa misma versión en directo, tan diferente de la que presenciamos nosotros pero tan representativa de toda la esencia de su música y su directo; y finalmente "Railroad Bill" o una de las rarezas country de su último disco, que se quedó atrapada en el modo repeat de mi reproductor cuando la escuché por primera vez y que nos hizo bailar en el primer bis, en una versión en directo parecida a la que presenciamos. Tres maravillas que espero que disfrutéis.





lunes, 12 de noviembre de 2012

Souvenir - OMD

Abrir blogger y darte cuenta que no escribes desde el 29 de Octubre, por algo será. Noviembre empezó en Málaga y la vuelta fue ajetreada, imparable, incansable, pero alegre. Tener visitas de gente a la que aprecias es cierto que es agotador, pero a la vez hace que esos mismos días sean especiales y te quede un recuerdo muy bonito, que de repente al quedarte sola en casa y tranquila, desees descansar pero enseguida eches en falta esa compañía y ese mismo ajetreo.

Una de las mejores cosas de tener visitas es pasear por Barcelona y verla, por unos días, con ojos de turista. Sobretodo cuando quien la visita siente entusiasmo por lo que ve y te lo contagia, te hace fijarte en detalles que quizás nunca te habías fijado e incluso te descubre rincones fantásticos desconocidos para ti en la ciudad en la que vives. Es cuando eres consciente de lo bonita y especial que es esta ciudad, de la cantidad inabarcable de rincones, detalles y edificios increíbles que alberga. Es genial también enseñar la ciudad desde la perspectiva en la que tú la vives y que eso haga que aún la disfruten más, tal y como cuando tú vas a visitar a un amigo a una ciudad que no es la tuya y la disfrutas mucho más que si hubieras ido con un simple mapa.

Ha sido un fin de semana lleno de buenos momentos, conversaciones inacabables, preciosos paseos, bares y terrazas y agradables y divertidas reuniones, acompañado por un tiempo que se aguantó las ganas de descargar y fastidiar la fiesta y una temperatura mediterránea benévola. Y para acompañar su recuerdo, un clásico ochentero de esos que hace siglos que no pasan por el blog, ese "Souvenir" de Orchestral Manouvres in the Dark del año 1981 que ha sido un agradable reencuentro para algunos de nosotros, una canción preciosa de las que nunca pasan de moda, casi una joya atemporal. Espero que os guste.