Después de la agotadora jornada del viernes no pude evitar despertarme más allá de la una, ya con principio de afonía pero más ganas de conciertos. Tras una comida tranquila en la terraza del apartamento, con vistas al mar y a todo el pueblo, bañito y siesta en la playa y algún altercadillo molesto en el apartamento que dio lugar a unas cuantas risas nos plantamos en el recinto otra vez, sintiendo un ambiente un tanto diferente del día anterior y sobretodo mucha, mucha gente. El cartel de sold out estaba colgado desde hacía días y buen testimonio de ello fueron las colas para poder entrar, aunque causadas principalmente por los molestos controles de acceso.
Por suerte al final la cosa no fue para tanto y pudimos estar a tiempo en el escenario principal para ver a Belle & Sebastian, a quienes les daba una tercera (!!!) oportunidad. Las dos veces anteriores, una en el atolladero/pseudoescenario de la Damm del BAM de hace tres años, donde casi ni pude escucharles, y otra en el Primavera Sound del año 2011 en la que supuestamente no tenían excusa para no sonar, me resultaron un tanto sosos, aún con lo bonitas que me resultan sus canciones y lo que las he llegado a escuchar en bucle. Pero cuál fue mi absoluta sorpresa al comprobar desde el potente inicio instrumental que la cosa iba a ser totalmente distinta. Porque sí, al fin les vi y les escuché como siempre había esperado, dulces, simpáticos, sonoros y sobretodo divertidos. Ventajas de no presentar nuevo material, fueron viajando a cachitos a lo largo de su discografía con canciones como "I'm a cuckoo" o una festiva y celebrada "The boy with the arab strap" en la que sacaron público de las primeras filas a bailar al escenario como colofón y hasta la fiesta final. Acompañados por un buen elenco instrumental de cuerdas y vientos, sonaron como nunca y nos dejaron con una agradable sonrisa en nuestros labios y un dulce sentimiento de fiesta y baile pop. Una auténtica delicia.
A partir de entonces poco podíamos alejarnos del escenario principal porque la hora de Portishead se acercaba, y todos queríamos primeras filas. Se unieron a la comitiva festivalera unos simpáticos amigos de Naiara con los que también lo pasamos en grande, y conseguimos nuestro objetivo de estar lo suficientemente cerca del escenario como para que la gente alrededor estuviera pendiente del concierto y se respirara la atmósfera que se requiere para una propuesta tan delicada como la de estos genios del trip-hop. Muchos años esperando para verles tuvieron como recompensa un festival de emotividad y sonido, intimismo y garra electrónica ruidosa, acompañado por cuidadas y sencillas proyecciones que le conferían la guinda final a todo ese espectáculo de los sentidos que resultó el concierto. Un concierto en el que sentimos el pecho estallar al compás de los trallazos de "Machine gun" para luego calmar el corazón con una sentida y casi acústica "Wandering star", derretirnos con las celebradas canciones del eterno "Dummy" que fueron desfilando y bailar suavemente con los ritmos de los temas de su difícil "Third" que gana tablas sobre un escenario. Y delante de toda esa maquinaria, una voz, un carisma, puro sentimiento, pura emoción, pura actitud. Beth Gibbons, grande y sutil, entregada y cómplice con el público (al que incluso bajó para dar la mano a las primeras filas), confiriendo ese último matiz que llena las canciones de significado, que acaba de hacer que estas arañen nuestro corazón y nos dejen huella, nos calen, nos enamoren. Como me enamoré perdidamente de "The rip" y su evolución de menos a más, por lo que se gana el acompañar esta entrada, como hizo que mis lágrimas brotaran tras los primeros compases de esa "Roads" ante la que es imposible quedarse impávido. Podría escucharla mil veces y nunca se me dejará de encoger el corazón al hacerlo. Como regalo a todo esto, en deezer alguien compartió la setlist del concierto y esta se ha convertido en banda sonora de estos días, para rememorar una y otra vez todas las sensaciones vividas. Porque posiblemente sea uno de esos conciertos que nunca olvide.
Resulta muy difícil encarar cualquier otro concierto después de una tormenta sonora y emocional como la de los de Bristol. Quizás sea por ello que todo lo atropelladamente que pude ver tres canciones de Dorian me supiera a poco (pero a los que sigo con muchas ganas de poder ver bien), o que la propuesta de Crystal castles que me dejó completamente alucinada en el pasado Primavera Sound y cuya experiencia quería repetir ya conociendo más bien las canciones y habiéndome enganchado profundamente a muchas de ellas no la disfrutara tanto como esa primera vez. Quizás por haber perdido también el factor sorpresa, porque los gritillos de Alice Glass me chirriaron un tanto, sí que entré en su tremenda atmósfera de baile de la que es imposible escapar pero finalmente me resultaron un poco cansinos y las ganas de Naiara de ver a Mendetz hicieron que me picara la curiosidad por verles de nuevo y darles la segunda oportunidad que merecían.
Y eso resultó el gran acierto de la noche, porque fue mi tercera sorpresa del festival. Me encontré con un enorme festival de baile guitarrero-electrónico, viendo muy claro que es ese el tipo de música que yo personalmente más disfruto para bailar. Con un sonido potente, simpatía y muchas ganas de hacer bailar a todo el mundo, los barceloneses pusieron patas arriba el segundo escenario cumpliendo con creces su objetivo. Si la primera vez que los vi no acabé de entrar en su show por ambiente y circunstancias (teloneros de Love of lesbian, última hora de la tarde, ganas de conversar) esta vez fueron toda una revelación, artífices de una gran fiesta que acabó de machacar los pocos pies que nos quedaban y nos hizo olvidar por un momento el cansancio acumulado que llevábamos, de la misma manera que Chk chk chk lo habían hecho el día anterior. Fue un concierto final de fiesta de sábado que nos hizo volver a casa felices, con su temazo final de concierto "Futuresex" en la cabeza (que también acompaña el post) y ganas de guardar fuerzas para, al menos, aguantar dignamente los embates del último día de festival que nos esperaba.
Ayyyy qué envidia sana!!! Yo sólo podía ir el viernes, así que me quedé con las terribles ganas de ver a Belle&Sebastian, que nunca he visto en directo. Encima cuando he empezado a leer el párrafo donde decías que no te habían gustado anteriores veces, por un momento he pensado: "Al menos no me perdí tanto", y entonces vas y dices que te encantó el concierto, jajaja! En fin, espero que en otra ocasión pueda verlos, al menos una vez! Aunque a mi novio no les cae demasiado en gracia, pero lo convenceré :p
ResponderEliminarLa verdad es que sí, que las veces anteriores me parecieron sosaínas absolutos, pero oye, esta vez estuvieron increíbles, y por lo que explica una amiga que los vio el jueves en el sonorama también han estado increíbles allí, debí de enganchar la gira equivocada!! Pero tranquila que ya tendrás más ocasión de verles, ya verás.
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