jueves, 31 de enero de 2013

Hold back the night - I am kloot

Creo que ya es el momento de empezar a comentar las novedades que nos está ofreciendo este inicio de 2013, rebosante de anuncios de vueltas esperadas, algunas de ellas inesperadas, nuevas canciones y, como no podía ser menos, interesantes nuevos trabajos. Pero comenzaré por uno de los más interesantes con los que me he topado, todo gracias a un encargo que me hizo acabar de reencontrarme con una banda que casi tenía olvidada, aunque en realidad un mes antes nuestro amigo bboyz me hiciera retornar a mis años universitarios poniéndolos en mi camino otra vez.

Quizás pocos de vosotros les conozcáis ya que se trata de una banda de pop británico procedente de Manchester de esas que siempre vivió a la sombra, desde su debut discografíco hace doce años. Como he indicado arriba, les conocí en uno de esos cds que un compañero de la facultad me iba pasando periódicamente (gracias a los que descubrí, entre otros, a Ash o a Snow patrol), y me impactó ese pop austero pero elegante, amable pero con algún toque de oscuridad que destilaban sus canciones. Aunque perdí ese cd y nunca más supe de él (ni de ellos), algo quedó en mi memoria, lo que vino justo al abrir su sexto y último trabajo, publicado este mes.

Un trabajo que ha sido producido por Guy Garvey, algo que sí, se deja sentir en muchas de sus canciones, pero sin llegar a la épica que llena las canciones de Elbow, como si se hubiera esforzado por darle su toque personal sin romper la esencia de la banda, guardada en paño de seda, tan delicada como resulta. Delicada como las diez composiciones que lo forman, toda una lección de pop elegante y madurez sonora. Porque sí, la fórmula sigue siendo la misma, siguen sonando a ellos mismos, pero perfilando todos sus matices. La personal voz de John Bramwell, a medio camino entre las típicas voces agudas británicas y el desgarro de las voces folk norteamericanas, se luce de manera brillante dándole ese toque personal que tiene la banda y que llega abanderando desde sus inicios.

Dentro de esa elegancia y esa delicadeza, todos los cortes se mueven en tempos suaves, más o menos acelerados, pero todos ellos jugando en la misma liga. Empiezan de manera casi acústica con una "Bullets" de ritmo juguetón, preludio de una "Masquerade" con matiz mediterráneo que hace acto de presencia a mitad de disco dándole luminosidad al conjunto. La mano de Garvey se siente principalmente en las instrumentaciones presentes en los temas, como los vientos que aparecen en la preciosa "Let it all in" o en la melancólica pero alegre "Some better day", que les aportan un toque cálido, así como en las intensas orquestaciones que acompañan el estribillo de "These days are mine" o las que culminan la maravillosa y desgarradora "Hold back the night", posiblemente el tema principal del disco y la elegida para acompañar la reseña, una de esas canciones que van de menos a más, cogiendo ritmo hasta que estalla. También hay momentos para la calma, el acercamiento al folk y la desnudez sonora, como el "Forgive me these reminders" que clausura el disco, o la emotiva "Shoeless", otro de mis favoritos.

Todo ello forma parte de un trabajo muy equilibrado en su conjunto, en el que no destacan demasiado unos temas sobre otros, sin casi un single claro, del que incluso cada uno de nosotros podría tener un favorito diferente. Un disco sorprendente que hará las delicias de todos aquellos amantes de los sonidos británicos más suaves. Os invito a descubrirles, podríais llevaros una grata sorpresa.

lunes, 28 de enero de 2013

Season's trees - Danger Mouse & Daniele Luppi (ft. Norah Jones)

Una lluviosa y fría tarde de domingo de invierno en buena y cálida compañía como clausura a otro fin de semana más de alta intensidad y planes imparables. No sé qué habrá tenido este inicio de año que por diversas circunstancias los fines de semana se convirtieron en maratones completas. Pero entre maratón y maratón hubo un momento de encuentro inesperado, uno de esos para los cuales una aún no está suficientemente preparada. Un encuentro que finalmente no llegó a ocurrir, porque el instinto de autoprotección de aquello que nos hará daño y un siguiente plan me salvaron de hacerlo.

Qué duro es darnos cuenta de que aún nos duelen algunas cosas que ya dábamos por superadas. Volver a sentir nervios, sentir que todo nuestro organismo se altera, volver a derramar pequeñas lágrimas que parecían ya haberse secado hace tiempo. Volver a sentir la misma culpabilidad que cuando todo se desató, atenuada por el paso del tiempo pero aún presente en el fondo de nuestra alma. ¿Cuál será la receta para saber cuándo estamos realmente curados? ¿Realmente hay una cura absoluta o siempre hay un resquicio de dolor en nuestro interior? Probablemente tarde mucho tiempo en saberlo, en comprobarlo. Pero por suerte los momentos de crisis son cada vez más breves y se olvidan al poco tiempo. Aunque me haya dado tiempo para dedicarle unas líneas y acompañar esta canción tan bonita, del último disco de Danger Mouse junto a Daniele Luppi, cantada por Norah Jones. Un tema de día lluvioso, tan acorde con la necesidad de calma que transmite, para cerrar los ojos y olvidarse de todo, que es lo que toca.

Season's Trees (feat. Norah Jones) by Danger Mouse & Daniele Luppi on Grooveshark

jueves, 24 de enero de 2013

Sleeping in - The postal service

Llegó, al fin, el ansiado día en que se destapa el cartel festivalero más esperado por algunos de nosotros, el de la próxima edición del Primavera Sound, que se celebrará en Barcelona del 22 al 26 de mayo. Desde los medios oficiales se prometía el #bestfestivalever, lo cual hizo aumentar las expectativas todo este tiempo. Esta noche he tenido el privilegio de presenciar en directo la curiosa gala de presentación del cartel en la sala Apolo, engalanada para la ocasión (con sillas por todo, cosa que nunca había visto allí) y con barra libre de cervezas para todos los asistentes, viviendo con emoción (colectivizada) sobretodo el momento en que el cartel ha sido desvelado a través de un precioso vídeo.



Es realmente el #bestfestivalever que nos prometieron? Muchos lo afirman, alguno (muy comprensiblemente) no quedó contento con el cartel; yo no lo etiquetaría como tal (quizás personalmente a nivel de cartel me gustó más el del año pasado) pero sí, me gusta, y mucho. Al haber esperado tanto tiempo para confirmar después de ese bombazo que fue Blur, muchas de mis bandas más esperadas me las olía, como es el caso de mis adorados Phoenix, Grizzly Bear, Tame Impala, Fiona Apple, Band of Horses, The vaccines o esa gran sorpresa que fue saber hace dos días de la reunión de The postal service. Ello no ha evitado la emoción de ver nuestras sospechas hechas realidad, especialmente con estos últimos, quizás la propuesta que más ilusíón me hace ver, y que por ello acompaña esta entrada. Las sorpresas, The breeders celebrando los veinte años del fantástico "Last splash", Daniel Johnston o esos míticos The Jesus and Mary Chain a los que estoy deseando ver en directo.

Pero no todo son cabezas de cartel, porque observando lo que se denomina "la clase media" me encuentro con propuestas que me hace especial ilusíon ver. Woods o ese gran descubrimiento de finales de año pasado, Neko Case, esos Wild Nothing a los que debo un estudio en profundidad, Christopher Owens, Camera obscura o The see and cake, serían algunos nombres. Así como bandas nuevas o que hace muy poco que conozco y me son apetecibles como serían Diiv, King Tuff, Nick Waterhouse, Liars, Fidlar o Foxygen, para las que su presencia en el festival no es más que una oportunidad para darles un poco de cancha.

Aún así, nada está decidido, porque al explorar en el cartel aparecen nombres nuevos, redescubrimientos, segundas oportunidades y todo un marco de opciones musicales que hacen de estos meses todo un florecimiento musical, a la espera de que los horarios no nos estropeen demasiado los planes finales. Que, aún siendo así, nunca deja de ser, no este año, sinó cada año que pasa, el mejor festival del mundo. ¡Empieza la ansiada cuenta atrás!

Sleeping In by The Postal Service on Grooveshark

martes, 22 de enero de 2013

Chocolate girl - Francis White

Buceaba por mi spotify buscando una canción tranquila, preferiblemente folkie, una de esas canciones que apetece escuchar estos días tan fríos. De esos días en los que me pongo exigente pero no sé qué poner, sólo sé que me apetece poner una canción, y quería algo que no hubiera aparecido en el blog. Iba con la idea de escoger una chica, ya que son protagonistas en estos días tan fríos, y probablemente aparezcan en más de una entrada durante esta época. Pero finalmente me topé con una canción con la que tuve un flechazo hace pocos días y que me resulta ideal y apetecible para días como estos.

Se trata de uno de los temas de un jovencísimo cantante madrileño que quedó semifinalista en el concurso de bandas emergentes de Radio 3 Proyecto Demo, y que el pasado año publicó su primer disco, llamado "Calypso", donde encontramos tanto temas tranquilos de pop-folk sencillo y dulce como este como alguno que otro más guitarrero. Él dice encontrarse influenciado principalmente por la música británica, por bandas como Arctic Monkeys, The beatles o Richard Hawley, de los cuales sin duda toma su lado más tranquilo y lo desarrolla sin artefactos y con mucho sentimiento.

Qué tendrán algunas canciones que son tan sencillas, sin nada especial que las distinga de otras, pero que te van directas al corazón. Sientes que quizás seas la única que así la ha sentido, casi incomprendida, pero a la vez muy especial, te sientes incluso privilegiada. Quizás fuera su tremenda dulzura o su sencilla declaración, ese bonito "I want a girl to hug, I need a real one, who can eat chocolate cookies and knows how to have some fun" que constituye una oda al feliz día a día, a las cosas sencillas que nos hacen felices. A aquello que nos hace sonreír a diario.


viernes, 18 de enero de 2013

Vers le bleu / Par la peau / Le twenty-two bar - Dominique A

El primer concierto de este año era garantía de que iba a ser algo muy grande. Con la fecha apuntada en la agenda desde el pasado noviembre, tras perderme a Dominique A en el pasado Primavera Sound por culpa de ese doloroso solapamiento con Beach house, la suerte hizo que se me brindara una segunda oportunidad de verle en directo a la que no podía renunciar y que cumplió de sobras con toda expectativa. Ya sabéis que su último álbum fue uno de mis discos principales del pasado año, que fue gracias a él que finalmente me sumergí en su universo. Un universo donde la chanson francesa se fusiona de manera casi perfecta con el pop y el rock, donde hay espacio para la experimentación, para el juego, sin dejar nunca un sonido particular y único que hace fácilmente reconocibles las canciones de este fantástico cantante galo de larga trayectoria.


Llegué apurando al telonero a la sala Apolo, donde ya estaban bboyz con su mujer y su hijo mayor (que cuando sea mayor y consciente de todo lo que su padre le hizo ver de pequeño posiblemente alucine) en posición estratégica de buena visión, y tras alguna cerveza y buena conversación de espera, cinco minutos antes de lo previsto, salió Dominique al escenario acompañado de su banda. Supe pocos días antes del concierto que, al contrario de lo que sucedió en el festival y de lo que en principio esperaba (y deseaba) ver, esta vez iba a venir sin la sección de vientos que acompaña las canciones del disco. Aún así, quise ir, algo me decía que iba a ser igualmente bueno. Y aunque sí que se echaron de menos esos arreglos, especialmente en "Le convoi" y en "Rendez-nous la lumière", los temas del último disco que sonaron ("Vers le bleu", "Close west", "Contre un arbre", aparte de las mencionadas) lo hicieron contundentes y completos, demostrando que son grandes canciones por sí mismas. 


Debido a su amplia discografía y al hecho de que me fue imposible llegar a dominar sus canciones (unido a la terrible adicción que me provoca el último disco) me es difícil enumerar ni el orden ni los temas exactos que cayeron. A lo largo del concierto fue haciendo un viaje por la misma, desde los inicios de "La memoire neuve" con esa preciosa "Les hauts quartières de peine" que sonó en el bis o la mítica "Le Twenty-two bar" que no podía faltar; pasando por sus notables trabajos "Auguri", del que sonó mi favorito "Pour la peau" y ese enérgico "Le secret" que se encargaría de acabar el concierto en su segundo bis, y "L'horizon", del cual sonó su título homónimo, entre otras. Tanto "Immortels" como "Hasta que el cuerpo aguante", del anterior trabajo, "La musique", sonaron mucho mejor que en el disco, con mayor presencia de las guitarras que le dieron un punto de garra del cual carecen en grabación.



Esa interesante fusión musical descrita al principio es reflejada de manera enérgica sobre el escenario. Su evolución musical resulta evidente y clara, pero aún así sus canciones mantienen todas una misma esencia, una misma personalidad. Quizás sea por esa estructura de bases repetidas e intensificadas, la manera de construir las melodías o ese innegable aroma francés que finalmente lo impregna todo. Sea lo que sea, Dominique demuestra sobre el escenario lo que ya nos ha ido demostrando a lo largo de su carrera, que es, ante todo, un gran músico (acompañado por una buena banda, todo sea dicho, cuyo bajista resulta de lo más curioso). Un músico completo, con olfato para componer y experimentar correctamente. Que, además, y no es una obviedad ya que no todos pueden presumir de lo mismo, canta de maravilla, en una ejecución vocal que, sin tener tampoco demasiados matices diferentes, resulta más que correcta, fantástica, fusionada con sus temas, dándole un plus a su propia riqueza.


Para acompañar esta mini-crónica no puedo decidirme por una sola canción. Así que, como ya empieza a ser costumbre, tres temas van a hacerle de comparsa, y cada una de ellas tiene una razón para ser escogida, ya que reflejan diferentes aspectos del cantante francés que quisiera resaltar. La primera canción es, sin duda una de las mejores del último disco, de las más rockeras y completas a la vez; la segunda, mi gran sorpresa del "Auguri", esa canción de eleccción personal que pensaba que no tendría la suerte de escuchar en directo pero que finalmente cayó, sonando además de maravilla, una canción en la que se reflejan esos matices musicales comentados; y finalmente su mítica, "Le Twenty-two bar", porque es la que muchos esperaban escuchar en directo, esa canción tan francesa de sus inicios que contiene la base de toda su esencia, esa misma con la que ha evolucionado sin dejar atrás. Como toca con los grandes.

vers le bleu by Dominique A on Grooveshark

Pour la peau by Dominique A on Grooveshark

miércoles, 16 de enero de 2013

Little talks - Of monsters and men

Me resulta increíble mirar atrás y darme cuenta de que por estos días hace ya un año que nos fuimos casi todos los amigos a Zaragoza a ver a la primera de nosotros presentando el doctorado. Aparte de los miles de bonitos recuerdos que nos dejaron esos dos intensos días en los que la acompañamos y que no puedo evitar rememorar, es inevitable sentir (otra vez) la velocidad del tiempo transcurrido. Dos doctores más entre nosotros se sumaron y hoy le toca a una de mis mejores amigas, Eva, que entre aislamiento total y nervios infinitos aguarda el gran momento. Ese momento que yo voy camino de pasar en un tiempo aunque tenga la sensación de que nunca llegará (y las pocas ganas de que realmente suceda).

Este 2013 está destinado a ser un año de muchos cambios a mi alrededor. Un número significativo de amigos míos poco a poco, en goteo, irán abandonando la ciudad, quien sabe si por poco o mucho tiempo. De la misma manera que quizás yo también tenga que hacerlo en un tiempo, quién sabe, puede que en el fondo todo esto no sea más que una señal de que a mí también me tocará hacerlo. Siento como si una época, posiblemente la más bonita de mi vida, se fuera cerrando poco a poco y la incertidumbre cada vez copara más el ambiente alrededor. La perspectiva de no saber qué será de tu vida en dos años debería resultarme más inquietante de lo que realmente es, probablemente me haya acostumbrado a vivir con ello. Y como yo, muchos de nosotros sentimos algo similar. Aún así, reconforta saber que seguimos contando los unos con los otros, que el cariño persiste con los años y la distancia, y son tantos los recuerdos compartidos que tenemos para llenar horas y horas de sonrisas telepáticas.

Esta canción es obvio que va dedicada a ella. Porque se la puse en un recopilatorio hace unos meses y le encantó. Porque transmite el buen rollo y los ánimos que necesita para un día como hoy, y la sensación festiva necesaria para cuando todo haya pasado y sólo haga falta celebrarlo por todo lo alto. Porque empezará su cuenta atrás para volar al otro lado del mundo por un tiempo, y que será una de las personas a las que más echaré de menos tener cerca. Y porque esta es una grandísima canción que hace ya más de un año que entró en mi vida y que desde entonces sabía que le tendría que hacer un hueco en este blog. De unos islandeses con muchas ganas de hacernos sonreír con su pop-folk festivo y desenfadado, de su debut titulado "My head is an animal" publicado en Europa el pasado año.


lunes, 14 de enero de 2013

This picture - Placebo

El secreto muchas veces está en la mirada. La respuesta al "qué tendrá esa persona que no sé que es" podría reducirse en la mayoría de ocasiones a la mirada. Porque hay miradas que desconciertan, que te transportan a otro lugar, en las que podrías navegar y perderte sin darte cuenta. Miradas brillantes y sonrientes, profundas, oscurísimas e intensas o claras y misteriosas. Pero con personalidad, con lenguaje propio, con significado en sí mismas. O que lo significan todo.

El poder de las miradas, la magia de las miradas. Dos sencillos ojos que ejercen sobre ti un poder infinito, indescriptible. Que cautivan, que atrapan, que enganchan. Que vuelven a alguien único e inolvidable. Que se cruzan con la tuya y te hacen perder el sentido. Que juegan y engañan, que reconfortan y abrazan. ¿Quién no ha sentido nunca que caía en sus redes?

Quizás haga un tiempo que no sienta algo similar con una mirada pero sin duda es la clave de muchas cosas. Redescubrí esta canción como consecuencia de algo que comenzó con una mirada, hará algo así como un año, y desde entonces no he podido dejar de escucharla. Porque tiene algo tan adictivo como una buena mirada, porque me transmite mil sensaciones similares. Porque gracias a ella volví a introducirme en el universo de esta mítica banda de los noventa y me hizo caer finalmente en su embrujo. De su cuarto disco, "Sleeping with ghosts", del año 2003. Muy grande.


jueves, 10 de enero de 2013

Taste it - Jake Bugg

Muchas veces las sorpresas musicales nos vienen desde propuestas que tienen poco o nada de innovador. Quién me iba a decir que uno de los (pocos) discos de debuts que más me sorprenderían el año pasado sería algo tan nuevo y tan añejo a la vez. Y que vendría de alguien tan tremendamente joven, con una apariencia que de primeras no resulta nada llamativa. Pero aquí tenemos a este jovenzuelo de 18 años procedente de Gran Bretaña llamado Jake Bugg. Alguien que bucea entre los mejores sonidos folk norteamericanos y los mete en una coctelera con otros más británicos para dar lugar a una variada colección de canciones.

Porque ha parido un primer disco de esos en los que no puedes quedarte con sólo una canción. En el que combina momentos más movidos con otros más románticos y tranquilos. Con una voz (y una manera de cantar) que no puede evitar que nos recuerde a Bob Dylan, nos ofrece canciones que nos evocan a las bandas de toda la vida como The beatles o Ramones, como también a Oasis y otras bandas de brit pop. Una mezcla estimulante y clásica pero hecha con muy buen gusto. Demasiadas buenas influencias para que alguien tan susceptible como yo no caiga fácilmente en sus garras.

"Lightning bold" o "Two fingers", las dos primeras canciones del combo quizás sean las que más han aparecido por doquier, y posiblemente las mejores. Pero esta sencilla "Taste it" contiene toda su esencia y tiene algo que me resulta adictivo, por lo que finalmente es la que se lleva el gato al agua. Y porque me hace sonreír.

Taste It by Jake Bugg on Grooveshark

martes, 8 de enero de 2013

Longest day - Soulsavers

Trasteando por las listas que tengo por Spotify, me gusta bucear por aquellas en las que me dedico a ir guardando canciones al azar, aquellas que no siguen ningún criterio más que ser saco de aquellas canciones que de repente escucho en la radio, en un blog o en cualquier otro lado y deseo recordar. Aquellas que olvido una temporada y un día decido seguir rellenando. Y que al final del año resultan de lo más variado y, en su variedad, son capaces de hacerte sonreír al volver escucharlas y recordar algunas canciones que quedaron en la recámara.

Esta es una de ellas. Podríamos decir que ha sido la lista de 2012, la otra lista, la que contiene todas aquellas que en algún momento del año quise recordar y fui acumulando, y que con el año nuevo es momento de cerrar y empezar una nueva. Pero antes de hacerlo me apetece enlazarosla y que buceeis en ella, probablemente os llevéis alguna sorpresa, como me he llevado yo. Porque de ella quizás empiecen a salir canciones estos días, porque me apetece, aunque me cueste decidir cuáles.

Como para esta entrada, demasiadas opciones, pero al final una de ellas ganó por goleada. Porque se merecía estar en el blog, porque me acompañó en varios momentos a lo largo del año, y porque me da el temple y la tranquilidad que necesito para ir recuperando todo lo que dejé pendiente antes de irme de vacaciones. Para reemprender la rutina laboral con calma y sin estrés, dejándome llevar por la voz grave de Dave Gahan presente en ella y la emotividad de las cuerdas que lo acompañan, por su ligera oscuridad que le confiere una deliciosa profundidad.  Una pequeña joya que también nos dejó el año anterior.


domingo, 6 de enero de 2013

Gold dust - Jonathan Jeremiah

Quizás era, si no la más esperada, una de las mañanas que más anhelábamos que llegara. La noche anterior, hasta aquellos más guerreros para dormir nos afanábamos por estar bien temprano en la cama, aún con el chocolate y el roscón en el estómago y todos los caramelos de la cabalgata desperdigados por casa. Los zapatos estaban en el balcón, el dibujo que siempre les dejaba en el salón y confiaba en que mi madre se acordaría de dejarlo todo donde tocaba. Era difícil conciliar el sueño con los nervios pero al final el propio cansancio nos hacía caer. Y soñábamos, nos despertábamos a mitad de la noche, en más de una ocasión seguro que jurábamos haberlos oído. Cuidado, había que disimular que estábamos dormidos, ¡¡que si no pasaban de largo!!

Al día siguiente bien temprano salíamos disparados de la cama en dirección al salón con los nervios concentrados en el estómago. Y allí empezaba el festival de retirada de molestos papeles y embalajes, para descubrir bajo los mismos aquello que deseábamos. La muñeca de ese año, el circuito de tren con el que soñábamos, la bicicleta. Despertábamos a nuestros padres, cuya cara de emoción por ver nuestra ilusión disimulaba la sorpresa. Por un día nosotros éramos los protagonistas, tomábamos la ciudad con nuestras recientes adquisiciones, llenábamos los contenedores de cajas y cartones. Los que sois padres debéis disfrutar de lo lindo de revivir en vuestros retoños todo esto, pero desde el otro lado.

No hay nada como la ilusión. Es difícil crecer y mantenerla, pero hay que luchar por conservar algo de la misma cuando nos hacemos mayores, porque la vida sin ella es mucho más dura, más difícil. ¿Se puede vivir sin ilusiones? Posiblemente la respuesta sea tan sencilla como un no rotundo. Porque a lo largo de la vida el origen de la misma puede variar como las distintas etapas, pero nunca debe desaparecer. Y si en algún momento dudamos o pensamos que desapareció, no tenemos más que mirar atrás cada 6 de enero y acordarnos de todas estas cosas, emocionarnos y sonreír. Quizás encontremos el valor para volver a encontrarla en algo.

Disfrutad en este mágico día de esta preciosa canción, sencilla, evocadora y con un toque mágico. ¡¡Que tengáis felices Reyes!!


viernes, 4 de enero de 2013

Yet again - Grizzly bear

Los pequeños placeres recuperados. Sentir el olor del café por las mañanas, el gran sabor de la cocina deliciosa de mi madre, dormir sin interrupción hasta que te duela la cabeza, despertarme sonriendo, tener la mente clara, que el malestar haya desaparecido, volver a respirar al aire libre (aún sintiendo que han bajado las temperaturas), dar los últimos paseos por tu ciudad. Que al final no te haya importado que los planes que tenías para estos días cambiaran. Sentir que el año empieza ahora de verdad.

¿Y por qué no aprovechar este primer mes para recuperar todos aquellos temas de 2012 que quedaron en el tintero? Pues sí, porque me apetece. Como el ritmo de esta pequeña delicia de género difícil de definir que aún me tiene alucinada. Aprovecho con esta canción, ya que fue uno de los instigadores para que empezara a escuchar ese magnífico disco, para presentaros el nuevo blog de nuestro amigo JMHulme, tras haber sido cortada literalmente su estupenda carretera, ahora ya no tenéis excusa para no seguir disfrutando de sus textos.



miércoles, 2 de enero de 2013

Varúð - Sigur Rós

"Tengo sabía que el tiempo transcurre de manera irregular. En su origen es uniforme, pero, cuando se consume, se transforma en algo irregular. Ciertos periodos de tiempo son terriblemente largos y pesados; otros, breves y ligeros. Y, a veces, el orden de los acontecimientos se altera y, en los momentos críticos, incluso desaparece. También se le añade lo que debería añadírsele. Al regular el tiempo a su capricho, la gente quizá regule su propia razón de ser. En otras palabras, al realizar esas operaciones, logran conservar a duras penas la cordura. Si tuvieran que aceptar el tiempo vivido de manera uniforme y secuencial, sus mentes no podrían soportarlo. Sus vidas serían igual que una tortura. Así pensaba Tengo.
 
Gracias al ensanchamiento del cerebro, las personas han adquirido la noción de temporalidad, pero, al mismo tiempo, han aprendido la manera de alterarla y regularla. Las personas consumen tiempo sin cesar y, paralelamente, reproducen el tiempo que su conciencia ha regulado. No es una tarea sencilla. Resulta natural que el cerebro consuma el cuarenta por ciento de la energía total del cuerpo."

1Q84 (Libro 1) - Haruki Murakami

En este inicio de año de planes invertidos, entre delirios febriles, una cabeza a punto de estallar y un malestar físico que poco o nada tiene que envidiar a cualquier apaleamiento, hallo consuelo y cura en horas de series, películas y en las páginas de este cautivador libro de Murakami, que va ganando a medida que avanzan las páginas. En una de esas sesiones me topé con este sencillo texto que, por alguna extraña razón, me gustó. El poder de la percepción del tiempo, la base de nuestra vida en sus olas. Porque una de las sensaciones más acuciantes del año que hemos dejado atrás es una tremenda rapidez del tiempo.

Porque a medida que me hago más mayor siento como si el tiempo fuera aumentando su velocidad de forma casi exponencial. Los meses pasan en un suspiro, y con varios suspiros pasa un año y se te escapa de las manos. Miles de planes quedan en el tintero, como tantas canciones quedaron en simple proyecto y nunca llegaron a tener su entrada. Como esta joya del último y algo irregular disco de la formación islandesa, que me acompañó en varios momentos y quiero recuperar para inaugurar 2013 en el blog (que vendrá acompañado de alguna sorpresa que ya os comentaré más adelante), para que me sirva de cura física adicional con toda su suavidad y su delicadeza. Y con ella empezar de una vez bien el año.