viernes, 27 de julio de 2012

You see everything - Low

Esperar. Y esperar. De la manera más tonta, inconscientemente, y darte de golpes en la cabeza a sabiendas de que es inútil. Esperar qué. ¿Una señal? ¿Un gesto? ¿Una simple presencia? ¿Qué? De qué sirve esperar algo que no va a pasar nunca, que casi mejor que no pase, que no haya pasado. Pero ahí está. El fantasma de la esperanza fluyendo por los surcos cerebrales y saliendo a flote en los conductos nerviosos de la consciencia de tanto en tanto para recordar que aún está ahí, que no ha muerto. Porque tú conscientemente deseas que así sea, que se ahogue entre la masa gris, que desaparezca al fin.

Recordar. Y recordar. Aquello que fue, aquello que hubo, el tiempo pasado, las anécdotas, el cariño, la complicidad, lo compartido. Ser consciente de que nunca volverá a ser lo mismo, que llegó a un punto de no retorno, que mejor que sea así, que quizás no tenga ningún sentido, que quizás nada tuvo nunca ningún sentido. Porque el recuerdo esclarecido desembocó finalmente en el eterno mar de la decepción y la sensación de engaño, donde se pierde pero lucha por no diluírse, para hacerse patente, para poder seguir sacando la cabeza y anunciar que aún sigue ahí.

En algunas ocasiones cuando el recuerdo y la esperanza se dan de la mano surge la nostalgia. Pero no una nostalgia de sonrisa, sinó una nostalgia de leve dolor. Un dolor que por suerte te permite seguir siendo feliz y disfrutar de tus cosas, con el que puedes vivir, que puedes olvidar en muchos momentos, pero que ahí está. Junto con la esperanza, el recuerdo, la decepción y la nostalgia, fluyendo por las venas de la inconsciencia en pequeñas concentraciones pero suficientes como para, en momentos de debilidad, recordarte que están presentes, aún sin querer reconocerlo.

Y una canción perfecta para el desahogo, como muchas de las del trío de Duluth, de su último disco del año 2011, "C'mon", del que debía una canción y que iba a acompañar esa crónica del fantástico concierto en la Apolo el pasado mes de marzo que nunca llegó a escribirse. La calidez de la voz de Mimi entre las sábanas de la reconfortante base musical. Probablemente una elección totalmente personal, pero finalmente una canción que me hace sentir muchísimas cosas. Como todo lo descrito arriba.

You See Everything by Low on Grooveshark


viernes, 20 de julio de 2012

Runaway - Imperial teen

A medida que pasan los meses, los años, cada vez que uno de mis compañeros lee la tesis, un extraño sentimiento recorre el cuerpo. Alegría por ver el trabajo de alguien a quien aprecias llegar a buen puerto, traducida en celebración con esa persona y todos aquellos que le acompañan o le han acompañado durante el camino, muchos de los cuales también son cómplices del tuyo mismo. Pero también nostalgia, mil recuerdos al tener que recolectar fotos para hacerle un regalo en grupo, primeras sensaciones de "hacerse mayores" al ver los rostros juveniles de todos nosotros en el pasado y ver en los nuestros actuales el paso del tiempo, siendo plenamente conscientes de ello. Y a medida que el tiempo avanza, miedo e incertidumbre por saber que en poco tiempo estarás tú igual, que tienes los meses contados y que el futuro es tan incierto como casi inexistente, más en los tiempos que corren.

En el recopilatorio veraniego que mi amiga Viola colgó hace unas semanas en su blog me topé de repente con esta canción que, aparte de encantarme, puede acompañar perfectamente todos estos sentimientos de alegría y nostalgia, además de ser complemento ideal para este calor intenso de estos días. Un pequeño hallazgo, una banda californiana de sonido pop desenfadado y fresco y voces en falsete que ya lleva más de diez años en activo y que este año han publicado su quinto trabajo, llamado "Feel the sound", al cual pertenece la canción. Que tengáis muy buen fin de semana.




jueves, 19 de julio de 2012

Oniria e insomnia - Love of lesbian

Los que hace tiempo que pululáis por aquí sabéis que uno de mis grupos favoritos del panorama español es la banda de Santi Balmes, y quizás algunos os debíais extrañar de que no hablara de su último disco. Y es que quería esperar a hacerlo después de verles en directo presentar sus nuevos temas. Desde que salió el doble disco, titulado "La noche eterna. Los días no vividos", el pasado 22 de mayo, tenía mono de ellos, de sus conciertos, de volver a cantar y gritar sus canciones, de volver a ver a ese monstruo sobre el escenario que es Santi Balmes, y de escuchar las nuevas canciones. Tanto que temía decepcionarme, de tantas veces que lo he visto y tan geniales como han sido.

Porque el nuevo disco, digamos las cosas como son, no es el mejor de su discografía. Algunos sabéis que mi predilección absoluta es y siempre será el "Cuentos chinos para niños del Japón", pero no por ello considero que hayan perdido fuelle desde entonces. Para nada. Siguen pariendo muy buenos temas, siguen haciéndonos vibrar con sus canciones, pero quizás en este último trabajo corrieron el riesgo de querer hacer un disco doble. Y puntualizo lo de riesgo porque es realmente difícil que algo así salga redondo, y ha sido el caso. Porque el resultado es algo irregular y escuchándolo tenemos la sensación de que algún tema sobra, es inevitable. Pero ello no quita que, a su vez, el disco albergue varias joyas como son "Nadie por las calles", "Los seres únicos", "Wio, antenas y pijamas" o esa delicia que acompaña la entrada, "Oniria e insomnia"; además de excelentes temas como son la inicial "La noche eterna", "El hambre invisible", "Belice" o esa curiosa manera de acabar el disco que es "Los toros en la Wii (fantástico)", quizás una debilidad personal.

La cita esperada fue el pasado 12 de Julio en el incomparable marco del Poble Espanyol, que ahora tengo el privilegio de tener a escasos 15 minutos de casa, un lugar al aire libre muy especial para conciertos veraniegos y del que guardo preciosos recuerdos del año pasado con mis adorados Beach house. Allí estaba con mis amigas Adriana, con la que era la cuarta vez que los veía, y Laura, que era la primera vez que lo hacía. Tras calentar al personal a base de bailoteos los barceloneses Mendetz, pasadas las nueve y media aparecieron en escena Santi y los suyos arrancando el concierto con la preciosa "Nadie por las calles", no podía ser que empezaran con una de mis favoritas de su último disco, y aún menos que siguieran con otra, como fue "Los seres únicos", parecía que empezaban quemando cartuchos. Pero con ello nos metieron directos en el concierto, nos dieron lo que queríamos y demostraron que estas canciones suenan tan bien en directo como en estudio y nos hacen sentir lo mismo.


Aunque en el setlist predominó su último disco, no se olvidaron de canciones anteriores, tal y como esperábamos. Cayeron en su primera parte "La niña imantada", nos pusieron los pelos de punta con "Universos infinitos", nos hicieron gritar con "Maniobras de escapismo" y nos sorprendieron con una curiosa interpretación de "Allí donde solíamos gritar", primero acústica, y después recuperando toda la garra de la canción. A la hora y cuarto, tras emocionarnos a todos con "Oniria e insomnia", desaparecieron del escenario, tras haber dicho que para recompensarnos por habernos gastado el dinero en verles, lo iban a dar todo.


Sabíamos que volverían, pero no nos imaginábamos lo que nos esperaba. Porque si durante la primera parte se contuvieron y se mostraron formales, a partir de entonces volvieron los Love of lesbian fiesteros y divertidos, desatados, que tanto echábamos de menos. Entre otras, recuperaron la curiosa y aclamada "Marlene", y pusieron el recinto patas arriba, como no podía ser menos, con esa bomba de baile que es "Me amo", que el público reconoció al segundo de introducirla y que no podía faltar. Volvieron a irse para volver al poco rato con una divertidísima revisión de "El ectoplasta" en versión política, con Santi imitando a Rajoy y a la Merkel a la hora de cantar la canción, nos regalaron una de nuestras favoritas colectivas, "Incendios de nieve", repasaron algunas más del último disco, como la irregular "667" que Santi usó para darse un baño de masas bajando del escenario, y acabaron a lo grande con "Club de fans de John Boy", "Noches reversibles", que tampoco podían faltar, y cantando en directo al canción que se encargaba de cerrar en forma de baile su última gira, "Algunas plantas", para acabar de desatar la discoteca general y hacernos bailar a todos hasta el final. Llegó entonces la despedida y los agradecimientos, acompañados de un "Ha sido un concierto fantástico" que desató entre el público el coreo del "Fantástico" del estríbillo de "Los toros en la Wii (fantástico)", que muchos echamos de menos.

Eran las doce de la noche cuando abandonábamos el recinto, conscientes de que nos habían ofrecido un conciertazo de ni más ni menos que dos horas y cuarto. Tal y como prometieron, sí, lo dieron todo, y salimos de allí entusiasmados, felices, convencidos de que, aunque su último disco no sea el mejor, siguen siendo muy, muy grandes.

miércoles, 18 de julio de 2012

Neptune - Lemonade

Este verano está siendo muy, muy musical. Hay tanta música que se me antoja veraniega al 100% que necesitaría dos veranos para pasar por aquí todo aquello que está protanizando estos meses. Una de las canciones que se está ganando un lugar más importante, aunque hace ya unos meses que la conozco, es esta refrescante "Neptune" de la banda norteamericana Lemonade, cuya música, o al menos su segundo disco, llamado "Diver", resulta tan refrescante como el nombre de la banda, mejor escogido imposible.

Estos chicos nos regalan una propuesta muy curiosa, básicamente electrónica (sí, otra cosa de electrónica que me gusta, qué me estará pasando), suave y mezclando diversos ritmos y géneros. Con reminiscencias ochenteras de base, su segundo disco resulta muy variado pero transmitiendo una misma sensación de relax veraniego, animándonos a bailar en algunos cortes, pero siempre de manera muy suave. Y del conjunto, quizás porque fue la primera que les conocí, sin duda destaca esta delicia, ideal para acompañar cualquier momento tranquilo, especialmente nocturno, y dejarnos llevar. Espero que os guste.

Neptune by Lemonade on Grooveshark

lunes, 16 de julio de 2012

Somebody I used to know - Gotye (ft. Kimbra)

Lunes muy, muy perezoso, de los que cuesta arrancar, de los que cuesta volver a la realidad en todos los sentidos, volver a aterrizar sobre la silla del despacho y seguir con aquello que dejaste. Festival de las voley-agujetas y un pie molesto, sueño, cansancio; pero también sonrisas de recuerdo y moreno en la piel, aspecto de verano. Miles de recuerdos compartidos, plasmados o no en fotos, momentos de esos que vuelves a rememorar con el tiempo, que provocan sonrisas cómplices en el futuro, reencuentro con gente que ya no está en Barcelona pero que sientes como si no se hubieran ido Y sensación de haber superado retos personales, triviales vistos desde fuera pero con relevancia personal, de esos que en cierta manera te demuestran que nada es imposible (o al menos no del todo).

Hacía tiempo que no estaba en una burbuja de incomunicación durante 48 horas, sin internet ni casi móvil, y la sensación es inigualable, especialmente para aquellos que solemos estar conectados casi todo el día y que nos gusta. Relojes fuera (más allá de saber cuándo te toca el siguiente partido de voley), internet inaccesible (para ti), periódicos e información inexistentes, móvil apagado, dejar el tiempo fluir. Es cuando realmente desconectas, cuando tu mente fluye libremente, con pensamientos a cero y sensación de vivir el momento. Son esas cosas que me hacen pensar que quizás vivo mejor con un móvil de esos que sólo llaman, envían mensajes y hacen alguna que otra foto apañada, aunque en el fondo sé que acabaré con un aparato de esos multifunciones en mis manos algún día.

Posiblemente esta sea una de las canciones del año, de esas pocas que consiguen poner de acuerdo a casi todo el mundo, transpasar fronteras musicales de todo tipo y sonar a gusto de todos. Un tema que me enganchó sobremanera cuando lo descubrí hace unos meses, pero que quizás haya tomado un cariz diferente tras este fin de semana, del cual ha sido, en parte, banda sonora, y ahora venga cargado de recuerdos recientes ahora y bonitos en el futuro, compartidos todos. Y es por ello que merece por fin pasar por aquí y que sea precisamente hoy cuando lo haga. Del álbum de debut del cantante belga-australiano Gotye llamado "Making mirrors", acompañado por la cantante neozelandesa Kimbra. Feliz semana a todos.

martes, 10 de julio de 2012

Up in the north shore - The sea and cake

Llegar a la orilla con los pies llenos de arena, el pelo suelto al viento, un sol abrasador a la espalda. La brisa como testimonio más directo, espectadores a todos lados. Primer contacto con el agua, buena temperatura, ni demasiado fría ni demasiado caliente. Un fino oleaje empieza a masajear los pies y las piernas, que empiezan a caminar sintiendo los montículos de arena blanquísima que el mar va moldeando. El agua, sin dejar de ser cristalina, se transmuta de color y va tomando un tono azul verdoso muy claro, casi esmeralda, aguamarina. Pararse de pronto para aclimatarse, sentir el agua en nuestro vientre, en la espalda, primera impresión. Y sin detenerse demasiado sumergirse en un chapuzón, y bucear, y sentir cada cabello moverse libremente en el agua, moverse bajo el agua hasta que se agote el oxígeno y no nos quede más remedio que asomar la cabeza de nuevo.

Una vez dentro, sentirse aún más libre. Mover brazos y piernas, dejar el cuerpo muerto de repente y sentir como el oleaje recorre nuestro cuerpo de pies a cabeza, de cabeza a pies, de brazo izquierdo a brazo derecho, con cuidado de que no nos ahogue. Sentir el sol calentar nuestra piel erizada por el frescor del agua, volver a sumergirse, volver a nadar sin rumbo. Mirar abajo y ver todo el fondo del mar, la arena aún blanquísima, nuestros pies moverse claramente sobre ella, incluso algún pez si se aventura, sentir pura naturaleza bajo nuestros pies. Y no querer salir de allí, no querer volver a tierra firme, que la sal nos haga flotar toda la vida, como si volviéramos al vientre materno de repente.

Dicen que fui concebida en verano, en julio, y probablemente en mis primeros momentos de vida sentí algo similar. Desde el primer momento de mi vida estuve en contacto con el mar, quizás por ello sea algo que quiera que me acompañe toda la vida. Mediterráneo en mi piel, en mi cabello, en mi rostro, en mis deseos, en mi vida. Y para acompañarlo, una canción fresca, veraniega, que me haga sonreír y evocar todas estas sensaciones, probablemente la que poblaba mi cabeza en el momento en que lo sentí por última vez, hace escasos días. De una curiosa y ecléctica formación norteamericana poco conocida de la que me topé con esta delicia, procedente de su último disco, "The moonlight butterfly", noveno en su carrera. Toda una sorpresa. Espero que os guste.

viernes, 6 de julio de 2012

Le temps de l'amour - François Hardy

Vuelve hoy al blog, después de más de un año de ausencia, la sección cinematográfico-musical, el día en que dedico una entrada a una canción que aparezca en una pelicula y así matar de un tiro dos pájaros y hablar de cuando se produce la mágica conjunción de dos de las cosas que más me gustan, la música y el cine. Todo para haceros una pequeña recomendación cinematógrafica actual, para todos aquellos que queráis pasar un rato muy ameno en el cine, deleitaros con imágenes bonitas, volver a sentir la inocencia de los primeros amores, olvidaros de todo aquello que os preocupa y sobretodo salir del cine con una sonrisa de oreja a oreja. Porque son las sensaciones que provoca "Moonrise kingdom", última cinta del director norteamericano Wes Anderson, que aún podéis encontrar en cartelera.



Podríamos definirlo, así por encima, como un cuento, para ser más exactos, un "cuento indie" (con todo lo que el término podría conllevar). Personajes fuera de lo establecido, traumas infantiles, adolescencias difíciles, adultos complejos bajo una apariencia sencilla; todo ello en una isla imaginaria, años 60, una gran aventura. La inocencia y la dulzura del primer amor, la búsqueda de un rincón aislado para encontrar la felicidad lejos de cualquier misería, la ilusión por la vida. Con un reparto adulto de lo más destacable, formado por actores como Bruce Willis, Edward Norton, Bill Murray, Frances McDormand o Harvey Keitel, acompañados por un estupendo elenco de jovencísimos autores. Y adobado en preciosas y coloridas imágenes, cuidadas al detalle, que le proporcionan la magia justa y complementaria a la sencilla historia que relata, nada que no se haya contado antes pero con muchísimo encanto.

Uno de los protagonistas de la película es su banda sonora. Empezando por la brillantísima escena inicial acompañada de una pieza clásica del compositor inglés del siglo XX Benjamin Britten, siguiendo con las composiciones originales de Alexandre Desplat y esta preciosa canción de este mito de la música francesa que es Françoise Hardy. Publicada en 1962 en su disco de debut, "Tous les garçons et les filles", compuestas por Jacques Dutronc (padres ambos del cantante francés Thomas Dutronc que ha aparecido por aquí en varias ocasiones), se mimetiza con el espíritu juvenil e inocente del film y protagoniza una sencilla pero bonita escena a mitad de la misma. Una delicia, canción y película, para refrescar cualquier tarde de julio.

miércoles, 4 de julio de 2012

Every single night - Fiona Apple

Parece que este verano la cosa también estará protagonizada por las chicas. Por regresos más que esperados, como Cat Power y su reinvención pop, que por ahora con sólo dos canciones pinta de maravilla; o esta cantante norteamericana que después de siete años vuelve a la palestra musical con un trabajo de título kilométrico, "The idler wheel is wiser than the driver of the screw and wipping cords will serve you more than ropes will ever do" (vamos, que la chiquilla se quedó a gusto). Una colección de canciones de las que nuestro amigo Midas dio buena descripción y reseña hace escasos días, y que se presentó precisamente con este tema delicioso y delicado que quizás tarde varias escuchas en llegaros pero que si lo hace os enganchará tanto como a mí. Tanto que decidí que tenía que pasarlo por aquí hoy sin falta, después de haber estado todo el día de ayer escuchando el disco.

Quizás la canción represente esa misma complejidad del disco que la contiene, ya que no son canciones sencillas que a la primera entren y se queden en la memoria, sinó un disco de esos que requiere varias escuchas y que gana matices con cada una de ellas. Temas producidos de manera muy elegante y protagonizadas por esa versátil voz de Fiona que todo lo empapa con sus miles de matices. Para escuchar con calma, por la noche en un momento de relax previo al sueño, o acompañando la lectura. Que también apetece entre tanto ajetreo veraniego.

lunes, 2 de julio de 2012

The look - Metronomy

Lunes de despertar suave, descansado, después de un fin de semana variado y un domingo extraño, lluvioso, paréntesis de verano pero que al ser excepción tocó poner buena cara al mal tiempo y sustituir el voley de cada domingo en la playa por repostería casera de consolación en forma de tiramisú. De inauguración de uno de los meses en los que quizás cuesta más trabajar, aunque bajo el aire acondicionado del despacho se lleve todo mucho mejor y nos sirva de refugio al bochorno externo. Un bochorno que nos dio y nos dará tregua unos días, que este año quizás por las ganas de verano de verdad que tenía, tras ese julio más agrio que dulce del año pasado, se me ha hecho mucho más llevadero.

A pocos días y con todo el tramo que aún queda pendiente, empiezo a elaborar mi lista de discos y canciones que van a acompañarme en esta estación, y esa misma lista empieza a tomar una cierta forma. Sin duda uno de sus protagonistas absolutos va a ser el segundo disco de Metronomy, esta formación del sur de Inglaterra, llamado "The English riviera". Porque su propuesta de pop electrónico ligero,suave y accesible, de melodías agradables y ritmos relajados pero bailongos, resulta de lo más refrescante con lo que puedas toparte. Quizás resulte más veraniego y finalmente gane la partida la canción "The bay", pero finalmente escojo esta por ser la primera que hizo que me fijara en ellos, la primera que me cautivó, una canción que me hace sonreír, que me evoca alegría y relax de verano pre-vacacional, ideal para acompañar tanto el camino a la playa como las noches, ideal para poner banda sonora a cualquier momento de distensión, desconexión y buena compañía. Espero que os guste.