Inocencia tardía. Tiernos sonrojos y sonrisas escondidas. Aquellas de los trece años, cuándo nos quedábamos mirando a aquel chico que nos gustaba pero al que nunca nos atrevíamos a decirle nada. Porque quizás no sabíamos qué decir, ni tan sólo qué hacer. Miedo a enfrentarse con su mirada, quizás tan inocente como la nuestra, tan muerta de miedo como la nuestra, que quizás también evite la nuestra sin que nos demos cuenta. Porque quizás, sin saberlo, entrábamos en aquel eterno juego de las miradas que jamás se cruzan, que jamás están destinadas a hacerlo. Al menos en la inocencia de mis trece años, probablemente distinta de la de muchos otros a mi alrededor, las cosas no podían ser de otra manera, costaba que fueran de otra manera, en aquellos momentos en los que la ensoñación superaba a la realidad, en los que nos hacíamos mayores en nuestra imaginación, pero no en nuestra realidad.
Cuando me reencontré hace unas semanas en una discoteca con esta preciosa canción, que tanto sonaba durante mi adolescencia, sonreí y decidí que tenía que pasar por aquí un miércoles. Y al volver a escucharla ahora, me evoca esa misma tierna inocencia de los primeros amores, que probablemente no fueran más que tiernos sueños románticos para algunos de nosotros, incapaces de llevarlos más allá. Porque rezuma dulzura e inocencia en cada una de sus notas, en esa melodía alegre que empieza tranquila y se carga de energía en el estribillo, al más puro estilo años noventa. Un tema que quizás fuera muy trallado en su momento, pero que muchos años después sigue despertando miles de sonrisas, miles de sentimientos. Que me encantaba en su momento y me encanta recordar muchos años después, cuando mucha de esa inocencia ya desapareció, aunque quizás aún quede algún remanso en algún lugar de mi alma. Espero que os guste.
Me gustaba mucho esta canción, tengo dos discos de los Wannadies y ando como loco desde aquellos tiempos buscando un single que contenía una versión del Blister in the sun de los Violent Femmes.
ResponderEliminarLas miradas de la pre-adolescencia eran inocentes pero mucho más sinceras que las miradas de muchos adultos cargadas de connotaciones negativas. Besets.
Rememberizada y redisfrutada. Gran regalo, gracias.
ResponderEliminarJohnny, te confesaré que los tengo cero controlados y que finalmente sólo conozco (o recuerdo, que esa es otra...) esta archiconocida canción. Dulce como pocas, me alegro de que a ti también te gustara tanto.
ResponderEliminarY tienes toda la razón, es lo bonito de esas miradas, precisamente, esa enorme inocencia. De tanto en tanto va bien rememorarlas e incluso buscarlas para refugiarse de aquellas llenas de connotaciones negativas, como bien dices.
Me alegro de que finalmente llegarais a tiempo y disfrutarais tanto del concierto, mira que si no llega a ser por lo de Mishima al final me hubiera venido. Ya verás que le he dedicado una extensa entrada al disco de Mishima, una oportunidad para que los conozcas, a ver qué te parecen :-)
Molts besets!!!
Sergi, pues yo feliz de que te haya gustado tanto recordarla, además canciones tan alegres y dulces como estan sientan de maravilla.
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