Eels para mí (al menos hasta hace unos días) eran una de esas bandas
de las que conoces y te gustan muchas de sus canciones, aún teniéndolas
totalmente desubicadas, pero no mucho más. Una de esas bandas que algo te dice que hay que
ver alguna vez en la vida, de las que se huelen grandes directos. Con
los años he ido conociendo más y más canciones, he ido explorando poco a
poco su discografía, quedándome atrapada especialmente en sus primeros
trabajos.
El pasado sábado 27 de abril se despertó gris
y lluvioso, y así se quedó, perezoso y tranquilo, melancólico pero
sonriente. Las canciones de Eels llenaron mi casa de sonido y parecían
la banda sonora ideal para el día, calentando motores para la gran cita
en la que por fin podría verles en directo. Un directo que en realidad
se presentaba como toda una aventura para mí, ya que advertida como
estaba de la deriva rockera de giras anteriores me creaban una cierta
confusión. Me gustan Eels cuando se ponen rockeros, sí, pero quizás me
gustan mucho más cuando se ponen melancólicos y romanticones. Qué
riesgo, pero aún así, valía la pena probarlo.
No
quiso darnos la lluvia un poco de tregua a la hora de entrar en el
concierto, cuando, cerveza previa, me reuní con mi amiga Esther y su
amiga María, primera vez para las tres. Y
primera vez para las tres en la recién reformada sala BARTS (antes
teatro Artèria Paral.lel). Tras pelearnos con paraguas, bolsos, chaquetas
y entradas, buscar el lugar idóneo para ver bien y explorar visualmente
la sala, cerveza en mano, nos acomodamos para esperar a la banda de
Mark Oliver Everett, alias Mr. E. Apareció él mismo primero de todo,
empezando "Prizefighter" del "Hombre lobo: 12 songs of desire" mientras
el resto de la banda iba apareciendo sobre el escenario, batería a la
izquierda delante, dos guitarras y bajos detrás en línea, y el a la
derecha delante de flamante directo. Todos ellos curiosamente vestidos
con chandal adidas azul y gafas de sol, dando una de las primeras notas
divertidas de la noche.
Formaron parte todos ellos de
una escenografía sencilla pero efectiva y bella, en forma de una
pantalla gigante detrás que cambiaba
de tonalidad y que confería a cada tema un color diferente. Circularon
por ella naranjas, rojos, violetas y azules, acompañados por alguna
figura
sencilla de tanto en tanto, dándole un plus visual al espectáculo
sonoro, y sobretodo, una fuente inagotable de buenas fotografías.
Arrancó
el concierto y los primeros y potentes diez minutos, en los que sonaron
también varios de mis favoritos de su último disco "Wonderful, glorious" como "Kinda fuzzy" y "Open my present", me
desencajaron la mandíbula, atónita ante lo que oía y veía. Tras ese
rockero inicio, preludio y señal de lo que predominaría el show, bajaron
revoluciones con el pretexto de "tocar algo para las señoras",
arrancándose con una bellísima "That look you give that guy" en la que
la banda hizo los
coros y una pausada y preciosa versión del "Dirty girl" del
"Shootenanny" dando lugar al momento romántico que muchos esperábamos,
aunque fuera casi único en la velada.
Dejaron claro que
sí, que venían a presentar su último disco, que personalmente ganó
puntos tras el concierto y del que tocaron "New alphabet" o la
que le da título, pero también nos ofrecieron un repaso a toda su
discografía, desfilando algunas de mis favoritas como "The sound of
fear" del "Daisies of the galaxy" o "Fresh feeling" y "Souljacker, part
I" del "Souljacker". Y tras el primer parón, en el bis llegó mi momento personal
del concierto, ese en el que mi vello se erizó por completo al escuchar
las primeras notas de esa preciosidad que es "My beloved monster" del
"Beautiful freak", que combinaron en forma de acertado mashup con "Mr.
E's beautiful blues", todo un lujo, uno de esos momentos por los que
vale la pena pagar la entrada a un concierto.
Acabó el
show, se encendieron las luces y muchos nos precipitamos hacia la salida
o hacia los baños. Casi que podríamos considerar un golpe de suerte el
haber tenido que esperar, porque de repente y sin esperarlo nadie
reaparecieron sobre un escenario casi a punto de ser desmontado, con las
luces de la sala normales, casi como si lo hicieran entre todos
nosotros, en un improvisado (o quizás no tanto...) segundo bis en el que
despacharon una enérgica y efectiva "Dog faced boy", broche final a una
gran noche.
¿Cuáles son los ingredientes qué
convierten en mítica a una banda? Posiblemente, un sonido y personalidad
inconfundible en sus canciones, un cierto eclecticismo, una voz
característica y un líder carismático. Todo ello cumplido de la primera a
la última línea por Eels, completado además por un grandísimo directo
como el que pudimos disfrutar. Un directo en el que nos transmitieron la sensación de que se lo estaban pasando aún mejor que el
público, si es que eso era posible. En el que durante hora y media larga
nos hicieron bailar sin parar, sonreír, participar en su espectáculo e
inundarnos de su sonido en todo momento (ayudado, todo sea dicho, por la estupenda sonoridad de la sala), chutándonos potente rock en
vena. Y en el que Mr. E se mostró totalmente entregado al público y su
banda, animándonos
incansablemente a unos y mostrándose agradecido y cariñoso con los
otros. Aún con un acentazo que dificultaba la comprensión de lo que
quería transmitirnos, no quiso desconectar de nosotros en ningún
momento.
Porque él es un showman y lo sabe, lo da todo en
el escenario y,
sobretodo, lo hace ver, nos lo quiere demostrar, mostrándose como ese
pintoresco personaje que todos sabemos que es. Fuente inagotable además
de curiosas anécdotas como su "renovación de votos matrimoniales" con su
guitarrista Ched celebrando sus 10 años juntos en escena, o el abrazo
"teletúbico" de todos los miembros de la banda de cara al final del
concierto.
Al día siguiente la música de Eels
siguió llenando mi casa, poniendo banda sonora a la lluvia otra vez. Aún
con las sensaciones de la noche anterior, rescaté algunas de sus
canciones y me deleité también con las que me hubiera gustado escuchar.
Sí que es cierto que eché en falta un poco más de esa vertiente
tranquila que comentaba, probablemente no fuera la única, pero en fondo
poco importa si nos ofrecen un buen concierto con tan buenas
sensaciones. Que no nos importaría repetir.
Ohhh, unos amigos marcharon a Madrid para verlos el día 28... Yo no pude y me quedé en casa, sniff. Veo que nunca fallan!
ResponderEliminarUn beso
Yo es que era la primera vez que los veía y bueno, me llevé una gran sorpresa, la verdad. Lástima que te los perdieras, pero seguro que en unos añitos vuelves y ahora ya sabes de antemano que valen la pena.
EliminarUn beso!!
Nunca he visto a Eeels en directo aunque siempre he intuido que deben tener una entrega impecable. Como no puedo repetir a ver si pronto me estreno, me gustan mucho.
ResponderEliminarPues si te gustan estoy segura de que te encantarían en directo, a pesar de remarcar su lado más rock sí, tal y como se intuye tienen un directazo. Aunque lleven el mismo show a todos lados, algo extraño en una banda tan veterana pero que finalmente tampoco tiene tanta relevancia.
EliminarPues yo descubrí que quería ir tarde, me quedé sin entradas (y mira que me figuré que se agotarían) por lo fieles que son los seguidores de EELS. Yo no, como tú me gustan momentos concretos, el resto no es que no me gusten, es que nunca me he puesto a fondo con toda su discografía.
ResponderEliminarPero como Maria y Sergio se intuye que son una de esas cosas que has de experimentar algún día en tu vida. Además lo cierto como tú bien dices, es que los mejores directos que he disfrutado estos últimos años son aquellos a lo que he acudido por intuición, sin ser erudito de sus carreras respectivas.
Me alegro que los disfrutaseis y que descubrieras eso que uno no espera, el amor por el Rock. Eso mismo me pasó a mi y mi mujer con Chuck Prophet, lo del último trabajo es otro cantar porque es de esos discos que escuchas con miendo, pero que se enganchan de por vida. El buen Rock tiene eso, por clásico que unos crean que sea.
UN ABRAZO!!
Es que volaron!! Siendo el lugar relativamente pequeño y ellos con tanto tirón era fácil de imaginar, nosotras las cogimos con mucho tiempo. Son una banda que aunque no seas el mayor fan, simplemente con que te gusten algunas canciones, puedes disfrutar mucho en directo. Como dices a veces vale la pena arriesgarse con cosas así porque la garantía de éxito está casi asegurada.
EliminarSin ser el rock en sí mismo mi género favorito se encuentra fácilmente el amor al mismo gracias a situaciones así, o cuando estuve viendo en septiembre a The dream syndicate. Es un género que, sin duda alguna, como más se disfruta es en directo, y siempre será así.
Un abrazo!!
A mi me pareció otro conciertazo el de Madrid, por lo que leo muy parecido al de Barna. Pero, hay una cosa que has dicho que tienes razón, bordan las canciones rockeras, y mezcla de manera genial con las más tranquilas y melancólicas que son geniales.
ResponderEliminarOjo que el batería era un doble de "El Nota".
Besos.
Es que me da que hacen exactamente el mismo show en todos lados. Y es que lo que dices es un reflejo de sus dos caras, inseparables la una de la otra, y que forman parte esencial del su inconfundible estilo.
EliminarBuenísimo el parecido razonable, no había caído pero tienes toda la razón!!!
Besos!!