Hace cosa de unos meses me topé una mañana en la radio con una versión de una canción que hacía siglos que no escuchaba y que me traía multitud de recuerdos. Investigando descubro que se trata de otra de esas miles de canciones a las que hasta hace relativamente poco no puse título ni grupo. Una de esas canciones que posiblemente bailé miles de veces en esos julios que pasaba aprendiendo inglés por tierras anglosajonas de adolescente, en los que sentía esa mezcla entre aventura y responsabilidad, creerse mayores aunque en el fondo no lo fuéramos, libertad y sensación de que podías hacer todo aquello que querías sin vergüenza porque nadie te conocía. Creo que siempre seguirá siendo de las cosas que recuerdo con más cariño de toda mi adolescencia, de las que guardo mejores recuerdos, breves y rápidas como se me hacían esas estancias llenas de mil experiencias y emociones.
Rastreando por The chemical brothers, grupo que en esos momentos quizás era de los que manejaban los hilos de aquella electrónica accesible que tan buenos temas dio aquellos años, descubro bastantes canciones que también me traen recuerdos, me gustan e incluso me sorprendo bailándolos alguna que otra noche actual. Quizás no aguantaría un disco entero, como me sucede con Daft Punk, compañeros de hazañas musicales esos años, pero la canciones que les conozco reconozco que, a pesar de ser tan electrónicas, me gustan mucho. Esta canción, pero, se aleja de ese sonido más electrónico acercándolos a sonidos similares a los del britpop, puede que por eso me gustara tanto. La versión de Deep sea arcade, este grupo australiano de sonido sesentero, no dista demasiado del espíritu (ni del sonido) de la original, pero le da un toque más refrescante, más desenfadado, finalmente cercano a su propio estilo. Espero que os gusten.