Volver a enfrentarse a una canción. De sopetón, y casi sin esperarlo. Escuchar las primeras notas, que la memoria de repente se ponga en marcha a la vez que los sentimientos no soportan volver a escucharla. Que se entelen los ojos, que cueste continuar. Que quieras pasarla, pero no puedas, atrapada en la belleza de aquello que estás escuchando. Acaba, sí, hemos sobrevivido. Somos perfectamente conscientes de por qué nos ha provocado todo eso. Porque nos recuerda a un momento muy duro, más o menos reciente, del cual casi fue banda sonora. Porque acompañaba aquello que contrastaba con nuestros pensamientos, aquello que en teoría debía ser pero no era de ninguna de las maneras, de fondo ante la conversación previa a desatar toda la tormenta.
La vida tiene momentos puntuales que duele recordar, que superamos de sobras pero que ahí quedan en nuestra memoria, punzantes y dispuestos a ponernos el vaho sobre los ojos. Y si llevan asociada una canción, puede que no podamos volver a escucharla nunca más. O sí, al debido tiempo y tras enfrentarnos a la misma. Porque tras una segunda escucha las lágrimas cesan, el espíritu se calma y quizás nos dejemos llevar por la misma, por su belleza, por su delicadeza, por su dulce melodía. Por ese piano de base y esa voz llorosa que ahora nos emociona por sí sola, no por aquello que nos evoca. Porque quizás haber superado la prueba y ser capaz de volver a enfrentarnos una y otra vez a esos sonidos es una prueba de que todo ya forma parte del pasado, que quedó plasmado en el libro de nuestra vida, impreso y seco. Y que varias páginas se han acumulado encima.
Tenía una asignatura pendiente con este cantante canadiense desde hacía tiempo. Varias canciones no recordadas pero sí identificadas y alguna que otra en la radio durante la semana pasada activaron mi búsqueda, y en la misma me topé con su maravilloso disco de debut, el "Close to paradise" del año 2006, en el cual encontramos esta joya que ya conocía, entre otras. Un disco evocador, delicado y sensible, con mil matices instrumentales, una pizca de experimentación y mucho sentimiento. Todo un tardío hallazgo que se está convirtiendo en banda sonora de este otoño incipiente. Espero que os guste.
Le tenía totalmente olvidado, que bonita, cuantas canciones se quedan en el camino y sin embargo para otras personas como para ti son tan importantes. siempre hay que volver a las canciones aunque sea años después. ayer me emocione yo escuchando if i cant change your mind de sugar, estaba en una cinta que no escuché en años, no merece la pena perderlas.
ResponderEliminarun besote.
Yo por suerte al final consigo volver a escuchar esas canciones que parecía que no podría volver a escuchar. Será que somos más fuertes y al final nuestro amor por la música puede con todo. Tengo ya demasiadas pruebas de ello.
ResponderEliminarLa canción es una auténtica preciosidad.
Un beso y gracias por los comentarios!!!!