sábado, 31 de diciembre de 2011

Mis canciones de 2011 / Shake it out - Florence + the Machine

Me gusta acabar el año haciendo balance. Recordando los momentos más significativos, las sonrisas, los paisajes, la gente que me ha acompañado; y la música. Como ya sabéis los que me conocéis y los que me seguís por aquí, 2011 no ha sido un año fácil en mi vida. Podríamos decir que ha sido un año clave, de esos en los que tu vida cambia de rumbo. Ha tenido momentos muy, muy duros, pero de esos que hay que pasar si se quiere seguir adelante y estar más cerca finalmente de la felicidad plena. Algunos recuerdos duelen, otros están repletos de nostalgia, pero muchos otros me hacen sonreir y llorar de emoción; y os diré que al final son los que prevalecen, los que se quedan. Quizás más que nunca el recuerdo de los últimos meses prevalece sobre el resto, como ese fantástico viaje a Madrid, fines de semana compartidos con amigos lejos de casa, noches de largas conversaciones son uno u otro, paseos, tardes perras en el piso con mis chicas; y muchos otros más, representativos de mi renacimiento, esos trucos con los que nuestra memoria nos engaña.

Confeccionando la película de este 2011 pasan por el proyectador sobretodo momentos musicales. Quizás la música ha sido una de las cosas que finalmente me han ayudado a tirar adelante, la música y todo lo que implicaba a su alrededor. De los mejores momentos del año han sido precisamente conciertos. Band of horses, Love of lesbian, Owen Pallett, esa experiencia inolvidable que fue el Primavera Sound, que fue mucho más allá del aspecto puramente musical, Jack Johnson una noche de verano junto a mi amiga Berit, Joanna Newsom y Beach house una noche mágica y muy especial de Julio, previa a los dos días del carpetazo definitivo, Mishima al lado de casa, Villagers en Pça del Rei, Madeleine Peyroux en el Palau con mi madre, Elbow y finalmente el embrujo de Fleet foxes en el Auditori. Por nombrar los más destacados, que no son pocos. Momentos que he compartido, además, con algunos de vosotros, a los que he tenido el privilegio de conocer en persona y comprobar que lo majos que sois a través del blog lo sois aún más en persona.

Quisiera acabar el año, por un lado, enumerando mis canciones principales de estos 12 meses. Como sucedió el año pasado, y me sucede cada año, no son todas precisamente de este año, pero sí que han significado mucho, por haberlas descubierto o por haberme acompañado en algún momento concreto. Todas ellas tienen algún valor sentimental, y no ha sido fácil escoger sólo 20, me he tenido que dejar muchas en el tintero. Volver a escucharlas una tras otra ha desatado todo un torrente de emociones, y no me ha sido fácil enfrentarme a algunas, pero me ha encantado reunirlas.

- Chandeliers - Summer fiction
- Chupeé - Cocoon
- In the aeroplane over the sea - Neutral milk hotel
- Under cover of darkness - The strokes (porque pincharon con el disco, pero nos ofrecieron uno de los temas del año)
- Aniversari - Manel
- Siempre - Nadadora
- The wall - Yuck
- Vacaciones en el mar - Sr. Chinarro
- Bloodbuzz Ohio - The national
- Helplessness blues - Fleet foxes
- Silver rider - Low
- Tonight I have to leave it - Shout out louds
- Longing to belong - Eddie Vedder
- Goshen - Beirut
- Silver soul - Beach house
- Towers - Bon Iver
- How deep is your love - The rapture
- Midnight city - m83
- Replicate - Fanfarlo

Y lógicamente, la que acompaña esta entrada. No se me ocurre mejor manera de acabar el año y empezar uno nuevo. Porque es una canción que me encanta, liberadora, ideal para dar carpetazo a todo lo pasado y empezar con mucha energía y muchas ganas todo lo que viene). Porque va a ser un año muy incierto para mí a nivel laboral, de esos en los que realmente no sabes que va a ser de tu vida. Pero no me amedrento con ello, no me agobio, simplemente mi mejor plan es tomarme las cosas tal y como vengan y no perder nunca esta sonrisa que los que me conocéis sabéis que me cuesta abandonar. Y obviamente, seguir compartiendo música con vosotros, que es algo de los que realmente disfruto, aunque va a haber algunos cambios que ya os explicaré el lunes.


No me queda más que desearos un FELIZ AÑO NUEVO, que esté lleno de buenos momentos a pesar de las adversidades externas, muchas sonrisas; y sobretodo mucha música, que seguro que no falta.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Mis discos de este 2011 / The common good - DeVotchKa

Estos días que todo el mundo se lanza a publicar listas de los mejores discos, a mí me apetece hacer lo mismo, por qué no. En Music rules our world siempre me focalizo en las canciones, al fin y al cabo es un blog de canciones. Pero las canciones siempre forman parte de un conjunto de ellas, de un disco, y este año ha sido, en mi opinión, un gran año discográfico. A pesar de algún patinazo de los más esperados, otros no sólo no han fallado sinó que han hecho verdaderas obras maestras. Es por ello que no puedo dejar de enumerar, ahora que al 2011 le faltan escasos días para acabar, los 15 discos de este año que más me han marcado, más he disfrutado de cabo a rabo, más cosas me han hecho sentir; aquellos que, en definitiva, probablemente seguiré escuchando durante mucho tiempo y sientiendo las mismas cosas. Es una lista 100% personal, en la que quizás algunos encontréis vuestros favoritos, otros discrepéis sobre algunas elecciones, e incluso algunos hagáis un buen descubrimiento de última hora.

No puedo hacer un ranking del 1 al 15, pero sí que tengo un top 3, que dejaré para el final (y que muchos seguro que acertáis). De la mayoría de discos, ha aparecido alguna de las canciones en este blog a lo largo del año, por lo que irá enlazada. El orden seguido por estos 12 primeros que menciono es totalmente aleatorio, aunque unidos por algunos elementos comunes respecto a las bandas.


Este año he descubierto algunas bandas ya consolidadas que se han convertido en parte de mis favoritas, de mis debilidades. A THE DECEMBERISTS, precisamente, los conocí gracias a ese gran "THE KING IS DEAD" que publicaron a principios de año, con las mejores raíces musicales norteamericanas combinadas con los mejores sonidos del pop y del folk, variado como los mejores discos de la banda, una delicia. Otros a los que he descubierto gracias a su último disco, de este año, es a los franceses M83. Nunca pensé que, además de ese temazo que es "Midnight city", el disco que lo acompaña, llamado "HURRY UP, WE'RE DREAMING", llegaría a gustarme tanto. Porque no es un disco fácil, o te aburre o te fascina, y a mí, sorprendentemente, me enganchó sobremanera, con esas ambientaciones a medio camino entre la electrónica sutil y el post-rock que me lo han hecho realmente adictivo. Diferente has sido el caso de LOW, que los descubrí a través de su mítico "The great destroyer", pero que resultó que este año han publicado un enorme disco, llamado "C'MON". Un álbum de esos para escuchar con calma, entero, de arriba a abajo, música con la marca de la casa, preciosas y cálidas voces combinadas con esas hipnóticas bases instrumentales. Y el único de los escogidos sin canción enlazada, pero tranquilos, que quizás no tarde en caer alguna de sus maravillas.


Un caso aparte es el de los norteamericanos THE DODOS. Aparte y curioso, ya que con su último disco, "NO COLOR", consiguieron que una banda que no me gustaba, que su sonido me resultaba molesto, llegara a encantarme, enganchándome a ese disco y mirando con otra perspectiva sus trabajos anteriores, que antes no me convencían. Pocos lo consiguen. Quizás el verlos en directo me ayudara también a cambiar de opinión.


Muchas bandas y cantantes ya consolidados que me gustaban de antes han sacado discos este año. Algunas resultaron decepcionantes, a pesar de enormes temazos de presentación, pero muchas otras me han cautivado. Empezaré por uno de los discos más injustamente olvidados en muchas listas, el último trabajo de IRON&WINE, llamado "KISS EACH OTHER CLEAN", que ya reivindiqué en su correspondiente entrada. Porque demuestra que con el folk simple se pueden hacer muchas, muchas cosas, y que se puede llevar mucho más allá de lo que parece (con el permiso del gran Sufjan Stevens, maestro en tan delicada tarea). DEVOTCHKA es una de mis debilidades personales, aunque reconozco que su propuesta variada y ecléctica, a medio camino entre el folk, los sonidos populares y el pop con grandes orquestaciones, no es fácil. Y este 2011 sacaron un brillante disco, llamado "100 LOVERS", continuísta en su sonido pero más pulida y definida que trabajos anteriores, una maravilla y un deleite para todos aquellos a los que nos gusta. Y el que tiene el privilegio de acompañar esta entrada. El caso de ARCTIC MONKEYS, para mí, es un redescubrimiento. Los tenía completamente olvidados desde su brillante debut, pero con este último disco, "SUCK IT AND SEE", se lucieron, combinando las mejores y más evidentes influencias de su música, dando lugar a un resultado variado y difícil de aburrir a nadie. Y dejo al final de este bloque una elección muy personal, también olvidada en muchas listas, aunque quizás con una cierta razón, porque bien analizado en conjunto, quizás reulste repetitivo. EDDIE VEDDER y su "UKELELE SONGS" me acompañó en difíciles noches durante el verano pasado, uno de los más duros que he tenido nunca. La sencillez y desnudez de sus temas, la preciosa voz de Vedder como absoluto protagonista, la sentimentalidad de las canciones y la dulzura de sus melodías me sirvieron de cobijo y de paño de lágrimas, de desahogo y de calma. Y es por ello que no puedo olvidarme de él a la hora de hacer balance, porque ha sido uno de MIS discos de este año.



No puedo obviar en mi selección los que, para mí, han sido los debuts más interesantes. Uno, completamente desconocido, del que casi no se ha oído hablar. CASCADEUR, o un misterioso músico francés con una grandísima sensilidad, que me ha cautivado con su "THE HUMAN OCTOPUS", pop-folk delicado con cuidadas instrumentaciones, una delicia. En una línea también tranquila, pero más folk y mucho más instrumentada, están OTHER LIVES y su "TAMER ANIMALS", de los que hablé en la entrada anterior (aunque tampoco es un debut propiamente dicho, pero da esa sensación), uno de mis descubrimientos de fin de año y que tendré la suerte de ver en la próxima edición del Primavera Sound. Cambiando de estilo por completo, para bailar sin parar, un disco y una banda que poco a poco me ha ido entrando hasta volverme loca. Hace también poco que os hablé de ellos, son FOSTER THE PEOPLE con su gran debut "TORCHES", música con la que se te van los pies y un disco muy variado, que no baja la guardia, del cual me es difícil quedarme con sólo un tema. Finalmente, los fantásticos YUCK y su revival indie noventero, reflejado en un brillante debut homónimo, "YUCK", a los que, además, tuve la fortuna de disfrutar en directo. Uno de esos grupos que parece que llevan en la brecha más tiempo del que llevan en realidad. Posiblemente mi debut favorito del año.


Y por fin, mi top 3. Sí, venga, que ya lo sabéis todos. Aquí sí que puedo poner a cada uno en su posición, pero los tres han sido los discos de los que más he disfrutado este año. Aparte de la implicación emocional que tienen, el poder curativo que han tenido sobre mí o el torrente de emociones que me han desatado, son reconocidos de manera bastante unánime entre los grandes del año. Son tres discos, además, que comparten dos factores. Primero, ser brillantes y esperadísimos regresos de algunas de mis bandas predilectas. Y segunda, ser de esos trabajos que ganan con las escuchas de manera exponencial, superando, o al menos llegando al nivel, de sus predecesores, o sus más destacados predecesores. Estoy hablando, como no, de ese impresionante segundo trabajo de BON IVER, llamado sencillamente "BON IVER", cautivador y envolvente, sensibilidad y delicadeza a flor de piel, del primer tema al último, creando una atmósfera que pocos consiguen elaborar. En segundo lugar, como tampoco podía fallar, BEIRUT y su "THE RIP TIDE". Porque con él, Zach Condon sigue demostrándonos su enorme talento y se supera a sí mismo, relajando un poco los sonidos más populares e indagando en el folk y en el pop sin perder ni un ápice de su estilo, sonando en todo momento a Beirut y empapándose de algunos toques de Sufjan Stevens. Una colección breve de temas, con algunos momentos más alegres y otros más tranquilos, pero siempre con ese toque melancólico y un sabor muy auténtico y clásico incluso, atemporal. Y finalmente, mi número 1, mi disco del año, algo que va mucho más allá del disco en sí, mi banda de este 2011. FLEET FOXES, su "HELPLESSNESS BLUES" y su magia. Pop-folk de sabor sesentero, polifonías celestiales, instrumentación delicada, melodías dulces y un segundo disco que supera al primero, brillante de principio a fin. Un deleite para los oídos, que además viene acompañado de un directo aún más mágico y brillante que las canciones, si cabe. Emociones a flor de piel, paisajes sonoros que evocan paisajes físicos, felicidad y esperanza.


Soy consciente de que me faltaron muchos discos de este año por escuchar, y que quizás de haberlo hecho esta lista se hubiera visto ligeramente modificada. Y también me dejé algunos en el tintero, o quizás incluso me olvidé de alguno. Pero todos ellos representan un buen resumen de lo que ha sido este año musical tan bueno. Acompaño la misma con una de las delicias del disco de DeVotchKa, una de las que más me gustan del mismo, una canción un tanto arriesgada, pero con preciosas orquestaciones y todo el sabor de su mejor sonido. Algo que sé que no gustará a todo el mundo, pero que me apetece poner, por si alguien hiciera un buen descubrimiento y pudiera compartir mi pasión.

martes, 27 de diciembre de 2011

Dark horse - Other lives

Es martes, quizás algunos de vosotros trabajéis, posiblemente muchos otros estéis de vacaciones navideñas como yo. Como tal, toca pasar algún descubrimiento, y a pocos días de acabar el año la lista de descubrimientos de 2011 pendientes de enseñaros por aquí empieza a ser kilométrica y la mayoría de grupos y canciones van a tener que esperar a estrenar 2012. Pero quisiera que el último del año fuera uno de los más interesantes y, en mi opinión, originales. Además, uno que me acompaño mentalmente el domingo pasado mientras viajaba en avión hacia Mallorca. Me tocó madrugar muchísimo después de haber dormido unas escasas tres horas, tuve que esperar largas colas en facturación y correr aeropuerto arriba y abajo, todo por dormir media hora más y pillar el tren justita. Por ello, al colocarme en mi asiento cerré los ojos y dormité durante un buen rato. Había estado escuchando el disco durante la espera y las carreras en el aeropuerto, música tranquila que contrastaba terriblemente con los nervios y las prisas, así que se me quedaron en la cabeza las canciones.

A los diez minutos de haber despegado, abrí los ojos y por la ventanilla del avión un cielo multicolor con nubes lejanas en diferentes capas lo inundaba todo. Pensé en esos momentos que alguna recompensa debía tener coger un vuelo tan temprano, poder ver salir el sol desde tanta altura. En realidad, las nubes presentes dificultaban poder ver algo así, pero el espectáculo cromático que ofrecía el cielo hacía que mereciera la pena estar despierta. Pero lo mejor estaba por venir, porque al bajar y atravesar las nubes bajas, llegando a Mallorca, de repente se pudo ver un sol gigante y naranja saliendo por la silueta de la isla de Cabrera. Una imagen preciosa. Y con banda sonora aún más bonita.

Other lives son un quinteto procedente de Oklahoma con un sonido, cuanto menos, particular. Una interesante mezcla de folk al más puro estilo Bon Iver o Fleet foxes mezclando con clásicas orquestaciones que le dan un toque muy épico, mágico. Este 2011 han publicado su segundo álbum, "Tamer animals", un disco excelente, de los que cuesta quedarse con sólo un tema. Elijo el primero del disco porque me fascinó sobremanera un día que salía de un largo ensayo de orquesta, cuando aún pululaban por mi mente los sonidos de lo que habíamos tocado, y de repente se mezclaron con las orquestaciones y los primeros acordes de esta canción, un momento musical verdaderamente mágico. Espero que os guste.

viernes, 23 de diciembre de 2011

It's christmas time - Yo la tengo

Como podéis imaginar, me cuestan la vida los villancicos. Me pueden, me provocan diabetes, incluso me deprimen. Los clásicos no los soporto, y la tortura de tenerlos que aguantar en sus peores versiones de coros infantiles me pone los pelos como escarpias cuando salgo estos días de compras, me irrita, me pone de mala leche. Algunos en inglés los medio soporto, en versiones decentes, incluso hay alguno que he de confesar que en momentos de debilidad me llega bastante. Algunos de mis artistas y grupos favoritos, como She&Him o Sufjan Stevens, tienen discos llenos de ellos que, en pequeñísimas dosis, y por ser ellos, me gustan. Pero el otro día desde el facebook del Primavera Sound colgaron uno que, al escucharlo, me encantó.

En realidad provocó que me haya pasado las dos últimas tardes en el trabajo, en las que he realizado maratones hasta casi entrada la noche (o directamente, entrada la noche, para qué negarlo), escuchando a esta banda mítica del indie norteamericano, popularísima entre algunos de vosotros. Confieso que nunca me habían llamado especialmente la atención, aunque ese "Sugarcube" es una de esas canciones que si te pillan en según qué momentos puede llegar a ser tremendamente adictiva. Pero de repente sentí una apremiante necesidad de darles una segunda oportunidad, y el resto de la historia ya la imagináis. Algo tienen, al menos en sus discos "I can hear the heart beating as one" y "And then nothing turned itself inside-out" que me calma, o al menos me dio el sosiego necesario para afrontar estas oscuras tardes de inspiración científica forzada. Quizás por su variedad de estilos, por esos guitarreos cercanos al noise y al shoegaze de algunos de sus temas, al uso delicado de la electrónica, o las voces suaves que acompañan sus temas. Aún no sé decir si me engancharon o no, pero ha habido varios temas, aparte de los que conocía, que se ganaron un lugar en mi alma.

Vosotros no tenéis ninguna culpa de todas estas cosas que siento, y siento de verdad ser tan brusca cuando hablo del tema. Porque quizás para muchos de vosotros esta es una época de alegría, y quizás alguien se sienta hasta ofendido. Y es por ello que creo que os merecéis más que nunca una cálida felicitación, a través de este precioso tema, con aires tan sesenteros, finalmente tan entrañable, que hace hasta plantearme algunos de mis sentimientos negativos, siendo como es imposible razonar lo que uno siente. Así que, con ella, os deseo lo mejor para estos días, que los disfrutéis muchísimo rodeados de todos aquellos a los que queréis. Porque al final es de lo que se trata. Espero que os guste.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Fall creek boys choir - James Blake & Bon Iver

La noche más larga del año. El solsticio de invierno. El día en que finaliza la agonía de los días cada día más cortos. El sol de otoño tiene los días contados, y poco a poco volverá la luminosidad a nuestro alrededor. Pero ello alberga una enorme trampa. Empieza el invierno, amigos. Los días cada vez serán más largos, pero nos esperan las temperaturas más bajas, los días de capas de ropa y bufandas y guantes y no querer salir de casa, aunque afortunadamente donde yo vivo eso en realidad sólo pase en días contados, pero de los que vives con intensidad.

Quisiera darle la bienvenida con uno de los temas de este año, a mi parecer. Una canción que, desde sus primeras notas, me conmueve como pocas. Cuando leí que James Blake, uno de los artífices de ese género de electrónica que es el dubstep (y que a mí personalmente me cuesta de digerir, no lo negaré), iba a grabar una canción con Bon Iver, sentí bastante indiferencia. Pensé que por mucho que el grande de Justin Vernon estuviera ahí metido, probablemente no me gustaría. Pero cuando salió me pudo la curiosidad. Quizás fue por el momento en que la escuché, una de esas noches en las que, antes de cenar, arreglaba mi habitación, allá por
Septiembre. Pero quedé maravillada, finalmente el toque Vernon me pudo, e hizo que una canción que podría perfectamente no llamarme la atención se convirtiera en una de mis favoritas. Reconozco que suena extraña, fría como este invierno, pero a su vez me llega hasta el alma con esa voz, esos arreglos made in Bon Iver y esos cortes rítmicos irregulares. Una delicia, finalmente. Espero que os guste.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Alicia (expulsada del país de las maravillas) - Bunbury

Los que lleváis tiempo siguiéndome sabéis que no soy muy amiga de estas fiestas. Tampoco quiero volver a ser pesada con el tema ni volver a insistir, pero ayer volvió en mí la sensación desagradable que en el fondo me producen, inmune e indiferente como estaba hasta este día. Y por una extraña razón mi buen humor de los pasados días luchaba contra una incipiente tristeza y melancolía de origen y razones desconocidas y difíciles de entender. Es por ello que de repente recordé una de las pocas poquísimas escasísimas canciones en español que me gustaron de adolescente, que en su momento me evocaba Navidad por todos lados, por ese toque mágico y sosegado que tiene, y que posiblemente conocí el último año en el que disfruté de verdad de estas fiestas, quizás el último año de inocencia.

Intento recordar cómo me sentía por entonces, me esfuerzo por recuperar esa ilusión, pero me doy cuenta de que es demasiado tarde. En algunos aspectos el crecimiento es irreversible, no hay vuelta atrás. Si algún día tengo hijos, quizás la recupere, nunca se sabe. Escucho la canción y, aunque me parece preciosa, una de las canciones de mi vida, y me traiga algunos recuerdos (buenos, agridulces y malos, de todo un poco; tal y como son los recuerdos de adolescencia), ya no la asocio como entonces, quizás una forma de protegerla de una posible manía.

Su responsable, Bunbury, es de esos músicos que no dejan indiferente a nadie. Procedente de la mitica banda Héroes del silencio, su carrera en solitario se ha caracterizado siempre por un intento de abarcar todo tipo de sonidos, de experimentar, de no quedarse quieto. Aunque siempre sus temas conserven la marca de la casa, sobretodo con esa voz tan característica, sus trabajos suenan casi siempre diferentes, aunque quizás últimamente se haya tranquilizado y haya vuelto a los orígenes. A mí personalmente lo que ha ido haciendo siempre me ha parecido bastante interesante, con canciones que me dejan igual pero muchas otras que me encantan, que pondría una y otra vez sin cansarme. El año 1997 sacaba "Radical sonora", su primer álbum en solitario, y en él se incluía esta canción, que forma parte sin duda de ese segundo grupo. Una canción que nunca me cansé de escuchar, que siempre me ha transmitido muchas cosas, y que al final siempre ha estado ahí.

martes, 20 de diciembre de 2011

Your girl - Kakkmaddafakka

Una de las cosas que más y menos me gustan de donde trabajo es el constante devenir de gente. Ello hace que conozcas a muchísima gente de muchos lugares diferentes, y que en algunos de ellos encuentres verdaderos amigos. Al compartir tantas horas de laboratorio y trabajo, muchas veces se crean lazos incluso más fuertes que los que puedes llegar a tener en ese momento con amigos de toda la vida. Pero lo peor de todo es que muchas veces llega un día en que esas personas se van, vuelven a su país o simplemente acaban la tarea que estaban realizando y siguen su rumbo en otro lugar. Al llevar cuatro años allí, ya he pasado por ello varias veces, pero una nunca se acostumbra. Este otoño se fueron dos de las mejores amigas que he hecho durante este tiempo. Una de ellas, Berit, volvió a Noruega, su país, justo ayer mismo. Ha estado sólo un año, pero suficiente para que se convirtiera en una buenísima amiga. A ella tengo que agradecerle sobretodo que me haya escuchado cuando lo he necesitado, ya que ha estado ahí presente en momentos muy delicados de este último año y siempre he encontrado en ella un gran apoyo y alguien sosegado con quien hablar.

Me apetece dedicarle una canción por aquí porque una de las miles de cosas que hemos compartido ha sido nuestro amor por la música. Hemos compartido muchos momentos musicales en muchos conciertos. Vampire weekend, Sufjan Stevens, Interpol, Tennis, Jack Johnson o Polock fueron algunos de ellos, y lo mejor de todo es haberlo compartido con alguien que disfruta tanto como tú de esos momentos, que sonríe aún más que tú si es posible, y que lo vive con el mismo entusiasmo y positivismo. Aparte de las conversaciones emocionadas sobre uno u otro grupo, una u otra canción. Y lo hemos pasado muy bien juntas, tanto en esos momentos musicales como en otros no tanto, siendo una de esas personas que, aunque haga poco que conozcas, te hacen abocar toda tu confianza y te hacen sentir, con su sonrisa, que estás delante de una gran amiga. A la que vas a echar muchísimo de menos cuando ya no la tengas cerca.

Nos quedaron cosas en el tintero por hacer, y una de ellas fue ir a ver a estos compatriotas suyos en concierto, que no pudimos cuando tuvimos ocasión. Un grupo tremendamente divertido, que casualmente ella había visto en concierto unos años antes sin conocerlos y lo pasó en grande. Que este año publicaron su segundo disco, "Hest", y con él poco a poco van conquistando Europa con su contagioso buen rollo. Nada que no se haya escuchado antes, simplemente canciones que ponen de buen humor, como este buen humor que llevo encima desde el fantástico fin de semana que he tenido. Espero que os guste.

viernes, 16 de diciembre de 2011

The engine driver - The decemberists

Hace unas semanas me enviaron un artículo de Punset sobre el desamor. No soy muy fan de los textos de este hombre, pero este me encantó. Aunque en una de las cosas no estoy de acuerdo (no creo que la solución sea volver a enamorarse, sinó aprender a estar solos una temporada), me sentí muy identificada con algunas de las cosas que en él se explica. Porque existe un tabú en hablar del desamor, está visto como algo malo, algo que merece ser escondido, causa de vergüenza incluso. Es algo triste, cierto, aún más doloroso, tanto para el que poco a poco descubre que lo siente como para el que de repente cae en la cuenta de que ya no es correpondido. Pero, como se dice en el artículo, en el fondo quizás sea algo positivo, una señal que te da la vida que evita que algo sin futuro tire adelante, antes de que sea demasiado tarde para ser realmente felices.

Ya han pasado seis meses, medio año, y siento que puedo hablar sobre el tema con toda lucidez. En este tiempo he aprendido muchas cosas, también a su vez me he dado cuenta de cosas muy tristes, de que hacía mucho más tiempo del que pensaba que había caído en las redes del desamor, sin yo darme cuenta, sin yo entenderlo. Y duele, mucho, saber que le has hecho daño a alguien sin quererlo, sin buscarlo, pero sin ninguna otra solución, sin poder hacer nada por evitarlo. Pero con el tiempo sabes que hiciste lo que debías, que incluso le hiciste un favor a esa persona, cruel y frío como suena. Y vuelves a ser muy feliz, vuelves a renacer, redescubres cosas de ti misma y vuelves a hacer cosas que hacía tiempo que no hacías. Y, pasado un tiempo, puedes volver a hablar de amor, aún sin sentirlo, aún sin acordarte de lo que era.

Adoro el "Picaresque" de The decemberists. Porque es un gran disco, porque es variado e imposible aburrirse con él, porque no sobra ni un sólo tema. Porque te transmite diferentes sensaciones con diferentes canciones, desde la alegría hasta la melancolía. Porque, como en casi todos los buenos álbumes, cuesta escoger un solo tema. Pero este "The engine driver" sin duda está entre mis favoritas. Porque esa reiterativa y repetida frase del estribillo "And if you don't love me let me go" duele a la vez que alivia, cura, dura como es. Y es por ello que al leer el texto de Punset sobre desamor, supe enseguida que su reflexión acompañaría esta preciosa canción. Porque con ello finalmente puedo dar carpetazo definitivo a todo ello y seguir siguiendo con mi vida. Y más feliz que nunca. Que la disfrutéis!!



Canciones anteriores:
- All arise!

jueves, 15 de diciembre de 2011

Paranoid - The sunday drivers

Hoy me he despertado con ganas de Sunday drivers. Un molesto resfriado se apoderó de mi cuerpo y me encuentro rara, no débil ni postrada en cama, pero con necesidad de música de aquella que yo denomino música-manta. Música reconfortante, que me dé calidez y me mezca como si retrocediera 28 años y me encontrara aún en mi cuna. Titubeé y consideré la opción de quedarme en casa todo el día reposando, me costó desprenderme de las sábanas y levantarme, pero finalmente encontré la fortaleza para hacerlo, porque quizás no sea para tanto y acabe agobiándome. Pero aún así, siento la necesidad de algo suave y cálido, como he dicho más arriba, como el mantón-bufanda de lana rojo que por fin cubre mi cuello y mi espalda aposentado sobre mi abrigo o sobre mi jersey, de las pocas cosas que disfruto de vestir en invierno.

Abro mi carpeta de música y me topo con el "Tiny telephone", mi disco favorito, y no puedo decidirme por sólo una canción. Pasé por aquí mi favorita, "Sing when you're happy", hace cosa de un año; pero revisándolo me doy cuenta de que no sobra ni un sólo tema. Es lo que tienen los buenos discos. Ni las canciones más movidas se libran de esa dulce y alegre melancolía que impregna todo el disco, que se recrea a su gusto y con amplitud en los temas más lentos. Con esas guitarras que rasgan el alma y nos hacen movernos, la preciosa voz de Jero Romero (que hace poco presentó su proyecto en solitario) y unos ecos inconfundibles a los Beatles más cálidos, es un grupo que fácilmente consiguió hacer un hueco en el corazón de muchos. En la dificultad de escoger un tema, hasta el final del redactado de esta entrada no lo decidí, pero mal que me cueste, finalmente me decanto por "Paranoid", una de las más lentas y melancólicas, y la que me enganchó a ellos y a este disco cuando mi compañera de laboratorio la hacía sonar en un mix de canciones que se ponía ella para trabajar. Porque, aparte de eso, es de las que más cumplen esa misión que he descrito arriba, una de las más reconfortantes del mismo, una delicia de tema ideal también para acompañar la nostalgia y la melancolía propia de estos días previos a la Navidad. Espero que la disfrutéis.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Mmm Mmm Mmm Mmm - Crash test dummies

Hoy, como veis, la originalidad se tomó un día de descanso. Porque no es la primera vez, ni la última, que aparece esta canción por un blog. Que sí, que es muy obvia, muy típica, que algunos incluso la tenéis más aburrida que nada, pero qué queréis que os diga, fue una de las canciones de mi adolescencia y algún que otro día tenía que acabar con sus pies en este espacio. A diferencia de otras, esta en realidad nunca acabó de desaparecer, no tuve necesidad de recordarla, sinó que de una manera u otra siempre ha estado ahí, en las dosis suficientes como para no aburrirla, pero evocando recuerdos de cuando la conocí, unos añitos después de que apareciera.

En realidad, como me sucede con muchísimos de mis temas de recuerdo, poco o ninguno más de la banda conozco y aún menos controlado tengo el disco. En aquellos momentos era mucho más de canciones sueltas que de discos, en una época en la que caía algún cd en ocasiones especiales y no existía lo que existe hoy en día, ni tenía tampoco amigos melómanos de los que conseguir material. He oído incluso definir este tema como un "one-hit wonder", cosa que podría ser porque realmente fue el mayor éxito que tuvo la banda, curiosamente, según lo que he podido leer, más fuera de su país, Canadá, que en el mismo. Una de las cosas más destacadas de esta canción, de una tristeza luminosa, es esa tremenda voz de bajo de su cantante, Brad Roberts, aparte de ese piano que la acompaña casi al unísono. Quizás sea lo que la ha hecho perdurar con los años y haberse convertido en una de las canciones de los 90.

Al escucharla no puedo evitar pensar en mi ciudad, Palma, en como la veía y sentía por entonces (un poco diferente a como la veo y la siento ahora mismo), en paseos por sus desordenadas calles camino a casa, en los cafés en los que perdíamos las tardes de viernes de otoño e invierno de mi adolescencia, en las conversaciones llenas de sueños con las que las llenábamos entre varias amigas; en mi casa, mi habitación tal y como estaba por entonces, con esa mesa llena de libros y apuntes donde tantas horas pasaba estudiando. Son todo recuerdos plácidos, tranquilos, invernales, de luz tenue, tardes cortas y noches larguísimas. Quizás lo que más evoca esta canción. Espero que os guste recordarla.

martes, 13 de diciembre de 2011

Don't stop (Color on the walls) - Foster the people

Al final caí rendida, sí. Desde verano que oigo hablar de estos chicos por todos lados, los había escuchado en la radio y todo, pero no me acababan de llamar la atención, no acababa de entender el por qué de tanto revuelo. Hasta que un día, por una extraña razón, escuché varias veces esta canción por la radio y me enganchó sobremanera. Quizás no sea otro más de esos mal-llamados "hypes", da hasta rabia que te acaben gustando tanto, que parezca que te dejaste llevar por la manada. O quizás es que simplemente, por una extraña razón, una canción o un grupo te entran en el momento en que tienen que entrarte, seguro que no soy la única a la que le ha pasado algo así. Pero cuando indagas y resulta que la cosa no se queda en una sola canción, sinó que forma parte de un estupendo disco de debut, la cosa ya se pone seria.

Posiblemente sean una de las revelaciones de este 2011 con su álbum de debut, llamado "Torches". En realidad tampoco inventan la fórmula de la Coca-cola, sinó que simplemente se dedican a hacer buenas canciones de pop muy bailables y frescas, cercanas al dance con sabor indie, con melodías pegadizas, algún que otro elemento electrónico, alguna que otra influencia ochentera, voces en falsete y muchas, muchas ganas de hacerlo pasar bien. Sin pretensiones, sin grandilocuencias, pero poco a poco y con buena letra. Música para no pensar, para dejarse llevar por su ritmo, para sonreír y bailar. Música que me resulta extraño escuchar en esta época, a decir verdad, tan fresca como suena, pero que con este inicio de invierno tan poco invernal y tan suave, apetece. Y si os gusta esta canción, de veras que os recomiendo el disco entero, porque seguro que encontráis algún tema mejor que este. Os aseguro que me costó escoger con cuál presentaroslos. Espero que lo disfrutéis.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Consolation prizes - Phoenix

Desaparecí sin deciros nada, y es que tenía intención de escribir alguna entrada estos días, pero no he tenido casi ni un instante para hacerlo. Me cogí un día de puente y he estado en Mallorca, en casa de mis padres. Pero no he parado quieta. Imposible con la maratón de ensayos en la que he estado metida con mi orquesta de Palma, que han saciado mi mono de orquesta de verdad este año en el que no somos los suficientes en la de aquí de Barcelona para montar algo todos juntos y tenemos que consolarnos con piezas más sencillas entre dos, tres o cuatro violines. Ni las horas y horas de ensayos, ni el dolor de espalda con el que he acabado, ni el lío de partituras, ni la caza de notas a la que he ido en piezas que he tenido que preparar en tres días, ni el estrés de montar una obra entera en dos ensayos y ni tan sólo el haberme perdido el apabullante 1-3 del Barça al Madrid en el Bernabéu han impedido que al final haya sido una experiencia muy bonita, sin nada de especial porque al fin y al cabo es algo que he hecho mil veces, pero que he disfrutado como una enana.

Vuelvo a Barcelona de muy buen humor, pensando en que en dos semanas volveré a estar por allí y tendré una semanita de vacaciones. Es por ello que no se me ocurre nada mejor que una de las canciones con las que conocí a una de mis debilidades musicales, los franceses Phoenix, esa banda de pop ya consolidada con ese sonido tan alegre, variado y desenfadado, pero reconocible a las pocas notas y ya influencia para otras bandas más nuevas. Una de las delicias de su tercer disco, "It's never been like that", quizás su mejor trabajo, que viene acompañado además de un vídeo que, sin tener nada de especial más que estar rodado en mi ciudad favorita, París, me encanta y me pone de aún más buen humor que la canción, si cabe. Ideal para empezar con energía y una buena sonrisa esta cuenta final hasta las próximas mini-vacaciones de Navidad. Espero que os guste.



Canciones anteriores:
- Too young
- Lisztomania

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Is this the best it gets - Budapest

Otra vez me volvió a pasar; bueno, en realidad es algo que me pasa muy a menudo y que no es la primera vez que comento por aquí. Cuando, escuchando mis emisoras y mis programas de radio favoritos, de repente suena una canción que hacía tiempo que no escuchaba y con ello es rescatada inmediatamente de mi memoria, muchas veces acompañada de alguna que otra lágrima. Hace cosa de unas semanas, un día cualquiera, sin esperarlo, sonó en 180 grados de Radio 3 esta canción, en forma de remember inesperado y perdí de repente toda la concentración que tenía en esos momentos en lo que estaba haciendo.

Y es que sólo escuchando las primeras guitarras del tema, mi mente volvió atrás casi nueve años. A un invierno previo a importantes cambios, a mí misma conduciendo hacia la universidad bajo un tenue sol de febrero, a la espera de la comida de la mejor cocinera del mundo (séase, mi madre), a tardes ocupadísimas en la facultad,  a sábados por la tarde haciendo de monitora de críos como pasatiempo que compartir con mis amigas, a miradas furtivas y encuentros forzados con el chico que me gustaba de la facultad en esos momentos, al miedo y a la incertidumbre por lo que iba a ser de mi vida en pocos meses. Todo ello con una sonrisa en mis labios, algo que, los que me conocéis, sabéis que nunca pierdo. Porque con una canción tan deliciosa, dulce y reposada como esta es imposible que sea de otra manera.

Poco más se supo de esta banda británica que apareció a finales de 2002 con su disco de debut, "Too blind to hear", del cual esta canción fue su carta de presentación; y que volvieron tres años después con un segundo disco, para disolverse en 2006. De hecho, tengo que confesar que este es el único de sus temas que conozco o recuerdo, pero sin duda fue una presentación más que destacable. No sé si una de las canciones de mi vida, pero sí una de las que más me emociona escuchar después de tanto tiempo. Espero recordársela a alguien más a quien le haga tanta ilusión como a mí, y también que os guste si no la conocéis, nunca es tarde para hacerlo.

martes, 6 de diciembre de 2011

Glad girls - Guided by voices

Martes festivo en una semana extraña, pequeña excepción para los martes en este blog. Porque es, en parte un descubrimiento para mí, aunque en realidad no sea un descubrimiento a estas alturas. Pero me apetece que esta sea la canción para hoy, para dar un poco de luminosidad a este seis de diciembre en el que algunos tenemos un simple paréntesis laboral y otros disfrutan de unas mini-vacaciones previas a las de navidad. Y es que ando estos últimos días bastante adicta a "Como conocí a vuestra madre", una telecomedia norteamericana que ya hace varios años que sigo pero que he ido aparcando a temporadas. Hasta que me da de repente y empiezo a devorar episodios. Aunque quizás no llegue al nivel de la mítica "Friends" (o quizás simplemente la tengo tan idealizada que no lo veo de otra manera), me encanta pasarme horas viéndola porque me puede su ternura, me río con sus personajes y tramas y sobretodo porque me es muy fácil sentirse identificada con alguna de las situaciones que plantea. La diferencia de percepción entre cuando veía "Friends" y esta está muy clara: la veo en el momento en que más identificada puedo sentirme con ella. Y estoy segura de que no soy la única que así lo ve.

La serie cuenta con una interesante banda sonora, por la que han pasado gente como Vampire weekend, Wilco, Regina Spector, Nada surf o The Jayhawks, entre otros. Ayer por casualidad encontré un enlace en el cual se detalla qué canciones aparecen en cada episodio, y fue todo un hallazgo. Sobretodo al descubrir que una de las canciones que había escuchado en los últimos episodios y que más me había llamado la atención es de uno de los grupos que vendrán al próximo Primavera Sound, y que más ganas tengo de profundizar en ellos antes de la gran cita. Curiosamente, revisando la lista, no es la primera vez que aparecen. Un grupo procedente de Idaho de larga trayectoria y extensísima discografía, que empezaron su carrera en los años 80 y pararon su actividad hace pocos años, para volver a reunirse este mismo año. De su disco número 13, llamado "Isolation drills" y publicado el año 2001, procede esta alegre canción. Espero que os guste, y que paséis un buen día de descanso.

lunes, 5 de diciembre de 2011

It's not over yet - Klaxons

Cómo me dejo enredar. Será que en el fondo me gusta que me enreden, o que me dejo llevar por la gente y no me quiero perder ni una, ni dejar de compartir algo con la gente con la que me lo paso bien. El caso es que mis compañeros de trabajo nos han apuntado a todos a una carrera sencillita, de 5 km, este martes. Algo impensable para mí, visto que quizás hacía unos seis años que no iba a correr, y que últimamente casi no hago deporte (aunque camino mucho, me paso el día subiendo y bajando escaleras y cojo bastante la bici para desplazarme por la ciudad). Aquello que te dejas llevar, que unos a otros nos vamos animando y, sin comerlo ni beberlo, ahí estamos apuntados todos; aunque a decir verdad, la recompensa en forma de buen restaurante tras la carrera es un buen incentivo, quizás lo que nos ha animado a participar al final. Y tocó, como es lógico, ponerse a entrenar de cualquier manera, sorprendiéndome a mí misma por ser capaz de llegar a los 5 km en un tiempo decente y pudiendo subir las escaleras de vuelta a casa.

Si os he de ser sincera, una de las cosas que me ha ayudado a poder aguantar los entrenamientos (y hasta disfrutalos) ha sido mi mp3 y la música seleccionada para darme la suficiente energía y ayudarme a llevar el ritmo. Rastreando entre los 8 GB del mismo, topé con varias opciones, siendo finalmente escogidos los discos "Silent alarm" de Bloc Party y "Myths of the near future" de Klaxons. Dos discos que, además, están repletos de esas canciones que me gusta poner los lunes. Aunque este lunes sea un poco raro, en una semana extraña para todos, con dos festividades que cada uno cogerá a su manera, me apetece empezarla con toda la energía de temas como este que he escogido, del segundo disco mencionado. Con ese estilo marca de la casa de estos británicos, con elementos de rock, post-punk y una ligerísima electrónica que le dan el toque final necesario para que se convierta en una canción que invita a no quedarse parado. Espero que os guste.



Canciones anteriores:
- Golden skans

domingo, 4 de diciembre de 2011

Something - The Beatles

Que sí, qué cansina que soy con los Beatles, lo sé. Pero qué queréis que os diga, beatlera empedernida que soy, no podía pasar por alto esta cita. Como todos ya sabéis, el pasado martes 29 de noviembre se cumplían 10 años de la muerte de George Harrison, el Beatle quizás más a la sombra (con permiso de Ringo Starr, claro), ese guitarrista de enorme talento que el tiempo va colocando en su lugar y que poco a poco va reivindicándose su figura como elemento imprescindible en la maquinaria que dio lugar a la maravilla musical que nos dejaron los cuatro grandes de Liverpool.
La efeméride en sí, aparte del hecho, me llama la atención porque para mí es casi un recuerdo reciente. Quizás sea una tontería, pero nunca olvidaré el momento en el que me enteré. Era una mañana plácida y soleada de otoño de viernes, no tenía clase en la facultad, me preparaba para mi tercera cita con el examen práctico del carnet de conducir, con toda la ansiedad y la desesperación que ello me conllevó, y tenía clase de violín a última hora antes de comer. Me desperté con esa noticia en la radio, y me dejó sorprendida, acompañándome una extraña sensación de tristeza sutil durante toda la mañana. Más que el hecho, una de las cosas que más me llaman la atención de todo esto, es que hayan pasado ya diez años, haciéndome pensar en lo rápido que han pasado y la cantidad de cosas que me han pasado.

Para recordarlo, posiblemente una de las canciones de amor más bonitas que se han escrito nunca. No es la primera vez que desde este espacio se reivindica la figura de George Harrison, y el hecho de que muchas de mis canciones favoritas de los Beatles sean suyas quizás es por algo. Y esta es una de ellas. Del "Abbey road" de 1969, una canción sencilla, reposada, sin demasiados artificios, pero directa al corazón, que me emociona y me transmite calma y sosiego, que nunca me cansaré de escuchar. Espero que la disfrutéis.



Canciones anteriores:
- Hey Jude 
- Here comes the sun

viernes, 2 de diciembre de 2011

Love the way you walk away - Blitzen trapper

Cualquiera diría que estamos a 2 de diciembre, que las luces de navidad ya hacen acto de presencia en las ciudades y en la televisión empieza la pesadilla de la invasión de los anuncios navideños que tanto odio. Los jerseys gordos siguen guardados en el cajón y los abrigos en el armario, por suerte le está costando al frío hacer acto de presencia, aunque algo me dice que cuando aparezca nos hará desear que no lo hubiera hecho. El otoño se me escapa de las manos, se me escurre, ha sido todo tan intenso y han pasado tantas cosas, viviendo en el mismo uno de los momentos más dulces en mucho tiempo (a pesar de las desgracias a mi alrededor, curioso contraste), que pierdo la cuenta del tiempo que ha pasado y de lo rápido que ha pasado todo. Y por primera vez en muchos otoños, no tengo añoranza de verano, aunque estos días tan soleados confundan, a pesar de la luz tan ténue que llena la ciudad.

En este contexto se me hace muy apetecible escuchar a estos chicos. Hace cosa de un año y pico descubrí y me enganché de manera terrible a ellos, una banda procedente de Portland abanderados por la grandísima discográfica de Seattle Sub Pop (ya, a día de hoy, mi favorita sin ningún lugar a dudas). Facturaban en su disco "Furr", que escuché con avidez durante todo el verano de 2010, un sonido muy setentero con tintes de  música americana clásica. Presenté en su día "Furr", una de sus canciones más destacadas, y una de las canciones que más me llegan. Casi sin que me enterara han sacado varios más, y en el último, llamado "American goldwin" y editado este mismo año, también brillante, profundizan más en los sonidos country/folk americanos sin dejar de recordarme a cómo los conocí. Y del mismo quizás me quedo con esta canción, preciosa y evocadora, a medio camino entre la calma y el movimiento, ideal para acompañar las pocas horas de sol de estos días en los que parece que al día le cuesta quedarse quieto, para aprovecharlas y pasear y sentir ese tímido sol en nuestro blanquecino rostro. Una canción que hará las delicias de todos aquellos amantes de los sonidos más americanos. Espero que os guste.


jueves, 1 de diciembre de 2011

If things were to go wrong - Deluxe

Salté de la nube del concierto de Fleet foxes a la nube en la que estoy desde que sé algunas de las últimas confirmaciones para el próximo Primavera Sound, Wilco y Death cab for cutie, que unido a Bjork y a Jeff Mangum (de Neutral Milk Hotel) hacen que esté más que agradecida de que me convencieran para comprar el abono a un precio razonable, a tiempo y a ciegas, porque puede ser muy grande. Algo me dice que no va a ser su mejor edición, muchos grupos repiten y quizás para mucha gente no tenga la gracia de antes, pero para mí que llevo poco tiempo en este meollo puede ser muy grande. Demasiadas emociones en pocos días que hacen que tenga la cabeza donde no debo tenerla.

Y para acompañar este estado de casi euforia, aunque poco tenga que ver con el festival en sí, me viene a la cabeza una canción que hace una semana que me enseñaron y que desde que la escuché por primera vez me volví completamente adicta. Del gallego Xoel López, alias Deluxe, de su segundo álbum, llamado como la canción, y publicado el año 2003. Una canción con ambición grandiosa, que te llena con todo su sonido, con esa voz tan bonita y particular de Xoel, positiva, de esas que sacan a flor de piel todo lo que sientes, que te desahogan y por un momento te hacen feliz. En realidad, nada que no se haya hecho antes, pero con un efecto adictivo y casi terapéutico. Espero que os guste.




Canciones anteriores:
- Que no

martes, 29 de noviembre de 2011

She is clever - Laish

Ahora sí que dejamos de lado por una temporada las crónicas de conciertos, después de esta maratón, ya clásica de noviembre (porque ya es el tercer año consecutivo en que me sucede algo así), y poco a poco volvemos a la normalidad en el blog. Y como es martes, toca alguna novedad, así que aprovecho para presentaros uno de los descubrimientos que más me han llamado la atención estas últimas semanas. De hecho se trata de un auténtico flechazo, ya que al escuchar por primera vez la canción caí rendida a ella al segundo.

Sus responsables se llaman Laish y son un quinteto multiinstrumental procedente de Brighton. Su propuesta es un folk muy particular y complejo que bebe de diversas fuentes, lleno de diferentes instrumentos (violines, clarinetes y acordeón, entre otros), combinación de voces femeninas y masculinas y una notable influencia de la música popular. Lanzaron su álbum de debut el año 2010, han teloneado a gente como Grizzly bear o los mágicos Beach house, y vuelven el próximo año con su segundo disco, del cual esta canción es su adelanto. En ella se aprecia una evolución en el sonido de la banda, sonándome a una interesantísima mezcla entre Fanfarlo, Mumford & sons y si me apuras, algo de The swell season. Algo que va un poco más allá del pop simple y que resulta muy, muy interesante. Y la canción para mí fue absolutamente adictiva. Resto a la espera del disco completo, pero si os ha gustado, os invito a escuchar el primero desde su bandcamp, que suena también muy bien. Espero que os guste.



lunes, 28 de noviembre de 2011

Grown ocean - Fleet foxes

Aviso para navegantes (de este blog): diabéticos, absténgase de seguir leyendo (o haganlo de manera un poco diagonal). Porque lo siento mucho, pero creo que vuestra glucosa en sangre puede verse ligeramente aumentada tras leer las impresiones provocadas por el concierto de Fleet foxes anoche en el Auditori. Desde que voy frecuentemente a conciertos, pocas veces hasta ahora he repetido grupo, pero cuando supe que la banda de Robin Pecknold (alias "Robin de los bosques", por cortesía de Txarls) volvían a Barcelona después de su mágica actuación en el Primavera Sound de este mismo año, poco me pensé el volver a pagar para verlos, y menos aún teniendo en cuenta que era un lugar como el Auditori, de acústica impecable. Ese concierto realmente era difícil de superar, pero así fue, aunque la sensación general fuera en realidad muy diferente entre las dos ocasiones.

Tras encontrarnos, Txarls, Víctor, Uri (a quien tuvimos el privilegio de conocer en persona) y yo, fuimos hacia el Auditori y nos sorprendimos de ver una importante cola formada a más de dos horas de inicio del evento, que nos negamos en rotundo a hacer y la cambiamos por unas cervezas, aún a riesgo de no poder estar en primeras filas y tener que conformarnos finalmente con un buen lugar en primera fila del tercer piso, desde el cual también se veía y se oía estupendamente. La única lástima fue no poder estar en el concierto junto a JMHulme, Vanessa y Julia, que sí que tuvieron ánimos para colocarse en la cola y coger un sitio mejor en platea, y tener que conformarnos con intercambiar cuatro entusiastas impresiones tras acabar el concierto, apurando para no perder el último metro. Puntuales empezaron los teloneros, unos sosillos Vetiver, en un Auditori repleto de gente expectante de ver a los de Seattle. Que aparecieron también puntualmente en el escenario, empezando suavemente con la instrumental "The cascades", y dejándonos bastante claro, desde el inicio, que no iban a lucirse como grandes comunicadores sinó simplemente a ofrecernos su música de la manera más pura posible.

Alternaron temas de sus dos álbumes, tocando algunos que no escuchamos en Mayo, como uno de mis favoritos, "Bedouin dress", toda una emocionante sorpresa, y también "Sim sala bim", "The plains/Bitter dancer", "Your protector"o "Red squirrel/Sun it rises". Disculpad que no pueda enumerar ni todos los temas, ni su orden exacto. Para mi, dos de los momentos más emocionantes fue volver a revivir "White winter hymnal" seguida de "Ragged wood", en el cual las lágrimas volvieron a fluir como en mayo; y una maravillosa "The shrine/An argument" seguida de la íntima "Blue spotted tail". Antes del bis dejaron en el tintero algunas de las más esperadas, como "Montezuma", que finalmente no sonó y se echó de menos, pero en su lugar sonaron las bonitas "Lorelai" y "Blue ridge mountains" (que no podía faltar), acabando con la apoteósica "Helplessness blues", que volvió a ponerme los pelos de punta y hizo que unas leves (y ya disimuladas) lágrimas volveran a hacer acto de presencia.


Si en disco suenan fantásticos, en directo son aún mejores. Lo suyo es pura magia en el escenario, y aparte de eso, demuestran que musicalmente son impecables, que sus canciones van más allá del pop simple de desarrollo-estribillo-desarrollo-estribillo-coda-estribillo. No sólo eso, sinó que sus polifonías suenan celestiales; y lo mejor de toda su propuesta sobre el escenario es que combinan los momentos intensos y cañeros con otros más suaves e íntimos (en los cuales el público acompaña con un brillante silencio sepulcral), en una misma canción, pasando de unos a otros de manera magistral, al más puro estilo de las mejores interpretaciones de música clásica, lo cual los hace musicalmente aún más interesantes.

Podría hacer una analogía entre todo lo sentido anoche durante el concierto (y durante las horas posteriores) con el estar recién enamorado, en el inicio de un amor. Por mucho tiempo que haga que no siento nada similar, no me es difícil recordar lo que era, y menos aún compararlo con las sensaciones vividas durante la hora y media de recital. Porque cuando estás enamorado te encuentras en una nube de la que no quieres que te bajen por nada del mundo. Te evades y pierdes la cabeza, te olvidas de tu entorno, te dejas llevar por la otra persona, te sumerges en ti mismo y tus propios pensamientos. Quieres que no acabe nunca, que ese torrente de emociones no se agote. Lloras, ríes y lo sientes todo a la décima potencia, pero sientes una cierta vergüenza si los demás lo notan demasiado. Ya puede acabarse el mundo a tu alrededor que todo te da igual, que no te das cuenta de nada más; como ayer al acabar el concierto y abrieron las luces, que caí de repente en la cuenta del frío que hacía en la sala.

Acompaño esta crónica con la canción que escogieron antes de ir al descanso previo al bis, la que se encarga de cerrar el segundo disco, una de las mejores del mismo, que casi que resume toda la esencia de esta banda que se está ganando cada vez más un lugar en mi podio personal de mis bandas favoritas, si es que no lo tiene ya ganado. Porque sus canciones y el recuerdo de lo vivido en su directo pervivirá en mi mente varios días. Que la disfrutéis.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Guspira, estel o carícia - Mishima

Después de dos días de entradas tan largas, toca una breve, como breve es la canción que la acompaña. El gran JMHulme desde su blog ha acuñado un magnífico término musical para aquellas perlitas que duran menos minutos de lo habitual: chupitos musicales. Imposible encontrar un título mejor para canciones como esta que hoy paso por aquí. Un término que por un día tomo prestado, con su permiso (o al menos el obtenido, en su nombre, por la simpática Vanessa, su compañera de hazañas bloggers), aunque no sé si la canción en si será mucho de su agrado.

Ya sabéis que Mishima, esta banda barcelonesa que canta en catalán, es una de mis favoritas, una de mis debilidades. Y curiosamente nunca pasaron por aquí en otoño, que es cuando más pegan sus canciones. Canciones que nunca me canso de escuchar, y que disfruto especialmente paseando por esta fantástica ciudad en la que vivo, cualquier atardecer o noche de cualquier época del año. Perdida por los callejones de Ciutat Vella o de Gracia, al lado del mar, pero especialmente inmersa en la cuadrícula perfecta de las calles del Eixample, entre tiendas de flores, balcones modernistas, bares de todo tipo y mucha, mucha gente circulando para todas direcciones. La intensa vida de una ciudad que nunca duerme.

Y para ello, un auténtico chupito musical, una delicia de un minuto y poco más, pero suficiente para que nos deje huella. Una de mis favoritas de su repertorio, procedente de su fantástico último disco, "Ordre i aventura", del año 2010. Espero que os guste.



Canciones anteriores:
- La tarda esclata
- Qui n'ha begut


miércoles, 23 de noviembre de 2011

Grounds for divorce - Elbow

Acabo esta primera tira de crónicas de conciertos (que se verá continuada la semana que viene) intentando rescatar de mi memoria las sensaciones vividas el pasado domingo viendo a la banda británica Elbow en la sala Apolo de Barcelona, sin duda una de las mejores salas de concierto de la ciudad. Mi melómana amiga Lídia los vio este verano en el FIB sin casi conocer ninguna canción y salió entusiasmada, insistiendo en que no me los perdiera por nada del mundo. Y he de decir que no le falta razón, porque lo que pude vivir el domingo con esta gente fue algo alucinante.


Porque fue uno de esos conciertos en los que, desde el primer momento, estás metido hasta la médula. Parte de culpa la tiene la interpretación perfecta de los temas, que suenan enérgicos y potentes los que así tienen que ser, e íntimos y delicados los más lentos, con unos músicos en estado de gracia, esa voz tan bonita de Guy Garvey (que sí, que al final acabó encantándome, reticente a ella que era cuando los descubrí) en su máximo esplendor y un acompañamiento de cuerdas compuesto por dos violinistas que sonaron fenomenal, en su justo volumen para completar las canciones. Pero la otra parte de la culpa la tiene el grandísimo carisma del cantante, pura energía (aunque no sé yo si el desfile de vasos con sospechoso contenido etílico ayuda), pura simpatía y puro desparpajo, ya que no paró de dirigirse al público en ningún momento, haciéndolo partícipe en todo momento del show. Un público que demostraba la gran popularidad que tienen en Reino Unido, ya que diría que un 30% de los asistentes eran británicos. Todos estábamos allí dándolo todo sin ningún esfuerzo porque ellos así nos lo pedían, no podía ser de otra manera.


El repertorio estuvo basado casi exclusivamente en sus últimos dos discos, el "Seldom seen kid" del año 2008 y el "Build a rocket boys!" del presente año, quizás el único fallo del concierto, ya que esperábamos escuchar algún que otro de los anteriores, como "Fallen angel" o "Ribcage". Pero aparte de eso, la selección no pudo ser mejor, ya que no faltaron ninguno de los que yo deseaba escuchar. Empezaron con el que abre su último disco, "The birds", y fueron desfilando, de manera alternada entre los dos discos, mi favorita, "Mirrorball", "Bones of you", "Lippy kids", "Dear friends", "The river" y "The night will always win" en el momento íntimo al piano de la noche, o la preciosa "Weather to fly" que tuve ayer todo el día en la cabeza, cuyos coros de acompañamiento fueron cantados por el público bajo la atenta dirección de Guy Garvey. El colofón vino de cara al final, cuando se marcaron una épica "Open arms" en comunión con el público previa al bis, para volver a salir a lo grande, todos ellos con una trompeta para iniciar la increíble "Starlings", rememorar una del disco anterior al "Seldom seen kid" con "Station approach" y acabar a lo grande, con el tema que todos esperábamos, grandiosos sonaban los violines con las primeras notas de la más épica aún "On a day like this", para hacernos después enloquecer con su melodía, sus coros y su conjunto sonoro. La guinda perfecta para un concierto perfecto.


Uno de los momentos que recuerdo con más cariño, fue el primer subidón del concierto, con otra de mis favoritas del "Seldom seen kid", "Grounds for divorce". La canción vino tras una interacción curiosa del cantante con el público, a raíz de la presencia de un niño de unos 11 o 12 años a los hombros de su padre cantando a pleno pulmón todas las canciones (aquello que todos pensábamos "si algún día tengo un hijo, quiero que sea así"). El cantante se dirigió a él, le preguntó su nombre (como no podía ser menos, el chavalín era británico), e hizo corearlo a todo el público con una melodía inventada, que poco a poco fue enlazando con los coros de esta canción, que sonó soberbia en directo, enérgica en esas guitarras y épica en los coros. Al acabar la canción, hizo pasar las baquetas que usó para tocar la percusión al chico, diciéndole que cuando fuera mayor formara una banda. Toda una demostración de simpatía y buena sintonía con el público.

Poco más puedo contar del concierto, que duró ni más ni menos que 1 hora y tres cuartos, que se dice poco. Me queda sólo enlazaros la excelente crónica de mi inigualable compañía en el concierto, Txarls, que completa todo lo dicho en estas líneas.

martes, 22 de noviembre de 2011

Instead - Madeleine Peyroux

Siguiendo la tónica semanal de salirse de la estructura habitual del blog, se antoja ideal para acompañar estos días otoñales continuar la semana con algo de jazz y ofreceros la prometida crónica sobre el concierto de Madeleine Peyrous. El jazz es mucho más de lo que nos podemos imaginar a primera vista. Una profana absoluta del género, como soy yo, se lleva al enfrentarse al mismo en concierto, muchas sorpresas. Como las que viví el jueves pasado con esta cantante procedente de Athens, Georgia, en un marco incomparable, el modernista Palau de la Música, en palabras de la propia cantante "the most beautiful theatre in the whole world", a lo que yo no tengo más que añadir, aparte de darle toda la razón.


Apareció en escena toda natural, acompañada por cuatro excelentes músicos, un teclista/pianista, un guitarrista, un bajo y un batería, que fueron la guinda a su recital. No paró de dirigirse al público en todo el concierto, explicando algunas de sus canciones e intentando decir alguna que otra palabra en español o catalán, resultando de lo más simpática. Pero carisma aparte, durante la hora y media de concierto nos ofreció una demostración más que sobrada de que estamos ante una de las mejores voces de la actualidad. Porque es sencillamente mágica. Si lo resulta en disco, en directo es algo difícil de describir. Y más teniendo en cuenta que improvisa y modifica las melodías de sus canciones, jugando con las mismas y desafiando en todo momento su voz, sonando deliciosa. Y más aún acompañada de una excelente banda, a la que dejaba en cada canción un momento para la improvisación, para su lucimiento, que hizo del concierto una auténtica experiencia. Y es que nos dejó muy claro (al menos a mí, que no estoy muy hecha en este tipo de recitales) que el jazz es, sobretodo, improvisación, que lo que sale en un momento determinado quizás no se vuelve a escuchar en otro, que cada minuto musical es único e irrepetible. Algo que volví a experimentar anoche acudiendo a una deliciosa sesión de jazz en un local barcelonés.


En cuanto al repertorio, muchos temíamos que se focalizara en su último disco, un poco más arriesgado que los anteriores y menos jazz, pero nos llevamos la segunda sorpresa de la noche al comprobar que focalizó casi todo su repertorio en el "Careless love", su disco más mítico, aunque también sonaron canciones del resto de disco y unas dos o tres del nuevo. Parece saber lo que la gente quiere escuchar, y es un detalle por su parte, ya que se trataba de un concierto para una gran audiencia, y no sólo para fans en un lugar pequeño. Sonaron "Between the bars", "You're gonna make me lonesome when you go", la esperadísima y celebradísima versión de Leonard Cohen de "Dance me to the end of love", una de sus mayores delicias, "Careless love" o "Don't cry baby", por nombrar algunas que reconocí del "Careless love". Sonó también, en uno de los momentos más bonitos del concierto, en el cual los cuatro músicos se acercaron a ella, la preciosa "La Javanaise" de Serge Gainsbourg. Me es difícil acordarme de todas las canciones que sonaron, en parte porque no controlo al completo su discografía, en parte porque me falla la memoria después de tantos días.

Pero la que no olvido es esta con la que acompaño la crónica, la encargada de abrir su penúltimo disco, "Bare bones", del año 2009, escrita por ella. Una canción positiva y alegre, que sirvió para acabar el concierto, antes del bis, por todo lo alto, y que fue de las que más me emocionó escuchar. Una de esas canciones con sabor a jazz antiguo, que me hacen recordar que fue Woody Allen con la música de sus películas el que hizo que me gustara este tipo de música. Os dejo con la versión del disco, y una versión en directo en un programa de televisión norteamericana, que os puede ayudar a haceros una idea de lo que comentaba de sus improvisaciones en directo. Espero que os guste.



lunes, 21 de noviembre de 2011

Sur le fil - Yann Tiersen

Quiero hoy hacer un paréntesis, salirme de la estructura del blog y aplazar las crónicas de los maravillosos conciertos de Madeleine Peyroux y Elbow que he visto estos días, intentar olvidar (aunque sea imposible) los desastrosísimos resultados electorales, para dedicar esta entrada a una amiga mía. Me disculparéis porque lo haga, ya que es algo que no suelo hacer por aquí, pero la ocasión creo que lo merece y la persona en sí, aún más. El pasado viernes recibí la triste noticia de que una de mis mejores amigas de Palma había sufrido una pérdida familiar muy, muy dolorosa, uno de esos trámites que uno pasa en algún momento de la vida, pero que si te engancha joven es aún más descorazonador si cabe.

Va para ella esta preciosa canción del músico galo Yann Tiersen, una de mis debilidades. Breve, sencilla pero intensa, en su versión en directo con el violín. Ese violín que las dos tocamos, aunque quizás no seamos capaces de llegar a interpretar algo así. Un violín solitario, que empieza dulce pero melancólico y se vuelve desgarrador de cara al final, enérgico, ideal para desahogarse y sacar todo lo que uno lleva dentro. Y tras ese desahogo mirar adelante y continuar, porque por muy duro y difícil que sea, la vida sigue adelante. Por tópico que suene, por fácil que sea de decir desde fuera, es lo que nos queda, sobretodo si se es joven y aún hay tantas cosas por vivir. Porque el recuerdo ahí quedará siempre, el legado que esa persona dejó sobre nuestra personalidad nunca morirá, y porque alrededor siempre queda gente con la que hablar, con la que pasar el tiempo, con la que compartir cosas, a las que amar. Y ayuda saber que tienes todo el apoyo de amigas que, aún con un charco por enmedio, van a estar ahí para lo que necesites, o al menos lo intentarán. Nineta, ja saps que t'estim molt.

En cuanto a la canción, procedente de "Le phare", su tercer disco, del año 1998, aparece también en su versión en piano en "Amélie", pero es interpretada en sus directos tal y como la escucháis, constituyendo el momento clave y más importante de los mismos. Algo alucinante, os lo aseguro.



Canciones anteriores:
- Les jours tristes
- Comptine d'une autre été

jueves, 17 de noviembre de 2011

Replicate - Fanfarlo

Finalmente escribo la crónica prometida, más que nada para que no se me acumule la faena de cara al lunes, que será mucha y sufro el peligro de que mi memoria acabe mezclando recuerdos y haciéndomelos confundir. Estoy como en una especie de festival de música personal, ya que en menos de una semana disfruto de tres conciertos completamente diferentes entre ellos, dando lugar a un festival personal de lo más ecléctico.

El primero de todos ellos ha sido Fanfarlo, esa banda inglesa a medio camino entre Beirut y Arcade fire, que debutaron hace cosa de dos años y el que viene publicarán su segundo disco. Curiosamente, tras haber sacado dos adelantos, hacen una mini-gira por España antes de publicarlo, por lo que todos los que íbamos al concierto nos imaginamos que tirarían bastante de nuevos temas desconocidos, lo cual de por sí es un riesgo.  Pero pasó algo muy curioso, y es que finalmente casi que disfruté bastante más de los desconocidos temas nuevos, que realmente sonaban de maravilla, que de los antiguos ya conocidos. Por lo que parece, el segundo disco puede ser muy bueno, casi al nivel del primero, aunque quizás sólo fuera una impresión del propio directo y después en disco la cosa quede en nada, o que el conjunto no sea tan redondo.

Del "Reservoir" cayeron un buen número, las más esperadas, las más míticas. Una ligeramente fallida "I'm a pilot", las preciosas y correctas "Finish line", "Comets" y "Ghosts", una enérgica "Luna" que sonó increíble en su instrumental final, una desaprovechada "The walls are falling down" con la que acabaron el show, pero sobretodo una impresionante y sorprendente "Harold T. Wilkins, or how to wait for a very long time", una canción en la que nunca me fijé en disco pero en directo me resultó de las mejores. No deja tampoco de resultar curioso que aquellos temas más esperados por mí, mis favoritos, en directo no me llegaran tanto, mientras que otros (dentro de unos márgenes, porque me encanta el disco entero) en los que había parado menos atención finalmente los disfrutara mucho más.

Lo visto anoche me dejó buen gusto de boca, me pareció un buen concierto, disfruté, pero he de deciros que no está entre los mejores directos que he visto. A mi juicio, tienen un enorme potencial instrumental, con un violín, un saxo y una trompeta, que en directo son menos lucidos de lo esperado, yéndose fácilmente por la vía rápida, los teclados, perdiendo un tanto de la magia del disco. De hecho, para mí, los mejores momentos del concierto fueron los deleites y las improvisaciones instrumentales. Pero a canciones como "The walls are falling down" les faltó esa enorme y fantástica carga instrumental presente en la grabación en disco, quedando un poco descafeinados en directo. Aunque cierto es, como comentaba mi grandísimo amigo Txarls, con quien compartí esta experiencia, que es relativamente fácil que ocurra algo así en bandas con discos tan cuidados a ese nivel pero que no son suficientes en escena como para defenderlo tal cual, y me resulta comprensible y meritorio, ya que es realmente difícil. Así que considero que quizás les quede bastante por aprender a estos chicos de cara al futuro si corrigen estos detalles, pero que creo que finalmente lo conseguirán, porque el potencial que tienen es enorme, y sigo pensando que son una gran banda.

Aparte de los momentos instrumentales, para mí uno de los mejores momentos fue justo el principio del concierto, cuando tocaron "Replicate", el primer adelanto de lo que será su próximo disco. Un tema un tanto desconcertante, arriesgado, que suena como si el genio de Owen Pallett les hubiera echado un cable, pero maravilloso, que si te engancha resulta verdaderamente adictivo, como me sucedió a mí al conocerlo. Un tema que en directo sonó fantástico, más sencillo, pero justo con los elementos que necesitaba, no más. Y es que una de las claves del mismo está en el violín, ese violín que quizás podría haberse lucido más durante el concierto, pero que en esta canción sonó de maravilla. Con ella os dejo, ahora sí, hasta el lunes, esperando que le deis una oportunidad a esta canción y compartáis que os parece.





miércoles, 16 de noviembre de 2011

Sexy boy - Air

Ayer por la noche tuve una experiencia muy bonita, difícil de explicar y de haceroslo entender. Gracias a mi amiga Lidia, que había conseguido las invitaciones y tuve el privilegio de ser la persona escogida para acompañarla, estuve en el exclusivísimo Círculo del Liceu, un lugar precioso que te hace sentir como si hicieras un viaje atrás de 150 años. El motivo era acudir a una charla de Ramon Gener, un cantante de ópera que hace un programa interesantísimo y muy ameno sobre ópera en Canal 33, adecuado para todos los públicos y en un formato muy moderno. Aunque me encanta la música clásica, la ópera no es que sea mi género favorito, pero el programa en sí me gusta muchísimo. La clave del mismo está en las habilidades como comunicador del presentador, y fue una gozada escucharlo. Porque esas mismas habilidades fueron demostradas con creces al explicarnos una pieza de música clásica contemporánea, que para que os hagáis una idea os puedo decir que es de esas cosas que cuestan mucho de escuchar, y hacernosla entender y ver de otra manera. Una de las cosas más interesantes que comentaba, respecto a la misma, y haciendo un paralelismo con la música moderna, era el hecho de la necesidad de abrir nuestros oídos a cosas extremas, de darles al menos una oportunidad, para al menos juzgar si nos gustan o no.

Ya sabéis que no soy la persona más adecuada de hablar sobre ello. En algunos géneros, como la electrónica, hay cosas que se me hacen dificilísimas de digerir, incluso de darles una oportunidad. Me cuesta y creo que me seguirá costando siempre, aunque intentaré al menos dar una oportunidad a todo aquello que, de primeras, pueda costarme. Por ello me vino a la mente un popularísimo tema de la banda francesa Air, de su mítico "Moon safari" del año 1998, al que finalmente acabé claudicando de adolescente, reacia como era (y sigo siendo) a sonidos electrónicos. Un tema y una música que de primeras rechazaba, pero que por una extraña razón pasó a gustarme muchísimo y a convertirse en una de las canciones de mi adolescencia. Por su poder evocador, su sensualidad y la sensación de calma que transmite, se me antojaba por entonces y se me sigue antojando ideal para acompañar días lluviosos y noches otoñales como estas que estamos teniendo. Así que se unió climatología, recuerdo y experiencia vivida anoche poniéndome en bandeja esta canción.

Me esperan días muy, muy movidos, entre conciertos de los que prometo crónica y visita de mi madre, y aún no sé si podré escribir o no. Quizás quede aparcado el blog hasta el domingo, quizás hasta el lunes, o quizás mañana me de tiempo a escribir crónica del concierto de Fanfarlo, ya lo iré viendo. Por ahora, os dejo con este tema, que espero que disfrutéis.



Canciones anteriores:
- My playground love

martes, 15 de noviembre de 2011

Into the wild - Cascadeur

Iba a seguir con la tónica movida de ayer, aunque por otro ángulo, pero no puedo. Tal y como si de una montaña rusa se tratara, este estado personal de paz e incipiente felicidad no para de contrastar con un aluvión de tristes noticias a mi alrededor, muy similares y siempre ajenas, pero relativas a gente muy cercana, en estos últimos casos que afectan a amigos míos. No volveré con más monsergas sobre el dolor ajeno y todo aquello que expuse el pasado viernes, pero sólo quiero expresar mi sentimiento de impotencia, de "No puedo más", por algo de lo que nadie, absolutamente nadie, tiene ninguna culpa. Quizás es una (otra) señal de que me hago mayor y de que debería empezar a acostumbrarme a este tipo de cosas a mi alrededor, algo que creo que me costará horrores y no sé si conseguiré algún día.

Como la cosa hoy va de descubrimientos, como cada martes, el estado de ánimo y el clima resulta ideal para presentaros una de las cosas más deliciosas que han caído en mis oídos estas últimas semanas. Un misterioso cantante francés llamado Alex Longo, que por ahora se niega a enseñar su rostro y aparece públicamente cubierto en una especie de casco intergaláctico, y que nos ofrece una propuesta de pop muy dulce y relajado, con una voz de lo más particular, de esas que al principio cuesta discernir si es femenina o masculina. Una propuesta con la que ha elaborado un fabuloso disco de debut, llamado The human octopus, publicado este año, llena de canciones delicadas acompañadas de una preciosa atmósfera de suave electrónica, cuerdas, vientos y piano, dando lugar a un resultado casi mágico, evocador. Música para calmar el alma, para dejarse llevar, para cerrar los ojos y no pensar en nada, sólo dejarse envolver por la misma. Os dejo con la canción que abre el disco, que me encanta, con la versión del álbum y otra en directo, en la que podréis apreciar todo lo que os he comentado. Espero que os guste.











lunes, 14 de noviembre de 2011

Fille à plume - Malajube

Aviso que vengo muy, muy cañera este lunes. No preguntéis por qué, pero vengo de muy buen humor, feliz y con ganas de algo guitarrero y un punto machacón. Porque me espera una gran, grandísima semana, con tres esperadísimos conciertos y la visita de mi madre, a quien tengo ganas de enseñar mi nuevo piso y que llevaré con toda la ilusión del mundo al precioso Palau de la Música a ver a Madeleine Peyroux. A todo ello se une bastante faena, como casi de habitual, y después de este variopinto fin de semana, en el que he visto más claro que nunca que no hay nada como estar rodeada de buena gente para olvidar y superar todo el drama que viví el pasado viernes por la tarde, necesito energía para poder acaparar todo y no caer agotada en ningún momento.

No se me ocurre nada mejor que este trallazo de la banda francófona canadiense Malajube para un día como hoy. Porque sí, es un día gris, otoñal y amenazante de lluvia, tal como ayer, pero incluso los días grises tienen canciones cañeras que le vayan a la perfección, curiosamente las que componen el primer disco de este grupo, del cual ya desgrané uno de sus temas principales hace ya bastante tiempo. Con dos partes muy diferenciadas, quizás a primera escucha resulta un tanto estruendosa, pero si le dais una segunda oportunidad quizás os dejéis llevar por toda su energía, porque es genial. Espero que os guste y que tengáis una buena semana.



Canciones anteriores:
- Montréal a -40ºC

viernes, 11 de noviembre de 2011

Several shades of why - J Mascis

Qué injusta que es la vida a veces sobre algunas personas. Buena gente, que no hace ningún mal a nadie, que vive el día a día, disfruta, sufre y ama, que quieren y son queridos. Y de repente un día, sin esperarlo, sufren la pérdida repentina de alguien muy importante sin esperarlo de ninguna manera. El dolor es incalculable, difícil de imaginar de verdad, aún más difícil de consolar. Unos hijos jóvenes, de alrededor de mi edad, incrédulos e inconsolables ante lo sucedido; una esposa destrozada y obligada a canalizar el dolor y aguantar el tipo delante de todos; una familia unida entera hundida en el llanto, en la resignación. Qué impotencia se siente al ver que son gente muy cercana a ti y que no puedes hacer mucho más que mostrar tu apoyo, tu cariño y tus condolencias. Y qué dolor sientes tú especialmente por esos chicos ante la muerte repentina de un padre demasiado joven para morir, cómo se te cae el mundo al suelo al hablar con ellos por teléfono y darles la condolencia, al verlos, obligada como estás, en parte, a mantener la compostura y dejar que sean todos ellos los protagonistas de la ceremonia del dolor.

Quisiera acompañar ese dolor cercano con alguna canción, y rebuscando entre mi carpeta de música me topé con esta delicia de J Mascis, cantante de Dinosaur Jr., y se me antojó ideal para hacerlo. Sin ser una canción especialmente triste, su tranquilidad y sobretodo ese melancólico violín que presente toda la canción y que se encarga de acabarla pueden ser buenos acompañantes para un sentimiento así. Un tema incluso curativo, sereno, que invita al llanto pero también al recuerdo y a la memoria, a la esperanza, a seguir adelante, a aprender a vivir con ello. Con él, mando un abrazo muy fuerte a todos ellos, a la vez que os ofrezco una preciosa canción para un día triste y soleado como este. Espero que os guste.