La música rodea nuestro mundo, nuestra vida, no existe el mundo sin ella. Entonces, ¿por qué no rellenarla con grandes canciones y crear nuestra propia banda sonora? Melómanos sin remedio, bienvenidos.
Llegó, al fin, el ansiado día en que se destapa el cartel festivalero
más esperado por algunos de nosotros, el de la próxima edición del
Primavera Sound, que se celebrará en Barcelona del 22 al 26 de mayo.
Desde los medios oficiales se prometía el #bestfestivalever, lo cual
hizo aumentar las expectativas todo este tiempo. Esta noche he tenido el
privilegio de presenciar en directo la curiosa gala de presentación del
cartel en la sala Apolo, engalanada para la ocasión (con sillas por
todo, cosa que nunca había visto allí) y con barra libre de cervezas
para todos los asistentes, viviendo con emoción (colectivizada)
sobretodo el momento en que el cartel ha sido desvelado a través de un
precioso vídeo.
Es realmente el #bestfestivalever que nos prometieron? Muchos lo afirman, alguno (muy comprensiblemente) no quedó contento con el cartel; yo no lo etiquetaría como tal (quizás personalmente a nivel de cartel me gustó más el del año pasado) pero sí, me gusta, y mucho. Al haber esperado tanto tiempo para confirmar después de ese bombazo que fue Blur, muchas de mis bandas más esperadas me las olía, como es el caso de mis adorados Phoenix, Grizzly Bear, Tame Impala, Fiona Apple, Band of Horses, The vaccines o esa gran sorpresa que fue saber hace dos días de la reunión de The postal service. Ello no ha evitado la emoción de ver nuestras sospechas hechas realidad, especialmente con estos últimos, quizás la propuesta que más ilusíón me hace ver, y que por ello acompaña esta entrada. Las sorpresas, The breeders celebrando los veinte años del fantástico "Last splash", Daniel Johnston o esos míticos The Jesus and Mary Chain a los que estoy deseando ver en directo.
Pero no todo son cabezas de cartel, porque observando lo que se denomina "la clase media" me encuentro con propuestas que me hace especial ilusíon ver. Woods o ese gran descubrimiento de finales de año pasado, Neko Case, esos Wild Nothing a los que debo un estudio en profundidad, Christopher Owens, Camera obscura o The see and cake, serían algunos nombres. Así como bandas nuevas o que hace muy poco que conozco y me son apetecibles como serían Diiv, King Tuff, Nick Waterhouse, Liars, Fidlar o Foxygen, para las que su presencia en el festival no es más que una oportunidad para darles un poco de cancha.
Aún así, nada está decidido, porque al explorar en el cartel aparecen nombres nuevos, redescubrimientos, segundas oportunidades y todo un marco de opciones musicales que hacen de estos meses todo un florecimiento musical, a la espera de que los horarios no nos estropeen demasiado los planes finales. Que, aún siendo así, nunca deja de ser, no este año, sinó cada año que pasa, el mejor festival del mundo. ¡Empieza la ansiada cuenta atrás!
Me quedan pocas horas para empezar lo que podría considerarse como la segunda parte de mis vacaciones de este año. Aunque sólo será un breve paréntesis de cinco días, aprovechando la fiesta del miércoles. Para saciar mi mono de Andalucía me escapo unos días a Málaga, donde me reuniré también con mis padres. Que serán días de desconexión total y absoluta (casi literal, porque no tendré internet, y como mucho bajaré al locutorio algún día), de mucha y buena comida, de sol meridional, del último baño de la temporada si la temperatura acompaña, quizás algo de turismo, pero sobretodo de familia y amigos.
Como hasta el jueves no volveré a aparecer por aquí, en vez de dejaros con una canción, os dejo con dos. O una en doble ración, según como se mire. Hacía mucho tiempo que no enfrentaba dos versiones en una misma entrada, pero hace una semana en la radio escuché de repente una preciosa canción de The shins que, extrañamente, no ubicaba en ningún disco pero me resultaba familiar. Al acabar de sonar, descubro que la canción en sí era una versión de una de las maravillas de ese "Give up" que en 2003 Ben Gibbard publicó junto a Jimmy Tamborello, ese proyecto llamado The postal service del cual todos quedamos con ganas de más. Investigando descubro que tal versión forma parte de la cara B del single de esa mítica "Such great hights".
Aquí estamos delante de una verdadera versión. Porque son dos maneras distintas de sonar una misma composición, una misma canción, cada una llevada al terreno estilístico de la banda que la realiza. La de The postal service siguiendo los parámetros de esa electrónica elegante, sutil y de fácil digestión que caracteriza su sonido, la característica voz de Ben Gibbard, acompañada además de la fantástica Jenny Lewis. Y la de The shins, convertida en una delicia pop setentera con un toque de dulzura y mucha luminosidad, dando resultado a una canción de esas que hacen sonreír. Os aseguro que, aunque conociera antes la de The postal service, me cuesta quedarme con una, porque las dos versiones me parecen preciosas. Y es por ello que me apetece poneros las dos, porque se merecen estar en la misma entrada. Espero que las disfrutéis, ¡y nos vemos a la vuelta!
C'est fini. Se acabaron mis vacaciones y después de tres fantásticas semanas de relax, playa y diversión en Mallorca vuelvo a la normalidad; a Barcelona, al trabajo, al bus cada mañana, a la piscina, a mi piso, a los quehaceres diarios; y por supuesto vuelvo con vosotros con una canción cada día. Espero que los que las hayáis tenido las hayáis disfrutado, que los que las tenéis aún lo sigáis haciendo y que los que no habéis podido tener la suerte de disfrutarlas, que no se haya hecho tan duro. Y para un día tan duro como hoy necesito una canción movida pero sin excesos, que ayude a despertarme y a tirar adelante este día pero sin sobresaltarme, y no se me ocurre ninguna mejor que esta.
The postal service es el proyecto musical del cantante de Death cab for cutie, Ben Gibbard, junto con el productor Jimmy Tamborelo. Con un estilo pop electrónico muy suave, editaron el año 2003 un álbum, llamado "Give up", que cosechó mucho éxito dentro del circuito independiente, dándole a su discográfica, Sub pop, el disco más exitoso desde el "Bleach" de Nirvana.
Los que me conocéis ya sabéis que la electrónica no es un género del cual sea muy amante, pero el álbum de este dúo me enganchó. Quizás por la sutileza y la elegancia de su electrónica, por la dulzura de muchas de sus canciones o por la participación de la fantástica Jenny Lewis en algunas de sus canciones. Esta, su single más famoso, se convirtió en una de mis canciones favoritas en cuanto una amiga me la descubrió, y por una extraña razón es una canción que puede llegar a emocionarme a la vez que me pone de buen humor. Espero que os guste. Bienvenidos de nuevo!!