martes, 31 de enero de 2012

Once we walked in the sunlight - Papercuts

El domingo pasado por la noche, en la pequeña sala 2 del Apolo, tuvo lugar un concierto doble por un módico precio y casi en familia, uno de esos conciertos en los que si te apuras hasta puedes hacerte un hueco en el suelo para poner abrigos y bolsos y tener espacio casi infinito para bailar y moverte. En excelente compañía, compuesta por Txarls, Victor, JMHulme y Vanessa, como no podía ser menos, aunque con motivaciones diferentes. Los platos a servir eran la cantante británica Emmy the Great, máxima motivación para algunos (entre los que me incluyo), y la banda norteamericana Papercuts, que lo que había escuchado de ellos me había gustado, y más esperada por otros, casi al 50%.


Aún con la emoción de las nuevas confirmaciones del primavera y casi incapaz por ello, haré la crónica en dos partes, reservándome a Emmy the Great para el jueves como parte de algo que estoy preparando de cara a casi todo el mes de febrero. Una idea un tanto estúpida que he tenido para el blog pero que me apetece llevar a cabo y que desvelaré entrado el mes. De Papercuts me resulta un tanto difícil realizar la crónica en sí porque desconozco muchas de las canciones y no los tengo del todo controlados. Más que nada, la excusa para poner por aquí una de sus canciones que me fascina. Aunque de manera bastante breve (escasos 45 minutos de concierto) y con algún que otro problema técnico (pobre cantante que no podía ni creérselo), crearon con sus canciones una atmósfera envolvente, aunque sonando sobrios y profesionales. Aún con eso, he de reconocer que hicieron moverme bastante (lo cual no es difícil, todo sea dicho) y consiguieron que me metiera en el concierto, aún sin conocer algunas de las canciones. Con un estilo que podría definir, así de primeras, como un pop lo-fi con ligeros toques de psicodelia y un cierto aire de shoegaze.

Es ese mismo aire shoegaze el que hace que esta canción, con la que empezaron el concierto, quizás lo que más me gusta de ellos. Aunque esa garra de canciones como "Do you really wanna know", con la que acabaron el concierto (curiosamente, empezaron y acabaron con dos de mis favoritas de su repertorio) también he de confesar que me encanta. Pero esta sin duda resulta ideal para introducirse en su directo y darte una de por donde irán los tiros, quizás su mejor carta de presentación. De su álbum "You can have what you want" del año 2009, precisamente la que se encarga de abrirlo. Espero que os guste. 

viernes, 27 de enero de 2012

The verb - The swell season

Pararse un momento. Intentar detener el tiempo. Que por un momento nada suceda a nuestro alrededor. Sentirse ajeno a cualquier estímulo. Abstraer la vista y el tacto. Refugiarse del frío bajo una manta, quizás con la ayuda de una taza de chocolate caliente. Sentir un espacio abierto a nuestro alrededor, inmenso, casi sin límites, pero en el cual estemos a salvo. Y dejarse llevar por los pensamientos, sentir, recordar, fantasear, sonreír, emocionarnos de repente. Abrir los oídos y navegar a la deriva por una melodía que nos acompañe, que nos reconforte.

Se dice que quizás sintamos el invierno estos días, en este fin de semana que nos espera. Pensando en todo ello rescato de mi memoria un disco que tanto me acompañó hace dos inviernos y lo reproduzco de manera ininterrumpida en mi reproductor, en el trabajo, volviéndome a dejarme enredar entre sus acordes, entre sus melodías, en ese dúo de maravillosas voces que lo interpretan. Dos voces y dos caracteres cuya magia está en su unión, en su simbiosis casi perfecta, tan casi perfecta que en la realidad finalmente no pudo ser. Una lástima, una patada en la entrepierna al romanticismo más melómano. Glenn Hasard y Markéta Irglová, séase The swell season, esa pareja que nos enamoró a muchos en esa delicia cinematográfica-musical que es "Once". Un dúo que destila sensibilidad y magia por todos los costados, que tras la banda sonora de esa película nos ofrecieron un segundo disco juntos, "Strict joy", que complementa a la perfección el trabajo realizado hasta entonces.

Del mismo, como en un buen disco, imposible quedarse con sólo una. Pero esta tiene algo que me cautiva. Ritmos asincompados que recuerdan a los mejores The national (aunque estilísticamente no tengan que ver nada) y que le añaden una intensidad de base a la suavidad de su melodía; que de repente se calman, para volver a ponerse en marcha. Todo el conjunto va creciendo y creciendo a medida que avanza, con más y más instrumentos se unen a la fiesta, que va estallando progresivamente. Él liderando la melodía, pero con la imprescindible ayuda de ella, el conjunto idóneo. Magia y sosiego, sentimiento y evocación. Espero que os guste.



Canciones anteriores:
- When your mind's made up
- The hill

miércoles, 25 de enero de 2012

Mad about you - Hooverphonic

Para mis canciones de recuerdo de los miércoles, la inspiración repentina es muchas veces la fuente. El recuerdo espontáneo, sin necesidad de fuente externa ni de escucharla en ningún lugar, simplemente que tu mente en un segundo comience a tararear algo que, en principio, te cuesta recordar de quien era, o cuándo la escuchaste por primera vez. Incluso qué recuerdos concretos te trae. Poco a poco van apareciendo, se esclarece todo, y con una sonrisa atas todos los cabos que hay que atar y decides rendirle un homenaje, por qué no. Aunque resulte que el tema en sí acabara sonando en publicidad varios años e incluso saturado, al haberte desintoxicado del mismo lo vuelves a escuchar con oídos frescos y te resulta fantástico. Como es el caso de la canción que hoy nos ocupa, una de las más conocidas de la banda belga, de su álbum de 2000 "The magnificent tree".

Con ella hago un viaje, aunque a trompicones, hasta el 2000, y me topo con un enorme momento de incertidumbre vital. Mirando hacia atrás, me siento afortunada de nunca haber sido de esas personas que se llenan la cabeza de mil planes de futuro, que necesitan tener el guión de su vida en sus manos para poder seguir adelante. Me cuesta discernir cómo me veía en un futuro próximo en aquellos momentos, quizás porque no tenía una imagen fija. Y con ello me doy cuenta de que en eso no he cambiado un ápice. Encontrándome como me encuentro ahora mismo en el inicio de una época muy incierta en mi vida, me sorprendo a mí misma sin comerme demasiado la cabeza por ello. Pero, a su vez, volviendo atrás, no hay razón para la sorpresa porque siempre ha sido así.

Entonces tenía 17 años y una etapa de mi vida estaba a punto de acabar, ahora estoy a poco de cumplir 29 y me encuentro en una situación similar, quizás el miedo a lo que tenía que venir era tan grande como ahora, pero por un curioso mecanismo de autodefensa nunca me preocupó, ni me preocupa, en exceso. Frente a esa típica pregunta de "¿cómo te ves a ti misma en 10 años?" nunca soy capaz de dar una respuesta concreta. Y no por cobardía ni por miedo a no acertar, simplemente porque desconozco la respuesta. Entonces, ahora, y mucho me temo que en el futuro. Y qué queréis que os diga, me gusta, me hace sentir feliz, (¿Quizás demasiado? Bueno, sí, pero si me tengo que llevar palos ya llegarán, es ley de vida), me ahorra dolores de cabeza y, sobretodo, decepciones futuras. Porque cuando llegue el momento de sufrir, de tener miedo, de decidir, de pensar, tendré tiempo suficiente para preocuparme. No hay necesidad de hacerlo antes. La vida es para disfrutarla en el día a día, ¿o no? Espero que os guste recordar la canción.

lunes, 23 de enero de 2012

First time high - Of montreal

Por una razón extraña, o quizás por este invierno tan atípico, tan excesivamente mediterráneo que estamos teniendo (y del cual no me quejo, todo sea dicho), por haber sentido ayer un calor intenso provocado por el sol en mis espaldas cuando caminaba por la calle, me apetece pasar por aquí hoy esta canción tan veraniega. Quizás porque me pone de buen humor cuando la escucho por las mañanas en la radio, porque me hace sonreír, simple y llanamente. Porque muchas veces no necesitamos más que nos dibuje una sonrisa en los labios una canción para que nos conquiste, sin necesidad de plantearnos su mayor o menor calidad, los elementos que la componen o qué la hace ser tan especial.

Esta canción, que tan buenas sensaciones me provoca, curiosamente pertenece a un grupo que, por mucho que lo haya intentado, no me entra, me cuesta, se me hace cuesta arriba. Of Montreal, procedentes de Athens, Georgia, y pertenecientes al colectivo Elephant 6, quizás sean, del mismo, los que tienen un sonido más arriesgado, más poco accesible. Aunque conservan esos elementos de la música setentera en común con sus compañeras, los someten a una cierta experimentación y juego con sus melodías que o bien te encanta o bien te cuesta, supongo que no deben dejar indiferente a nadie. Quizás esta sea la única de sus canciones que me guste, o quizás ahora les coja el punto, quién sabe. Pero si es así, es porque puede que sea la más accesible, o de las más accesibles, la más cercana al sonido de los primeros Apples in stereo o Beulah. Una delicia pop setentera sin complejos, que no logro encontrar a cuál de sus álbumes pertenece, y que, en esta versión que os pongo y que conozco, resulta ser un remix de la original. Dejaros llevar por su ingenuidad y por ese sonido tan fresco que contiene, espero que os haga sonreír tanto como a mí.

viernes, 20 de enero de 2012

The deadly potion of passion - Maika Makovski

Quizás algunos notaríais que ayer tocaba post y no hubo. Pero fue adrede, y es que preferí romper el esquema del blog y esperarme un día más en vista del concierto al que iba a ir ayer por la noche. Tras reiteradas recomendaciones por parte de JMHulme, Vanessa y Julia, me planteé la opción de ir a ver a la cantante mallorquina Maika Makovski, y más si era en esa maravilla de sala de conciertos que es la Apolo. Tuve la suerte, además, de participar en un concurso y de que ganara una entrada para acudir, aunque realmente fue un poco una aventura encontrar a alguien a quien le gustara y quisiera acompañarme, la perspectiva de ir sola a un concierto no es algo que me motive demasiado, ya que si hay algo de lo que disfruto más que de ir, es de compartirlo con alguien que también lo disfrute. Finalmente mi amiga Miriam accedió a venir, tras haber escuchado una canción que había puesto en mi perfil de facebook que le había gustado.

En realidad no la tenía escuchada en exceso, había escuchado su homónimo tercer disco varias veces y me habían llamado mucho la atención varias de las canciones, pero no fue hasta varias semanas antes del concierto que me puse sus dos últimos discos, dándome aún más razones para ir. Y superó con creces cualquier expectativa, superando su sonido en disco y ofreciendo un directo variado en el que da toda una lección de versatilidad estilística, en un rock con tintes de jazz y blues, y sacando jugo al cien por cien de su preciosa y tremenda voz, demostrando una técnica vocal moderna espléndida. En la hora y veinte minutos que duró su directo, pasaba de momentos enérgicos y rockeros a momentos más íntimos, pasando por otros más sensuales y tribales; mientras su voz devaneaba desde pasajes graves y profundos a otros más agudos y dulces, impoluta e infalible, sin dejar de sonar fantástica. Una maravilla para disfrutar en directo.

Me cuesta enumerar el orden y los temas que cantó, entre otros, porque no domino su discografía. Pero podría decir que se centró en sus últimos dos álbumes, "Maika Makovski" del 2010 y "Desaparecer" del pasado año. Sonaron "Oh M Ah", "No blood", "Ruled by Mars", "The bastard and the tramp" y una de sus delicias, "Friends", del primero; y "We're alive", "Iron bells", "Body", "Avoiding you" y la fantástica "The gate" del segundo. Se dejó su mítica "Lava love" para el final, antes del bis, acabando el concierto con un bis de tres temas más un extra de una canción preciosa llamada "Song of distance", no perteneciente a ninguno de sus trabajos, ella sola, sin su banda, al desnudo, en uno de esos momentos de pelos de punta. Quizás eché en falta "City life" o algunas de las más íntimas del desaparecer, como "Frozen landscape", pero al final es lo de menos. Cabe destacar, dentro del concierto, la fantástica banda que la acompañaba, formada por el guitarrista Oskar Benas (gracias por la corrección, Sarita), el bajo JC Luque y el batería David Martínez, que le dan el toque de energía necesario a sus canciones o de intimismo cuando lo precisan, en plena sintonía con la cantante.

Una de mis canciones más esperadas y que pensé que quizás no cantaría, constituyó uno de los momentos más bonitos y especiales para mí. Podría decir que es mi favorita de su repertorio, y una de las canciones que mejor muestran todo ese elenco vocal que nos ofrece. Un tema íntimo y lento, con un toque sensual, delicioso, que sonó brillante en directo. Espero que os guste.

The Deadly Potion Of Passion by Maika Makovski on Grooveshark

martes, 17 de enero de 2012

Winter song - The head and the heart

En realidad podría decir que todo empezó hace ya un tiempo, unos meses, cuando nuestro amigo Midas nos los descubrió desde su blog y me recomendó encarecidamente que los escuchara, que me gustarían, con ese excelente ojo que tiene para saber que es lo que me va a gustar. Los acumulé en mi lista de grupos pendientes de profundizar, gustándome como me habían gustado de primeras las canciones que escuché. Hace cosa de una semana, una tarde en el trabajo me puse a escuchar el disco y me encantó. Pero el domingo pasado por la mañana, mientras leía placidamente en la soleada galería de mi casa, me quedé completamente enamorada de ellos, enmarañada en esa tela de araña en la que te encuentras bajo la necesidad de reproducir el disco en bucle una y otra vez. Quizás porque iba que ni pintado con los salvajes y ensoñadores paisajes de Alaska y Canadá que se describen en el libro de viajes de Javier Reverte "El río de la luz", porque era el complemento ideal para dejarme llevar y soñar despierta en hacer ese mismo viaje algún día en mi vida.

De haberme puesto a escucharlos antes, probablemente se hubieran convertido en uno de mis discos del 2011. Aunque autoeditaron su homónimo disco de debut en 2010, no fue hasta un año después que la discográfica Sub Pop (que como me descuide este blog se va a convertir en el blog de la discográfica, ya que no paro de hablar de sus grupos, pero qué queréis que os diga, tienen cada joyita que es imposible que no sea así!!) se lo editó, con lo que el trampolín hacia una mayor difusión y repercusión estaba más que armado. Enmarcados en esa corriente  pop-folk actual de la que forman parte bandas de mis predilectas como son Iron & Wine o Fleet foxes, que de tan buena salud goza (y que esperemos que dure un tiempo), este sexteto de Seattle nos ofrecen un sonido propio con lo mejor de cada una de sus influencias. Instrumentación cuidadísima, pianos, percusiones, guitarras y violínes, polifonías deliciosas, en canciones suaves y variadas, que van más allá de estructuras clásicas del pop, recogidas en un disco con el que es dificilísimo quedarse con un sólo tema. Al igual que me pasó hace dos semanas con Girls, hasta que no he acabado de redactar la entrada no he decidido qué canción escoger, pero finalmente la afortunada ha sido una de las que más me estremecen, una de las más lentas e intimistas, además de las más adecuadas para acompañar estos días de frío que nos esperan. Y que viene acompañada de un gracioso vídeo de esos casi caseros de directos improvisados en lugares, cuanto menos curiosos. Os dejo con la canción tal y como suena en el disco, y con el vídeo que os comentaba. Espero que os guste.



viernes, 13 de enero de 2012

Bones - Male bonding

En estos momentos me hallo en un autobús, posiblemente durmiendo todo lo que he tenido que madrugar, camino hacia Zaragoza. Vaya, no paro, diréis, y es cierto. Pero esta vez el viaje tiene una razón especial, y es ir a ver la presentación de la tesis de una de mis amigas de la universidad. Han pasado ya más de cuatro desde ese mítico junio de 2007 en el que nos licenciamos, la mayoría de nosotros acabamos metiéndonos en doctorados, y empieza el momento en que vamos acabando. Y esta chica, Miriam, es la primera de nosotros. Aunque parezca una tontería, realmente el día en que lees la tesis quizás se convierte en uno de los más importantes de tu vida. Lo he ido viviendo durante estos años a través de mis compañeros del trabajo, y si es alguien con quien has compartido un tiempo o por quien sientes aprecio, por mucho que no entiendas de qué va lo que explica, te emocionas igualmente, consciente de la importancia de algo así, de ver cómo culminan cuatro años de trabajo duro.

Vamos camino de Zaragoza varios de nosotros, los que podemos, para darle apoyo y hacerle compañía en un día como hoy, y con muchas ganas de celebrarlo por la capital aragonesa, donde seguro que lo pasamos en grande. Y me apetece acompañar todo esto con una canción para ella, en parte porque es de mis pocas amigas personales que de tanto en tanto se pasa por aquí, escucha las canciones que propongo por aquí por el facebook, pesada como soy con mis amigos con el tema, e incluso las comenta. Hace cosa de un mes colgué esta en mi perfil y le gustó mucho, y al ser tan enérgica, alegre, gustarme tanto y tener tantas ganas de pasarla por aquí, decidí que sería la afortunada de hoy. De Male Bonding, otra más de las innumerables joyitas de la Sub Pop, procedentes de Londres y con ganas de transmitirnos mucha energía guitarrera. Pertenece a su segundo y último disco, "Endless now", del recién clausurado 2011. Una canción ideal para empezar el fin de semana. Espero que os guste.

miércoles, 11 de enero de 2012

Your woman - White town

Hay canciones que, si te enganchan jovencita, desconciertan un poco. Pero sin saber por qué ni cómo, sientes una enorme atracción hacia las mismas, en su momento te enganchan, te hacen sonreir. Pero al volver a escucharlas al cabo de mucho tiempo te vuelven a desconcertar pero sientes que tienen algo muy especial, y entonces no sabes si son los recuerdos que te traen o que has crecido y eres capaz de asimilar muchas más cosas de las que asimilabas por entonces, en esa tierna y dura adolescencia que muchos hemos tenido.

Reencontrarse con algunas canciones implica también, en muchas ocasiones, reencontrarse con videoclips de esa época en la que sí estabas por la labor de verlos y disfrutarlos. De repente alguien cuelga en el facebook tal videoclip con tal canción y dices "Uau, cuánto tiempo!". Como el caso de esta canción, un éxito del año 1997 que venía acompañado de un curiosísimo vídeo en blanco y negro que casi recordaba más que la propia canción. Un tema curioso, como poco, variado, mezcla de muchos sonidos y con una curiosa grabación de voz, que disfruté como una enana rememorándolo y sintiendo que me gustaba mucho más de lo que me gustó en su momento. Espero que os guste.

lunes, 9 de enero de 2012

Time to pretend - MGMT

Hay lugares en los que, a pesar de haber estado en ellos contadas veces, al haber compartido en ellos buenísimos momentos te hacen sonreír al volver a pisarlos, al volver a verlos, especialmente si es con las mismas personas. Qué gratificante es sonreirnos entre nosotros y pensar que todos estamos rememorando buenos momentos a la vez en el momento de volver a ellos. Una ruta de carretera, un pueblo, una calle, la entrada de un apartamento, sus rincones. Vas sonriendo a medida que te vas topando con cada uno de los elementos, desde el interior del coche salen a conversación recuerdos inciertos, aquí paramos a tomar un café, aquí nos perdimos, cuándo fue. Llegamos, salimos del coche y sentimos que ese lugar nos sigue recibiendo con un buen frío. Somos quizás un añito mayores, pero ahí estamos otra vez, y hay cosas que, afortunadamente, no cambian.

Lugares en los que a veces los planes se repiten, siendo mejores o peores que en anteriores ocasiones, otros nuevos surgen, viejas coñas son rememoradas y nuevas quedan escritas en el eterno cuaderno de anécdotas compartidas. El tiempo pasa volando y te das cuenta, como siempre, de que no son los lugares, sinó las personas, lo que los hacen tan especiales. Porque mirar a los ojos de aquellos amigos con los que llevas ya años compartiendo momentos y sentir que, a pesar de muchas cosas, tienes ganas de seguir haciéndolo, no tiene precio. Al volver a casa, a la realidad, y despedirte, sientes ganas de volver a esos mismos lugares, pero siempre con ellos, sinó no será lo mismo.

Cuesta volver a la realidad después de un gran fin de semana de desconexión absoluta, de amigos y millones de risas, y más siendo consciente de que nos esperan casi tres meses del tirón, sin casi ningun festivo más allá de los fines de semana. Tomemos energía y muchas ganas, demos la bienvenida a los que vuelven de vacaciones con una sonrisa. Y para ello, una canción movida pero sin excesos, uno de los temazos absolutos del disco de debut de MGMT, de esos que ponen de buen humor y a través del bailoteo inconsciente que nos provocan en los pies nos hacen más llevadero el día. Espero que os guste.



Canciones anteriores:
- Kids


sábado, 7 de enero de 2012

Hazeltons - Justin Vernon

Hay momentos en los que el invierno es bonito, aunque haya que hacer algunos kilómetros para toparte con él y poder disfrutar de lo que nos ofrece. Cosas que, de ser diarias, quizás serían molestas, pero a pequeñas dosis son maravillosas. Todo esto viene a colación de que me gusta la nieve, posiblemente por ser algo tan extraño para mí, tan exótico. No soy muy fan (por no decir directamente que lo detesto) del esquí, pero si hay algo que me encanta es caminar sobre la nieve, montaña arriba, montada sobre raquetas de nieve o dejando que los pies se hundan unos pocos centímetros en ella. De repente pararte, respirar ese aire puro y deleitarte con las vistas, con los picos de las montañas alrededor, las coníferas cubieras de nieve, allí donde la misma se diluye y se siente el color de la tierra húmeda. O escoger un claro y retroceder a la infancia jugando con ella, tirar bolas a tus amigos, dejarte caer, rebozarte en ella y sobretodo, sonreir.


Y al final del día volver a donde te alojas, quitarte todos los abrigos, bufandas, guantes, coger una buena taza de chocolate o de café con leche bien calentito y sentarte con aquellos con los que has compartido todos esos momentos alrededor de una chimenea. Sentir el calor físico y humano, sentir como las mejillas se sonrojan al calor, compartir historias, conversaciones o juegos de mesa. Todo ello desconectada del mundo, lejos de tu día a día, sintiendo esos momentos con toda intensidad. Es algo maravilloso compartir todas estas cosas con gente a la que quieras, con la que te sientas bien, con la que te diviertas.

Si os digo que quizás haga dos años o más que no hago algo así no os miento. Realmente tengo muchas ganas, y por fin este mono se saciará en estos momentos en los que me encuentro en un pueblo de los Pirineos con mis amigos en un fin de semana especial, mientras dejo programada esta entrada que escribí horas antes de marchar hacia allá, pensando en todas las sensaciones que me esperaban. Y para acompañarla, una canción invernal pero preciosa, folk, como no podía ser menos, el género que yo más asocio con las bajas temperaturas y la nieve. Pero no cualquier folk, sinó el grandísimo Justin Vernon de Bon Iver en solitario, que alla por 2006 publicó un precioso EP llamado como esta canción. Una auténtica delicia, que espero que disfrutéis.

jueves, 5 de enero de 2012

Owls - Cocoon

Volvamos a ser niños por un día. Salgamos esta tarde a las calles, abarrotadas de gente, intentemos olvidarnos por un momento del delirio consumista que empapa todos los rincones de la ciudad, acerquémonos a las cabalgatas de Reyes y fijémonos en las expresiones de los niños que las presencian. Observemos esos ojos abiertos ante la ilusión, esas sonrisas inocentes, escuchemos esas preguntas tan bonitas que les hacen a los padres que pacientemente los tienen sobre los hombros. Y, a través de ellos, recordemos que nosotros hemos estado así en algún momento de nuestras vidas, todos hemos deseado que nuestro padre nos subiera a sus hombros o en brazos para estar más cerca de nuestro Rey favorito, todos le hemos gritado intentando coger algún caramelo. Recordemos esas noches de nervios e ilusión, esas cartas que escribíamos, esos dibujos que les dejábamos (y que muchos años después, entre lágrimas, descubríamos entre las reliquias y recuerdos de nuestros padres), la leche y las galletas para los camellos, el miedo al humillante carbón (que, al fin y al cabo, resultaba finalmente dulce) y esas artimañas que se montaban para hacernos mantener la ilusión hasta el último momento.

Sintamos de nuevo esa magia, soñemos, olvidémonos de todo y por un día pidamos todos los deseos que nos vengan a la mente, quizás alguno se cumpla. Volvamos a tirarnos por el suelo intentando atrapar el mayor número de caramelos, no hay nada tan divertido como eso. Con nuestros padres, familiares, o nuestros amigos si estamos lejos de casa, con aquellos a los que queremos y con quien queremos compartir un momento tan bonito. Volvamos a casa y comamos el roscón de reyes con chocolate, con las sorpresas que depara. Y sobretodo sonriamos, agradecidos porque alguien nos hiciera sentir esa magia y esa ilusión cuando éramos niños. Alguna razón habrá para que las cabalgatas de reyes casi estén más llenas de adultos sin niños que de niños.

Y para acompañar todo esto, una canción dulce, tranquila, que nos deje espacio para soñar y nos permita evocar todos estos sentimientos de dulce nostalgia. Hace varios días rescaté al delicioso dúo francés Cocoon repasando mis canciones del 2011, y escuchando el disco que contenía "Chupée" decidí que tendrían el privilegio de aparecer por aquí en la vigilia de este día tan especial. Y ya lo sabéis, a dormir pronto y a dejar los zapatos bien visibles en la ventana, no sea que pasen de largo. Que tengáis unos muy felices reyes.




martes, 3 de enero de 2012

My Ma - Girls

Antes de nada, espero que todos hayáis tenido una buena entrada de año. Por lo que a mí respecta, curiosamente ha sido quizás una de las mejores que he tenido en mucho tiempo, sin haber salido ni hecho nada más especial que disfrutar de buenas películas junto a mis padres y despertarme al día siguiente sintiendo el olor del chocolate caliente junto con un pastelillo casero delicioso, sonriente por no haber sentido tristeza en un fin de año por primera vez en mucho, muchísimo tiempo.

Empiezo el año anunciándoos un pequeño cambio en el blog. Y es que he decidido, tras mucho reflexionar, relajar el ritmo de entradas. Siento necesidad, tras casi dos años de vida de blog, de volver a hacer muchas otras cosas que hacía antes de empezar el blog, y no dejarme absorber tanto por él. Me encanta el blog, es de las mejores cosas que me han pasado estos últimos años, pero creo que llegó el momento de racionalizarlo un poco en mi vida. Es por ello que a partir de ahora postearé dos o tres canciones por semana de manera periódica, alternando lunes-miércoles-viernes una semana y martes-jueves-fin de semana la otra, siguiendo más o menos la misma estructura de días y temáticas, para darle una periodicidad, algo que siempre me gusta. Espero que no os moleste esta nueva disposición del blog, posiblemente vaya a favor tanto de contenidos como de escritos, y sigo haciéndolo con la misma ilusión con la que comencé, o incluso mucho más.

Hace pocos días os hablaba de asignaturas pendientes, de discos de última hora, de esos que no pudieron entrar en las listas por llegar tarde, por no haberlos descubierto a tiempo. Lo que hoy nos ocupa es un ejemplo de ello, y otro de los mejores descubrimientos que he hecho durante estos últimos días del año. Todo comenzó a raíz de un excelente post de Lapor, que empezaba con una canción que me cautivó a la primera escucha, y siguió encontrándola en uno de los recopilatorios del blog de JMHulme. Algo debía tener para que dos de mis bloggers favoritos se focalizaran en ella. Y es que era todo un delirio de romanticismo sesentero, reminiscencias a esas canciones que posiblemente han bailado nuestros padres en sus tiernas adolescencias y juventudes.

No tarde en hacerme con el disco que la contenía, llamado "Father, son and holy ghost", y en él descubrí una excelente colección de canciones que, siguiendo la misma base e influencia, van mucho más allá y se empapan de otros sonidos, sin abandonar en ningún momento la dulzura y sonando incluso más contundentes en algunos cortes. Un disco finalmente heterogéneo, con el que es difícil aburrirse. Es el segundo álbum de un dúo californiano llamado Girls, formado hace pocos años. He tenido que llegar al final del redactado de esta entrada para decidir con qué canción presentaroslos, y casi que lo he hecho lanzando una moneda. Así que la afortunada ha sido finalmente "My Ma", quinto corte del álbum y una que quizás no encontréis en muchos otros lugares, pero que tiene algo que me cautiva. Un tema lento pero evocador, de esos para escuchar con los ojos cerrados y dejarse llevar por sus coros y sus guitarras. Una delicia. Espero que os guste.