En realidad todo empezaba el miércoles. Pero un tremendo chaparrón cayó sobre el Forum y tuve la suerte de, por otras circunstancias, no poder llegar a tiempo para ver a Temples y librarme de él. Con la clara intención de ir a recoger mi pulsera y irme a casa, llegué y un encuentro inesperado me hizo quedarme allí movida también por la curiosidad de ver al belga Stromae. Lo cual fue un auténtico acierto y toda una sorpresa visto el festival que armó, con toda la delegación belga y francófona de Barcelona a sus pies, posiblemente debido a su gran popularidad por esos países. Con canciones y un aire desacomplejado que rozaba el dance noventero con aroma africano, resultó una propuesta de lo más estimulante que nos proporcionó a todos nuestros primeros bailoteos. Bailoteos que la lluvia respetó ya que volvió a hacer acto de presencia al acabar el concierto. Señal de que tocaba volver a casa, aún consciente de que me perdía a Holy ghost!. Otra vez será.
Empezó este año el jueves antes de lo habitual y en un lugar diferente del habitual. Y es que la oportunidad lo merecía. Ensayo general del concierto de Volcano choir del sábado en la sala Apolo. Y, junto a mi Viola, no pude empezar mejor el festival que inserida en la burbuja sonora de la propuesta más experimental de mi adoradísimo Justin Vernon. En un formato diferente al de Bon Iver, con él habiendo cambiado su camisa de cuadros por una colorida y liderando el conjunto desde un atrio desde el que manejaba un vocoder (del cual quizás abusó un tanto en los primeros temas, todo sea dicho), todo fue igualmente emoción e intensidad, su maravillosa voz en toda su esencia, los temas más íntimos acompañados de un agradecido e impresionante silencio sepulcral que fue contrarrestado, a petición de uno de los componentes, por todo lo contrario cuando la Apolo estalló al ritmo y el estribillo de esa "Byegone" que me hizo saltar las primeras lágrimas de este año. Con el alma por las nubes y los vellos de punta salimos de la emblemática sala para dirigirnos al Forum, convencida de que Justin Vernon es el hombre de mi vida (aunque él aún no lo sepa).
Ya en la megaexplanada que montaron este año con los dos escenarios principales, enfrentados el uno con el otro (lo cual resultó, en mi opinión, un acierto absoluto, aún con las reticencias que tenía en principio), esperé a reunirme con mi compañera de batallas Adriana y su amiga Natalia, junto con las que formé un equipo imparable y tremendamente divertido durante todo el festival. Mientras tanto, sonaban los primeros acordes de Real Estate, el cielo encima nuestro era azul y un celebradísimo sol tras las lluvias de los últimos días nos doraba el rostro. Nada podía haber sido mejor para aderezar un concierto delicioso, donde las voces sonaron suaves y maravillosas, cada capa de guitarras dulce y soleada, y todo ello resultaba el complemento ideal a la brisa, nos invitaba a sentir la proximidad del mar y nos hizo totalmente felices por una hora. Porque sonaron con la intensidad adecuada, tocaron las canciones adecuadas, nos hicieron a todos cantar los "oh-ohs" de "It's real", volar con sus maravillas instrumentales como "April's song" y compartir la alegre melancolía del "Talking backwards" que acompaña esta entrada con nuestras cabezas y sonrisas.
De ahí nos dirigimos al otro escenario grande, donde nos esperaban Midlake y uno de mis conciertos más esperados. Quizás por estar aún bajo el influjo reciente de Real Estate no resultó todo que pensé que sería. Puede que el sonido fuera un poco deficitario, o que la pereza del teclista para coger esa flauta que llena de color y magia muchas de sus canciones afectara mi percepción general. Aún así, cabe decir que el concierto fue muy correcto, que fue una preciosa manera de ver el sol esconderse entre los edificios del Forum y que sentí mucha felicidad al escuchar canciones como "Roscoe" (un poco extraña con la voz del nuevo cantante, todo sea dicho) o "The old and the young".
Iba a pararme en el Pitchfork a ver a Majical Cloudz pero finalmente preferí descansar un rato de conciertos y coger buen sitio junto con Viola y Paloma para ver a Neutral milk hotel en el ATP mientras cenaba y descansaba un rato. Fue una decisión difícil dejar de lado a St Vincent, a la que le tenía ganas, pero la oportunidad de ver a Jeff Mangum con su banda era única y no podía desaprovecharla. Porque tras la grandeza de verle en solitario dos años atrás en el Auditori no podía más que completar el ciclo. Y fue todo un acierto, ya que desde la primera canción nos llenó de energía rock con sus guitarras, intensidad instrumental con la potente sección de vientos y, por supuesto, su inconfundible voz. Fue emocionante envolvernos de sonido y escuchar esas "In the aeroplane over the sea" o "The king of carrot flowers" que tanto escuché durante una época reciente de mi vida, esta vez envueltas de acompañamiento sonoro, mientras anochecía. Porque todo tuvo una potencia inesperada y una energía que ya le gustaría tener a muchas bandas jóvenes, gracias a la maestría de músicos entrados en años que saben lo que es estar encima de un escenario.
Ya entrada la noche, me volví a dirigir hacia la megaexplanada para ver a Queens of the stone age. Debido a la espera de amigos, gracias a la que pude compartirlo junto con mi compañero crazyminder Jordi y sus entrañables amigos Anna y Roque, tuve que escuchar desde detrás las primeras canciones. Pero ello no impidió que me dejaran la boca abierta ante la brutalidad con la que estaban sonando. Una brutalidad que acompañó todo el concierto y que nos envolvió a todos de potencia rock y grandes melodías proporcionadas por una banda casi perfecta en la que las guitarras sonaban claras y contundentes, la batería imparable y la voz de Josh Homme clavada. Toda una demostración de maestría en directo que fue acompañada por una acertadísima selección de canciones, en la que repasaron sus hits más importantes como "No one knows", "Burn the witch" o "Go with the flow" junto con algunos de los mejores trallazos de su último disco como este "My god is the son" que acompaña la entrada. Un chute de energía rock que nos dejó a mí y a todos mis acompañantes con los pelos de punta, y que finalmente resultó ser el mejor concierto que presencié en toda la jornada. Porque no me he cansado de escucharles una y otra vez desde ese día. Muy grandes.
Y es que los de Montreal no dieron el conciertazo que todos esperábamos, no. Admito que lo pasé muy bien, porque sus canciones son auténticos himnos con los que saltar y desgañitarse, porque afortunadamente rescataron todos sus mejores temas y los combinaron con una selección más o menos acertada del último, y porque no hay que negar que el espectáculo visual que ofrecieron fue brillante. Pero algo no acabó de funcionar. Y fundamentalmente fue que les faltó potencia instrumental. Tiraron de la base electrónica, potenciaron algunas guitarras y escondieron por completo todo el elenco de vientos y cuerdas que les acompañaban en el escenario. Todo ello para destacar las voces de Win Butler y Régine Chassagne que, personalmente, creo que son lo peor de la formación. Ello hizo que la primera hora me resultara frustrante, aunque remontaran algo a la hora de concierto a partir de "Ready to start", "Afterlife" sonara tan estimulante como esperaba, "Orpheus" fuera realmente deliciosa, destaran la locura con "Here comes the nighttime" y acabaran haciéndonos levantar los brazos con el himnazo emocionante que es "Wake up". Algo que me reconcilió con el concierto pero que no impidió que fuera objetiva y lo valorara en su conjunto. Una lástima y una pequeña decepción que posiblemente haga que muchos de sus seguidores nos lo pensemos antes de volver a verles en directo.
Eran pasadas las dos de la madrugada pero aún no tocaba retirada. Porque los programadores del Primavera Sound de este año nos montaron un Jueves de infarto con final de fiesta asegurado, ya que casi a última hora estaban programados dos de los grupos que más ganas tenía de bailar: Disclosure y Metronomy. Su casi solape hizo que sólo pudiera disfrutar de la primera media hora de los primeros, el dúo de hermanos británicos que con su imagen de niños buenos y correctos el año pasado se sacaron de la manga un disco lleno de hits electrónicos de gran alcance, que ha acercado el género a gente como yo que siempre hemos sido un poco reticentes. El secreto de su fórmula sin duda está en sus infalibles canciones, auténticas máquinas de hacer bailar. El gran número de colaboraciones del disco hizo que llevaran parte del sonido pregrabado, pero aún con ello pusieron patas arriba el escenario Heineken tal y como esperábamos. Y yo bailé, berreé y salté con "White noise" y fui totalmente feliz. Ya podía irme tranquila a ver a Metronomy.
Que estos británicos tocaran en el RayBan, mi escenario favorito, casi era un sueño. Porque su música de electrónica suave y dulces melodías pop no podía tener mejor hora ni lugar. Y cumplieron con su cometido potenciando como tocaba su lado más bailongo, acompañados de una bonita y colorida escenografía, haciéndonos partícipes de su baile ensoñador, quemando a tope esos últimos cartuchos del día que nos habíamos guardado a consciencia y proporcionando una sensación general de felicidad. Cantamos y gritamos los estribillos "The upsetter" y "Love letters" como si no hubiera mañana (aunque echara de menos las trompetas), sentimos el aroma veraniego (aunque el frío a esas horas fuera patente) del teclado de "The look" y bailamos "The bay" como el mejor fin de fiesta que pudiera tener la jornada. Alegres y deliciosos, me dieron justo lo que esperaba de ellos, y me hicieron volver a casa con una gran sonrisa paliativa del enorme cansancio y dolor en los pies que apareció una vez abandonado el recinto del Forum en busca de un taxi.
Aún no sé de dónde saqué tanta energía para aguantar todo el carrousel y volver a ponerme en pie al día siguiente para la segunda parte. El efecto revitalizante del Primavera Sound.
Chica, ya daba por perdidas las crónicas del Primavera!! Digo a ver si se nos ha pasado a Crazyminds por tiempo completo...Y es que si no te haces el harakiri y las haces in situ como lo hice hace dos años (creo), lo cual no es muy recomendable pues te quitas horas de sueño. Hacerla pasado el festival es poco menos que un sobreesfuerzo donde pasión, pereza, nostalgia juegan malas pasadas jejeje
ResponderEliminarNo obstante veo que pese al tiempo de suspense de este año (espero que con menos frío y aire que el pasado), han salido unas instantaneas de lujazo, y eso supongo que compensa ¿no?. Esperamos con ansias y deseo la de los próximos días, aunque solo sea para soñar los que no pudimos acudir.
ABRAZORLS!!
Bboyz, me costó pero no podían faltar!! La semana que tuve después del Primavera poco marge me dejó para escribir, llegando agotada física y mentalmente a casa poco podía hacer, pero tenía que hacerlo, no hay primavera sin mis memorias, jeje. Hacerlas al cabo del tiempo es cierto que borra algunas sensaciones pero creo que potencia las verdaderas, porque aquello que recuerdas con más intensidad probablemente sea lo que más te marcó.
EliminarEl tiempo nos jugó alguna mala pasada pero no fue tanto como podría haber sido, por suerte. El frío hizo acto de presencia pero no nos pilló en bragas como el año pasado, fue más llevable y no tan intenso. Y la verdad es que tuve suerte de poder pillar buenas fotos con mi minicámara, estoy contenta al verdad. Espero que disfrutes con estos escritos y que el año que viene podamos compartir todo esto.
Un beso!!!
Tienes tanta energía para hacer un fenomenal reportaje como el que has hecho. Real Estate es un grupo que me gusta, quiero oir más su último "Atlas". Besets.
ResponderEliminarJajaja la energía la saqué cuando finalmente descansé, que no fue hasta cuando pude ponerme a escribir! Muchas gracias y me alegro de que hayas disfrutado de este tocharro que me ha salido, jeje. Real Estate te encantarían, y el último disco es una delicia absoluta. Ideal, además, para esta época del año.
EliminarBesets!!