Qué pocos días me quedan, y qué rápido ha pasado y pasarán los que quedan. Sólo un fin de semana y un día de tregua por delante antes de volver a la normalidad, el descanso más corto en muchos años, que se verá recompensado por pequeños paréntesis otoñales que ya empiezo a esperar. Pero mejor no pensar en ello y seguir disfrutando de mi estancia aquí. Aparte de qozar de las paradisíacas playas y de la compañía de mis amigas y de mis padres, una de las mejores cosas de las que disfruto aquí en verano es de noches de lectura en el patio de mi casa de Palma. Aquellas noches en las que no estoy por ahí, que al final son pocas, de lo que tengo más ganas es de sentarme allí y, acompañada de buena música relajante, leer durante horas a la fresca.
Y no os penséis que se trata un lugar excepcional. Nada más que un típico patio de primer piso de ciudad, grande y luminoso, eso sí, pero rodeado de miles de edificios y ventanas que no te quitan el ojo de encima mientras estás allí cenando o tomando la fresca. Para quien no esté acostumbrado, incluso puede parecerle poco íntimo de primeras. Pero para mí sí que es un lugar especial. Porque mirando en él veo mi infancia, las horas y horas de juegos compartidos con vecinas y amigas y en solitario, de correteos y pelotas arriba y abajo. Era mi mundo y mi mente se encargaba de transformarlo en lo que hiciera falta, desde un valle entre las montañas que eran los edificios alrededor hasta una calle de pueblo, una pista de tennis o de futbol, nunca un interior, siempre un espacio abierto, al aire, al juego y a la imaginación desbordante de una niña sin hermanos.
Pasados más de quince años es un espacio que mi madre al fin pudo llenar de plantas sin peligro de ser derribadas. Un espacio más pequeño en perspectiva pero más grande en realidad, sin juegos pero siendo aún un lugar en el cual refugiarse y disfrutar del verano, siempre y cuando el calor no apriete tanto como hoy, y de estar al aire libre, una de las cosas que más me gustan. Y por ello, uno de los mayores placeres para alguien como yo, unir este bienestar a un buen libro y buena música y dejar pasar las horas nocturnas. Uno de los afortunados discos de los que estoy disfrutando en esos momentos ha sido el primero del dúo noruego Kings of convenience, "Quiet is the new loud", un álbum delicioso, lleno de polifonías, melodías dulces y canciones relajadas, incluso con un curioso toque mediterráneo procedente del frío. En él se esconden varias joyas, pero la que siento que más me llega y tiene un mayor efecto sobre mí resultó ser esta delicia para los oídos, que quería compartir con todos vosotros. Espero que os guste.
Canciones anteriores:
- Mrs. Cold
Que relajadita, no? Te viene como anillo al dedo para esos días que estás pasando por tu tierra. La verdad es que yo ahora también estoy en mi casa con mis padres y se me llena la mente de recuerdos de infancia. Que época tan feliz, no me puedo quejar.
ResponderEliminarUn saludote
que maravilla de canción, ideal para escuchar de forma tranquila mientras uno se relaja en vacaciones
ResponderEliminarFrusly, pues sí, mejor imposible, todas las canciones del disco son relajaditas, pero esta la que más, quizás por ello acabó llegándome tanto, porque es justo la que necesitaba escuchar!!!
ResponderEliminarYo cada vez que vuelvo a casa de mis padres me envuelven recuerdos, y a medida que me hago mayor, cada vez más.
Un abrazo!!
Boris, me alegro de que te gustara tanto, es bonita, eh? Creo que de las mejores elecciones que he hecho para relajarme, sin duda!!
ResponderEliminarQué maravilla los kings, llevo pensando en ellos estas semanas sin atreverme a ponermeles en parte porque sus discos nunca han conseguido ser tan maravillosos como sus directos, ellos se multiplican en intensidad y sonido.
ResponderEliminarMe encantan los posts sobre lugares especiales, tan autobiográficos. Tu vuelves y yo me voy en 3 días a un lugar que siempre ha sido mi refugio.
Un besote guapa.
Viola, intuía que te gustaría este post, tanto lo que dice como la canción, me alegro de que haya sido así!! Es lo que tiene volver a casa, que los recuerdos afloran e inspiran textos autobiográficos. Yo cada vez que escucho a los Kings me entran más ganas de verlos en concierto, ahora será más difícil, a ver si sacan nuevo material y se acercan otra vez.
ResponderEliminarUn besazo!!!