Cuando voy de conciertos, suelo anticiparme bastante y planearlos con tiempo, comprando la entrada con antelación y guardándome aquel día como un tesoro. En pocas ocasiones he decidido acudir a un concierto a última hora, casi de manera impulsiva, pero el pasado viernes 23 de marzo hice la excepción y me animé a ir a ver a este grande del folk de Seattle. Me sonaba el nombre, había escuchado alguna canción, pero lo tenía pendiente, no le había dado demasiada coba. Pero a lo largo de la semana, ante la perspectiva de que mi amiga y compañera de trabajo Esther tuviera una entrada y me hiciera ilusión acompañarla, la intensa recomendación por parte de mi amiga Viola y una bonita entrevista y concierto en un programa de radio 3, empecé a escuchar con ahínco su música, especialmente sus últimos discos. Al hacerlo, poco a poco caí en sus redes, hasta que, llegado el día del concierto no pude resistirme a comprar la entrada, más siendo en un teatro pequeño en Badalona, lo cual prometía un recital muy bonito. Finalmente nos juntamos Esther, dos amigos suyos y yo, pasando una agradable velada, al margen de lo estrictamente musical.
Sin duda, fue una decisión muy acertada, porque fue un gran concierto. En dos formatos, con banda y gran sonido en su primera parte, en la que se interpretaron en orden todos y cada uno de los temas de su fantástico último disco, "Maraqopa"; y una segunda parte íntima y al desnudo, él sólo con su guitarra interpretando algunos de sus temas anteriores más míticos. Tanto una como otra sonaron de maravilla. La primera reproduciendo todos los matices corales e instrumentales del disco, sonando especialmente intensas aquellas más sonoras como "Nothing is the news", la preciosa "Life away from the garden" o "Reel to reel", e íntimas y bellísimas las más delicadas, como "Working title", "This time next year" o mi predilecta, "Museum of flight", que como no podía ser de otra manera acompaña esta mini-reseña. Y la segunda muy íntima y emocionante, sonando preciosos sus temas al desnudo, consiguiendo que no echáramos en falta los arreglos que las acompañan en los discos. Cayeron canciones como "Sheets, "Rachel&Cali", "Ohio" o la preciosa "Cloudy shoes", y acabó con un fantástico regalo por parte de Damien en forma de unplugged, guitarra en mano y paseo por el pasillo central del teatro al compás de "Arkansas", uno de esos momentos que después no logras olvidar nunca. Volvió la banda al escenario para despedirse, con él subido a la silla dirigiéndolos, en un momento realmente curioso y divertido; para después plantarse un bis él solo otra vez.
Por lo que he leído, se ve que en Madrid estuvo inusitadamente divertido, aquí quizás estuvo más sobrio y parco en palabras, aún con algún toque gracioso como cuando un bebé en el público empezó a llorar antes de que empezara "Museum of flight" y él soltó un "Don't cry, please, it will be over soon" que nos hizo sonreír. Pero yendo al aspecto musical, que es finalmente lo importante, estuvo impecable, ganando especialmente su voz respecto a lo que he podido apreciar en disco. Según Esther, que sabe mucho más de música de lo que yo, por mucho que lo intente, lograré saber nunca, este hombre, al cual por cierto no le gusta hacer conciertos, posiblemente sea uno de los padres de este folk que abanderan estas formaciones actuales como Bon Iver que tanto me gustan, y sin duda se nota en cada uno de sus matices que es muy grande. Nunca dejaré de agradecer el poder haber disfrutado de él en directo en esta ocasión.