Han pasado ya dos semanas desde que empezó el festival y es el momento de cerrar de una vez todo este monográfico y todo aquello relacionado con el Primavera Sound, airear un poco el blog y salir de esta burbuja de la que cuesta tanto desengancharse. Han pasado dos semanas y ya podemos empezar a escuchar otras cosas, desintoxicarnos poco a poco de lo que quedó atrapado en el modo bucle de nuestros múltiples reproductores de música y continuar con nuestra vida.
Pero no quería acabar sin dar cuatro pinceladas de lo que fue la jornada del domingo. Una jornada en la que tocó vencer al cansancio como fuera para acercarnos a la pequeña sala BARTS para los conciertos más esperados por nuestra Viola, que tuvo su día especial de Primavera este año en la jornada extra del festival. Mi reclamo personal era, sin duda, ver a Julie Doiron en directo, algo que me hacía especial ilusión. Pero en realidad todo estaba enmarcado en una fiesta especial de aniversario del sello Acuarela, con conciertos de dos grupos a los que conocí gracias al concierto en sí y sobretodo gracias a unos emocionados Viola y bboyz que consiguieron transmitirme su entusiasmo hacia esas dos pequeñas bandas noventeras, The Orchids y Come. Dos bandas casi totalmente opuestas, colocadas a principio y final de los recitales, pero que supusieron toda una sorpresa para mí, cada una en su estilo. Y entre medios, un show acústico de Antonio Luque, alias Sr. Chinarro, por lo que no podía ir mal la velada.
Con ansias por no quedarnos fuera quisimos Viola y yo acercarnos a la BARTS bien temprano, para acabar tomando tranquilamente un café en una terraza contigua, donde se nos unió un majísimo Estanis, del blog Picadura de abeja, y acabar haciendo la cola que no queríamos por absoluto despiste, donde nos encontró bboyz. Qué más dio cuando vimos que aquello, afortunadamente, no se llenaba, y que podíamos estar en primera fila. Arriba, en las gradas, lleno absoluto, testimonio del patente cansancio que provoca tres días de festival y que yo aún no sé cómo sorteé. Los conciertos fueron pequeños aperitivos de 45 minutos de duración, suficientes para saborear todas y cada una de las delicias sonoras que se nos ofrecieron. Empezó la tarde con unos simpáticos The Orchids que de primeras me parecieron físicamente como si mi padre reuniera a sus amigos para tocar en el garaje, algo realmente muy divertido. Ello les dio un toque aún más entrañable, si cabía, a sus canciones pop dulces y suaves, que nos hicieron sonreír y volver a movernos, aumentando de intensidad y de ritmo a medida que avanzaba el setlist y dejando para el final esa joyita que es "Peaches", de la que me enamoré a primera escucha hace ya unos meses y que me apetece que sea la que acompañe este post.
Llegaron JMHulme y Vanessa y la cosa tomaba un carácter de reunión familiar de final de fiesta que no habíamos tenido aún en todo el festival. Salió entonces una Julie Doiron embarazadísima de siete meses de su cuarto (!!!) hijo acompañada por un guitarra. Con la guitarra enganchada a su tripa no podíamos evitar pensar en las sensaciones desde el vientre materno que puede tener ese niño. Mientras tanto, una encantadora, agradecida y sonriente Julie hizo un repaso a casi toda su extensa discografía, de la cual sólo conozco dos de sus álbumes pero de los cuales me hizo mucha ilusión escuchar dos de mis favoritas, una "Last night" que sonó un tanto más acelerada y "The longest winter". Una auténtica delicia.
Empecé a sentir un profundo cansancio en mis pies a la hora del concierto de Sr. Chinarro, así que decidí irme hacia las butacas y disfrutar sentada de la selección acústica que nos ofreció. Otra vez me volví a emocionar con "Babieca" en acústico, me resulta imposible no hacerlo por muchas veces que la escuche, y disfruté especialmente con la dura "Los ángeles", "Tímidos" o "Una llamada a la acción". Siempre es un placer escuchar a este hombre en directo, aunque echara de menos su parloteo y su socarronería habitual, probablemente víctima de los estragos físicos que provoca el festival, donde ya había actuado la noche anterior.
No fue hasta el último concierto de la noche, el de Come, que no se llenó un poco la sala. Era el momento de volver a bajar para llevarme la gran sorpresa de la noche. Quizás porque había echado en falta en mi ruta festivalera alguno con garra e intensidad guitarrera de verdad, la propuesta de esta banda de Boston me sentó de maravilla. Sin conocer casi ni una canción, me vi envuelta de repente en una atmósfera sonora de guitarras dolorosas e intensas que me calaron todo el cuerpo, lideradas por Thalia Zedek, una mujer que es casi el polo opuesto a la dulce Doiron, como bien describe Viola en el post dedicado a estos conciertos y al que os recomiendo que echéis un vistazo. Con voz de cazalla y aspecto descuidado, dota de la guinda final de personalidad a la potente propuesta de esta banda. Quizás no me ponga ahora a escuchar sus discos, quién sabe, pero lo cierto fue que vencieron a mi cansancio de un plumazo e hicieron que el último concierto de este Primavera fuera algo muy especial.
Quién sabe si hubiéramos tenido fuerzas para aguantar para Deerhunter en la contigua Apolo a la 1.30 de la noche, pero la larga y quieta cola que había para entrar quizás fue una señal del destino de que no hacía falta probarlo. Porque además fue sustituído por un bonito final de festival en forma de charla-cena-cerveza con bboyz y Viola que fue el broche de oro para un gran día y, por extensión, a un gran festival. Porque no deja de ser el mejor fin de semana de todo el año. Esperaremos impacientemente hasta la próxima edición, algunos ya con el abono en nuestro haber. Mientras tanto, la vida continúa. ¡Hasta la próxima!
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